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Pedro del Cura, alcalde de Rivas Vaciamadrid

Pedro del Cura, alcalde de Rivas Vaciamadrid, en una imagen de archivo en el despacho de Alcaldía durante una entrevista (©Diario de Rivas)

Este miércoles, Pedro del Cura oficializará su renuncia a continuar al frente de la Alcaldía de Rivas Vaciamadrid, para dar el testigo a su compañera Aída Castillejo. Una decisión que coincide con el momento en que se cumplen ocho años desde que asumió el cargo, el tiempo máximo que se comprometió a estar desempeñando las tareas de alcalde. Del Cura atendió a Diario de Rivas momentos después de anunciar esta decisión, tras la cual se reincorporará a su puesto de trabajo como funcionario municipal.

Hoy deja usted la alcaldía de Rivas Vaciamadrid y el acta de concejal, ocho años después de coger el bastón de mando de la ciudad en mitad de una tormenta política…

Pues sí. Yo cogí la alcaldía en un contexto de crisis económica en el Ayuntamiento, de crisis política e institucional, y de mucha confusión política en ese momento de revuelo, con la irrupción de Podemos, la refundación de Izquierda Unida… Y me encontré en un relevo que no era el que a mí me habría gustado. Llegué a un despacho vacío, sin papeles, sin poder recoger el testigo de manos de nadie. Y me prometí a mí mismo que eso yo no lo iba a hacer. Y que iba a intentar dar el relevo de esta ciudad en las mejores condiciones posibles, en lo referente a la ciudad y al Ayuntamiento y en lo referente a quien vaya a traspasar la vara de mando. Y en eso he estado trabajando todo este tiempo: en que Rivas sea un proyecto de mayorías sociales y que estas tengan su expresión en el gobierno. Por eso también tomé la decisión de que los salarios fueran los mismos tanto si se era del gobierno como de la oposición, para retribuir el compromiso, más que la responsabilidad. Y es importante lo que ha mejorado este gobierno con la suma de IU-Equo-Más Madrid, Podemos y el PSOE, desde que se incorporaron estos últimos al gobierno. Tenemos el único municipio donde toda la izquierda que existe gobierna junta, y gobierna bien; las valoraciones de los vecinos son muy positivas; la situación económica del Ayuntamiento es muy buena, la mejor que hemos tenido nunca, y la inversión y la gestión que se está haciendo está avalada por los datos. Se dan buenas condiciones, ya que no hay ruidos, broncas ni escándalos, para dar el relevo a otra compañera. Aída tiene experiencia, fuerza y ese saber hacer de cuidar al entorno de los compañeros y compañeras de gobierno, a la gente que trabaja en el Ayuntamiento y a los vecinos y vecinas de Rivas. Ese saber que cualquier problema de un vecino de Rivas es tu problema y te tienes que dedicar a él, independientemente de que lo tengas en el listado de competencias o no. Eso es a lo que me he dedicado y he querido transmitir todo este tiempo. Había que hacerlo con cautela, pero tampoco quería que nadie se distrajera un minuto: aquí hay que seguir trabajando, y por eso vamos a hacer el cambio prácticamente de un día para otro. Todo el mundo se mantiene en sus puestos, los acuerdos políticos también se mantienen, los repartos de tareas y de trabajos, y pasado mañana yo estaré poniéndome al día de las tareas que me correspondan en la concejalía de Infancia y Juventud. Y tan contento, porque tengo buenos compañeros y es el trabajo que más me gusta, prestando servicio a los vecinos y vecinas de Rivas.

En 2014, cuando asumió la alcaldía de Rivas, un tema recurrente era la deuda que arrastraba el Ayuntamiento de la ciudad, que alcanzó sus cotas más altas en aquellos años, superando entonces los 1.400 euros per cápita. En 2021 la deuda de Rivas era de 441 euros per cápita. ¿Cómo ha evolucionado la situación económica del municipio en estos años?

No solo ha sido la deuda, sino que además no hemos dejado de invertir: mientras bajábamos la deuda, hemos construido colegios, edificios públicos… Solamente en esta legislatura hemos hecho la mayor inversión pública de la historia de la ciudad con remanentes y fondos europeos. Y lo hemos hecho siendo muy rigurosos. Las cuentas que los vecinos y vecinas pagan con su IBI hay que gestionarlas con absoluta pulcritud. Hemos pasado de conflictos y deudas en la EMV a construir vivienda en alquiler, teniendo el mayor parque de vivienda pública de nuestro país. Se puede reducir deuda haciendo bien las cosas, mejorando la eficiencia energética y ahorrando costes, como por ejemplo con la compra directa de energía y la inversión en renovables, que ha supuesto un ahorro en el coste de los consumos; de manera que ahora, que viene el pico, tenemos algo más de colchón. Y parece que esto depende de un alcalde que tiene la ciudad en la cabeza y que es un hacha en la gestión; pero no. Aquí hay un equipo que tiene repartidas las tareas, en las áreas centrales del Ayuntamiento, que ha hecho una buenísima gestión, y que ha destinado los fondos públicos a lo que era necesario. Y por si nos equivocábamos, siempre hemos sometido esas decisiones a nuestros vecinos. Existe una comisión de vigilancia de la gestión económica, del Consejo de Ciudad; se somete a los consejos sectoriales, y la inversión se somete a los presupuestos participativos. Tenemos incluso un sistema para que, si nosotros nos equivocamos, porque no somos infalibles, haya un control ciudadano paralelo que prioriza los elementos de gestión. Eso ha funcionado, y es uno de los éxitos de esta ciudad, que las decisiones siempre están de alguna manera auditadas por parte de la población que quiere participar, y es una garantía. Y las grandes decisiones económicas también pasan por el Pleno del Ayuntamiento.

Pedro del Cura, en la rueda de prensa en la que anuncia su dimisión. A la izquierda, Aída Castillejo

Pedro del Cura, en la rueda de prensa en la que anuncia su dimisión. A la izquierda, Aída Castillejo (foto: Diario de Rivas)

Nada más renovar la alcaldía en 2015, puso en marcha la campaña ‘Rivas lo merece’, centrada en una serie de objetivos a conseguir para la ciudad. Siete años después, ¿cuál es el balance?

‘Rivas lo merece’ era la hoja de ruta que los vecinos nos habían dicho que teníamos que seguir. Son los resultados de la encuesta que hacemos periódicamente, esa suerte de ‘CIS’ ripense en el que los vecinos identifican cuáles son sus problemas. Y esas son mis principales ocupaciones. Y en aquella época, los principales problemas eran el acceso a la M-50, la sanidad, la educación y el transporte. Y eso fue lo que hicimos: ponernos al frente de lo que los vecinos nos planteaban. Ha sido un trabajo de mucha lucha. Primero fue la pelea del colegio de La Luna, que construimos, y después Ayuso se negó a que continuáramos, y aún sigue sin terminar. Pusimos los cimientos para pelearnos por el acceso a la M-50, que todo el mundo nos negaba: Fomento decía que lo pagara la Comunidad, la Comunidad que lo pagara Fomento, y los dos, a veces, que lo pagáramos los vecinos de Rivas. Ahora vamos a tenerlo, y sin pagarlo de nuestro bolsillo, porque no habría sido justo. Teníamos también el centro de salud, con la parcela cedida, los acuerdos hechos, que decían que iban a licitarlo de manera inmediata, y aquí estamos. Y teníamos cedida la parcela de la residencia pública de mayores, y ahí está. Nosotros acabamos de ceder la parcela del proyecto de cohousing, que tiene que ver con contribuir desde la acción municipal a soluciones habitacionales de las personas mayores, pero esa residencia pública sigue siendo un descampado. Y luego en transporte público hemos hecho mucho trabajo: una ciudad que crece con inversiones en carril bici, uso de la bici eléctrica, paradas, teniendo en agenda urbana las propuestas de la nueva estación de José Saramago y el cubrimiento de las vías del Metro. Todo lo que depende de la colaboración con la Comunidad de Madrid ha tenido un parón en seco que hace que los principales problemas de esta ciudad tengan que ver con competencias de otra administración. Y lo que he hecho hasta ahora, y recomendaré a mi sucesora, es buscar siempre el acuerdo institucional, el poner los medios que sean necesarios desde Rivas para que eso sea una prioridad, y si no lo consigue, que movilice a la gente y lo pelee. Porque Rivas ha demostrado que, cuando las cosas se pelean, se tarda un poco menos o un poco más, pero se consiguen.

A nivel de infraestructuras, el cubrimiento de las vías del Metro es un asunto recurrente en el que no ha habido avance…

El proyecto de cubrimiento de las vías del Metro irá en breve para su aprobación a Junta de Gobierno y será uno de los ejes fundamentales de nuestra agenda urbana. Va a suponer tener un parque lineal de conectividad peatonal y de transporte de las diferentes áreas del municipio, especialmente de Rivas Este con Rivas Centro. Pero requiere la concurrencia de Metro, que es el titular de la línea, y en principio no tienen mucho interés. En breve firmará la próxima alcaldesa el protocolo de agenda urbana, uno de cuyos proyectos es el cubrimiento de las vías del Metro. Tendremos el proyecto antes de que acabe la legislatura y lógicamente espero que en la próxima, en la Comunidad, haya consejeros y consejeras más porosos a los problemas del Sureste de Madrid, y no solo a los de quienes viven en la carretera de La Coruña.

Una de las medidas más sonadas y polémicas de los últimos tiempos ha sido la paralización de las licencias de obra nueva residencial, que ahora va a prorrogarse un año.

Lo que es polémico es que para hablar de urbanismo y de modelo de ciudad, en lugar de que lo decida el alcalde con los promotores de suelo, aquí lo decide la gente. Y hemos tenido el mayor apoyo y participación ciudadana en un proceso de toma de decisión que ha habido en la historia de Rivas. Habrá a quien le parezca poco o mucho, pero el antecedente es ese y, por lo tanto, eso es un mandato. Y cuando nosotros sometemos algo a consulta de nuestros vecinos, nosotros mismos nos tenemos que vincular a ello. Y la ciudadanía dijo que Rivas tenía que rediseñar su modelo de ciudad, y para eso hacen falta tiempo e ideas. Nosotros estamos recogiéndolas para ver los instrumentos urbanísticos que generen el futuro de esta ciudad, y por lo tanto lo que hacemos es prorrogar el mandato de nuestros vecinos. Si luego hay intereses de algunas familias o constructoras, podemos procurar, donde no va a haber grandes modificaciones estructurales, y tengamos ya algunas licencias en tramitación, intentar no fastidiar a nadie. Esto es para que los vecinos y vecinas de Rivas decidamos libremente, sin tener las grúas en la cabeza, y el ladrillo subiendo, cómo queremos que sea la Rivas del futuro. Y eso se tiene que hacer parando. Y somos la única ciudad de España que ha parado las licencias. Eso me ha supuesto a mí muchas denuncias, contenciosos, algunas enemistades con gente poderosa de la construcción, pero todo eso ha quedado en nada. El tiempo ha demostrado la legitimidad, el poder popular que representa el Ayuntamiento como expresión de la voluntad de los vecinos y vecinas ha hecho las cosas bien y tenemos derecho a tomar las riendas de nuestra ciudad, y que un chico o chica del Foro Juvenil o el Consejo de Mayores puedan decidir cómo quieren que sea esta ciudad, lo que les gusta y lo que no. Y cómo se puede cambiar, y qué se debe cambiar. La ley nos permite una moratoria de otro año y la vamos a hacer, porque todavía no tenemos ese proceso tan bonito que se abre ahora. No estamos parado de trabajar, pero es un mandato incontestable de los vecinos y tenemos que seguir cumpliéndolo.

Pedro del Cura, durante la celebración de las fiestas de Rivas Vaciamadrid 2022 © Fernando Galán

Otra de las asignaturas pendientes es la Cañada Real, que a estas alturas debería estar desmantelada, aunque hace poco se le ha dado otro impulso…

La Cañada ya tiene una hoja de ruta. Antes no la tenía; antes tenía un pacto, una ley, y nada más que incertidumbre. Ahora hay una hoja de ruta que se llama derecho a la vivienda, inversión pública para garantizar que la gente pueda acceder a una vivienda en cualquier barrio de la Comunidad de Madrid. Eso es clave. La Cañada no se va a resolver definitivamente hasta dentro de una década, y pensar otra cosa sería de ingenuos, pero si todas las administraciones ponen fondos para garantizar que la gente puede salir de ahí, esa es la solución. Y* yo me siento muy orgulloso de haber participado, primero, para que hubiera un pacto, fundamental para garantizar que todas las fuerzas políticas y todas las administraciones suscribieran un acuerdo, cosa que no había ocurrido nunca en la historia de la Comunidad de Madrid; y que además ahora, en ese acuerdo, todas las administraciones estemos participando de forma conjunta y coordinada para la solución definitiva de la Cañada en todos sus sectores. Me gustaría que fuera más rápido, pero una vez que está en el raíl, lo ideal es que vaya avanzando.

¿Con qué se queda de estos ocho años como alcalde?

No lo he pensado mucho. Hemos hecho muchas cosas, algunas con cierta épica, como cuando ganamos a los bancos la ‘sentencia de las hipotecas’, o a las compañías de seguros que cobraban a los vecinos dos veces la tasa de bomberos. Hemos tenido algunos éxitos: frente a las constructoras cuando han querido parar la voluntad de los vecinos, y nos han dado la razón con la suspensión de las licencias… Pero también hemos cuidado las pequeñas cosas, lo que dicen los vecinos en el Observatorio de la Discapacidad, o el Servicio de Quejas y Sugerencias sobre su barrio o su calle. Yo me quedo sobre todo con un modelo de entender la política, de entender que todo lo que les pasa a los vecinos y vecinas de Rivas le pasa al alcalde, y da igual que sean uno, cinco o centenares: eso te tiene que ocupar tiempo y la gente tiene que sentir que quien está en las instituciones realmente le representa. Aunque a veces no se pueda resolver el problema concreto o llegar a todo. Pero yo no me quedaría con nada físico. Más que alguna obra, cosa o actuación, aunque he participado en la construcción de muchas cosas de la ciudad, me quedaría con una forma de entender la política que creo que, además, no se va a extinguir con mi ausencia, sino que va a quedar ahí. En los plenos se nota la forma de relacionarnos, de tratarnos, de tener ‘fair play’, de hacer política con respeto y reconociendo las ideas de los demás. Y luego, dentro del equipo de gobierno, saber que esta es la prioridad, que nos la marcan los vecinos y vecinas de Rivas. Esa manera de entender la política, las relaciones en este ámbito y algo que les digo a todos y le he dicho a Aída muchas veces: que somos los representantes de los vecinos en el Ayuntamiento, y no los representantes del Ayuntamiento ante los vecinos. Aquí estamos para que las cosas cambien y se transformen, no quedarnos en la autocomplacencia de que llevamos mucho tiempo gobernando y las cosas funcionan. Aquí hay que venir con un pensamiento de cambio, de mejora, de autocrítica, y creo que esa cultura la tiene el equipo de gobierno, la va a tener la próxima alcaldesa, y va a permitir, con la impronta que ella le dé, que todo esto mejore. Además con ese modus operandi de lo que es el servicio público, de ser concejal de tu pueblo, porque creo que esa es la sustancia que hace que las cosas mejoren, esta ‘pócima’ de esta ‘aldea gala’.

¿Qué le ha quedado por hacer? ¿Qué tareas pendientes le deja a Aída Castillejo en esta nueva etapa?

Hay una hoja de ruta clara: el marco de agenda urbana. Lo hablábamos en el debate del Párate a Pensar. Los vecinos nos han dicho que no perdamos el trazo largo, y nos han dicho qué modelo de ciudad queremos, aunque tengamos que estar gestionando la coyuntura y el día a día. Aída ha participado de eso, del día a día de la gestión, y yo siempre digo que con el cargo no viene el conocimiento; que hay que leer y dejarse asesorar, que tenemos muchas líneas de trabajo maravillosas y un modelo de ciudad que es referencia en todo el Estado. Y la espina que tengo clavada es no haber dado más las gracias a toda la gente que se ha dejado la piel trabajando para Rivas y no haber podido atender alguna queja, reivindicación o necesidad porque no ha sido posible o no he llegado a tiempo. Pero al fin y al cabo, voy a seguir formando parte de este proyecto. No siento que me voy y abandono un proyecto porque me voy a otro sitio, sino que sigo formando parte de él desde otro rol: he estado como alcalde y luego estaré aportando como militante y trabajador. Por tanto, no es una despedida del trabajo. Antes de ser concejal y alcalde yo ya me sentía comprometido con este proyecto; he tenido el privilegio de liderarlo durante ocho años, y ahora como vecino y militante tendré el privilegio de contribuir. Y la alcaldesa me tiene a su disposición y podré aportarle ideas y propuestas si las quiere tener en consideración.

¿Cree que lo hará?

Ella tiene el derecho a tomar sus propias decisiones y a equivocarse como me he podido equivocar yo. Pero yo siempre he tenido el apoyo de mi grupo, apoyo y lealtad absoluta por parte del resto del equipo de gobierno y la lealtad institucional de todas las fuerzas políticas, incluidas las de la oposición. Ahora, que estoy en el otro lado, lo que me toca es devolver esa lealtad. Y si ella quiere tenerlo en cuenta, bien, y si no, cualquier decisión que tome Aída cuando se siente en este despacho será una buena decisión.

Lo que no abandona usted es la política, ya que seguirá militando y ha mostrado su apoyo a Sumar, el proyecto de Yolanda Díaz…

Yo siempre he estado vinculado a ese proyecto. En la Federación Madrileña de Municipios he coordinado el grupo confederal, he sido vicepresidente de la Red de Municipios por el Cambio… Siempre he estado en los espacios donde la izquierda trabaja junta de manera colaborativa. Y eso lógicamente lo voy a seguir haciendo, ya como militante. Tengo la suerte de tener un puesto de trabajo al que poder volver, y eso fue lo que me llevó a tomar la decisión de entrar en política, teniendo la garantía de que no dependo de un cargo ni de una decisión de partido para ser autónomo en las decisiones que tomo. Mi familia se ha visto privada de mi tiempo y atención, pero como militante que soy, mi vida no se entendería sin la política, y también saben que voy a estar involucrado en los proyectos de este país. Y este proyecto de Yolanda nos interpela a todos, especialmente a los que participamos de este espacio. El día 8, cuando se presente Sumar, yo estaré allí, en un perfecto segundo plano, porque el protagonismo lo tiene que tener la gente y que Yolanda escuche y tome nota. Muy pocos políticos escuchan y toman nota: van a los sitios a hablar, a que les escuchen, pero este es un proceso inverso y por eso hay gente que no termina de entenderlo. Y los demás tenemos que estar allí al servicio y a la orden, y yo me voy a implicar en todo lo que pueda para que Yolanda Díaz sea la próxima presidenta del Gobierno, para que Mónica García sea la próxima presidenta de la Comunidad de Madrid, y para que Aída Castillejo sea la próxima alcaldesa de Rivas. Eso es a lo que me voy a aplicar como militante y, con el tiempo y los conocimientos que tenga, estaré a disposición de lo que necesiten.

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