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Monolito espiral Rivas Vaciamadrid

Monolito espiral Rivas Vaciamadrid (©Fernando Galán)

El obelisco denominado ‘La espiral’, ubicado en la confluencia entre las avenidas de Covibar y los Almendros, y la calle del Electrodo, cumple 15 años. Diario de Rivas recupera con sus creadores e ideólogos la controvertida historia de este monumento que se ha convertido en el símbolo del municipio.

Tal y como describió a Diario de Rivas Javier Herreros, arquitecto de RH Estudio, Investigación y Proyectos, y diseñador de este hito patrimonial, el monumento simula el prisma de un yeso espejuelo —se relaciona con la composición geológica del suelo ripense— como un elemento simbólico identificable desde la carretera y desde la ciudad que se estaba creando. «También trabaja la idea de comunidad, que no se ha perdido en Rivas como en otras ciudades. Un concepto público en el que el trabajo de todos hace que las cosas asciendan«, continuó.

La estructura, planteada con la geometría de una espiral de 137 toneladas de peso articulado en tres piezas, establece una doble base (un primer sustento de mampuesto pétreo y un segundo pie realizado con una plancha de hormigón) que está engarzada con el resto de la estructura urbana que representa la rotonda, componiendo un juego de contrapesos con el talud de la carretera que permite izar el fuste de la columna hasta los 50 metros de altura. Este fuste está formado por dos elementos volados de 11,5 y 19 metros, respectivamente, compuestos de un esqueleto de hormigón revestido por una malla metálica que, a modo de ‘piel’, quiere simular el reflejo del yeso al incidir el sol sobre su superficie.

 

Obras de instalación del monumento 'La Espiral', en Rivas Vaciamadrid (Fuente: RH Estudio)

Obras de instalación del monumento ‘La Espiral’, en Rivas Vaciamadrid (Fuente: RH Estudio)

 

Cada tramo está articulado a su vez por secciones articuladas al estilo de las cuadernas de un barco, calculando el peso y las dimensiones que permite la posición del hito y la fuerza del viento. En el diseño de este elemento de ascenso se planteó crear un remate (se estudiaron diversas posibilidades: una representación del facetado de los cristales yesíferos, una tapa de cerramiento o un tratamiento progresivo a base de perforaciones en el fuste que provocase un efecto de difuminación de la estructura hasta que se desvaneciera en el entorno).

La Espiral también cuenta con una fuente monumental como elemento que aporta frescor al conjunto, está íntimamente ligado al proceso físico-químico del yeso y supone un contrapeso al calor del tráfico y al ruido de los motores de los coches.

El Consistorio instaló originalmente un sistema de iluminación nocturna gradual que generaba un haz de luz blanca entre nubes de agua pulverizada. Sin embargo, este sistema técnico fracasó porque generaba demasiado reflejo, lo que podía ser peligroso para el tráfico y molesto para los vecinos, y hubo que cambiarlo posteriormente por un sistema de iluminación mediante franjas de luz que generasen tonalidades a partir de los colores primarios.

 

Plano arquitectónico de la rotonda donde se emplaza 'La espiral' (Fuente: RH Estudio)

Plano arquitectónico de la rotonda donde se emplaza ‘La espiral’ (Fuente: RH Estudio)

 

El conjunto se ubicó en la primera rotonda de acceso al municipio que se creó desde la vía de servicio de la A-3 en su punto kilométrico 15, después de 18 meses de obras, que concluyeron en enero de 2006. El monumento se incluyó como parte del proyecto de obras y fue llevado a cabo por la empresa adjudicataria del contrato. La instalación fue muy aparatosa —se tuvo que encajar y atornillar casi a mano todo el conjunto, a pesar del tamaño del monumento— porque hubo de realizarse en dos fases por las dimensiones del hito, cerrando el túnel de acceso a la ciudad.

Monolito espiral Rivas Vaciamadrid

Monolito espiral Rivas Vaciamadrid (©Fernando Galán)

El ‘pirulo’

Según explicó a Diario de Rivas el entonces concejal de Política Territorial, Alfredo Pelegrín, la idea era «crear un hito de alta visibilidad, fácilmente visible desde la autovía, que simbolizase el nuevo Rivas Vaciamadrid que estaba creciendo en el Sureste«. De tal manera, se pretendía que los viajeros de la autovía nacional dejaran de asociar la naciente ciudad con las dos referencias visuales hasta entonces perceptibles desde la carretera, que eran el símbolo del restaurante McDonald’s y la estación de servicio de Repsol.

En su lugar, “nos planteamos un elemento emblemático que sirviera de icono, de entrada, de puerta a la ciudad que estábamos convirtiendo en referencia y en hecho diferencial en España por nuestros servicios públicos, nuestra política de vivienda y nuestra planificación urbanística. Todas las civilizaciones antiguas construían en este sentido un monumento que ascendía hacia el cielo, en forma de espiral y aquí quisimos hacer lo propio con un enfoque artístico más moderno que sirviese como símbolo e identidad de la ciudad”, añade el exalcalde José Masa, a consultas de este periódico digital.

 

Infografía de aspecto e iluminación original de 'La espiral' de Rivas (Fuente: RH Estudio)

Infografía de aspecto e iluminación original de ‘La espiral’ de Rivas (Fuente: RH Estudio)

 

Lo cierto es que, con el tiempo y el advenimiento de la crisis económica, el significado del monumento cayó en el olvido y se asoció ‘La espiral’ con la burbuja inmobiliaria que arrastró al país (y con él, también al municipio) a la profunda crisis económica que se inició en 2007. Así, fue rebautizada con apelativos como ‘el pirulo’ o ‘el pepelito’, en referencia, esta última, a que se hizo en época del alcalde Masa. También fue seleccionada en varias encuestas populares en medios de comunicación (en plena furia popular contra las construcciones de la época de la bonanza económica) como uno de los monumentos más feos de la Comunidad de Madrid.

Pero, sobre todo, se criticó su coste presupuestario, cercano al millón y medio de euros (por comparar con otras estructuras similares de la época, el obelisco de Calatrava de Madrid costó 14,5 millones de euros, de los que la capital aportó 5 millones), que se consideró un gasto superfluo, aunque esta valoración se produciría muy a posteriori. Sin embargo, su carácter icónico ha quedado en el imaginario colectivo: su morfología ha sido incluso utilizada en logotipos e imágenes por parte de entidades que buscan evocar la ciudad de manera visual, y hay quien lo considera uno de los símbolos más representativos de Rivas Vaciamadrid.

 

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