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Una consulta popular llevada a cabo por el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid ha determinado que el nuevo colegio que está previsto para el municipio lleve el nombre de la primera maestra nacional del pueblo tras la Guerra Civil, Mercedes Vera. Diario de Rivas reconstruye la historia de esta profesora, que fue represaliada por el franquismo.

“Aún la recuerdan las vecinas de 60 y 70 años que fueron sus alumnas con mucho cariño, porque mi madre hizo siempre lo que pudo para que los niños estuvieran educados, a pesar de las circunstancias. Amaba la enseñanza y defendió siempre los derechos de la mujer. La llamaban ‘la Señorita’”. Quien habla es Antonio Martínez Vera, exalcalde de Rivas Vaciamadrid (1978-1987) e hijo de la maestra a la que las próximas generaciones recordarán tras haberse elegido su nombre para el próximo colegio que se construirá en la ciudad.

Mercedes Vera nació en 1907 en Madrid y pronto surgió su vocación como maestra. Con 18 años, comenzó a ser maestra nacional en pequeñas escuelas de pueblos de Guadalajara (Budia. Chiloeches, Marchamalo, entre otros). De ideas republicanas, la Guerra Civil la sorprendió en Budia. Tras la contienda, fue objeto de depuración por el Gobierno franquista, como muchos otros maestros de la Segunda República, y tuvo que dejar de ejercer. Las razones esgrimidas por la comisión depuradora fueron que era laica, estaba casada por lo civil, era afiliada del Partido Socialista y enseñaba ideas contrarias a la religión y a la patria. De tal manera, emigró con sus familiares, primero a Bácares (Almería) hasta 1942 y, luego, a Lorca, período en el que logró la reapertura de su expediente para su revisión y fue aportando documentos que desmintieran las acusaciones que provocaron su depuración. Ya en 1944, cuando el franquismo ‘abrió la mano’ y levantaron algunas depuraciones, fue destinada a El Esparragal de Murcia. Allí enseñó a muchas mujeres a leer y a escribir para poder tener correspondencia con sus maridos en situaciones similares a la suya.

Documentos: así fue el proceso de ‘depuración’ y rehabilitación de Mercedes Vera

En el año 50, Mercedes ganó la plaza vacante como maestra nacional de Ribas del Jarama, en la finca de El Porcal, donde estaban la escuela y el ayuntamiento, y allí se trasladó con su marido y sus hijos. En esos momentos, estaban en construcción los edificios más significativos del nuevo casco urbano de Vaciamadrid. Quedaban aún nueve años para que todo el ámbito estuviera totalmente urbanizado y se pudiera hablar del renacimiento del pueblo.

De tal manera, comenzó una labor pedagógica en el municipio que se extendió durante dieciocho años. La inauguración del casco hizo que se trasladara al pueblo e implantase el grupo escolar (la actual casa de asociaciones del Casco), a pesar de las paupérrimas condiciones en las que aún vivía la población. En 1968, cuando murió su marido, pidió el traslado a Madrid y ejerció en un colegio de la calle de Diego de León. En 1973, tras el asesinato de Luis Carrero Blanco a poca distancia de su colegio, volvió a trasladarse al Colegio Ciudad de Valencia de Santa Eugenia, donde trabajó hasta su jubilación en 1977, con 70 años, como decana del centro. Falleció en el año 2000 y los vecinos ripenses, entre ellos, algunos de sus compañeros de trabajo, la recordaron con un homenaje.

Su hijo Antonio concluye: “Mi madre fue una mujer luchadora y muy adelantada a su época. Tuvo unas ideas muy abiertas y nunca se arrepintió de haberlas defendido a pesar de la depuración. Hizo su labor pedagógica sin que nunca le importase la ideología de los padres de los niños a los que daba clase. Creo que es de justicia que dé nombre a un colegio por todo lo que luchó para que los vecinos aprendiesen y el pueblo prosperase”.

 

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