Rivas Vaciamadrid cuenta con tres árboles singulares catalogados como tales por la Comunidad de Madrid: el chopo de Don Sergio y los álamos blancos de la Presa del Rey. Se trata de los últimos supervivientes de zonas boscosas centenarias que fueron devoradas en el desarrollismo por la actividad agrícola e industrial. Diario de Rivas ha investigado su historia para conocer a estos ‘ancianos’, que han visto la transformación del municipio desde los orígenes del pueblo hasta la ciudad que es hoy.
El chopo de Don Sergio (Populus nigra) es el ser vivo más anciano de todo el municipio, con más de 150 años de edad, según explicó a este periódico Felipe Ruza, subdirector general de Recursos Naturales de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid. Catalogado en 2015 dentro del grupo de ejemplares vegetales singulares de la región, cuenta con un nombre que es un homenaje a uno de los trabajadores del Parque Regional del Sureste, Sergio García, que fue encargado del servicio de conservación y mantenimiento de este espacio verde, por su buen hacer en las labores de cuidado y conservación de la zona. Formaba parte de una chopera que desapareció por la explotación maderera derivada de los trabajos en las graveras de la zona.
Este veterano ha sido el principal motor de recuperación ambiental del Soto de las Juntas, que fue durante décadas una zona de extracción de arenas y gravas y que, con el paso del tiempo y el fin de estas actividades, inició un proceso de renaturalización, formando un ecosistema lacustre, en el que la Comunidad de Madrid ha participado restaurando el paisaje e introduciendo especies propias de las zonas de ribera.
Este chopo, de 29 metros de altura, situado a pocos metros del río Manzanares, es el ser vivo más grande del ámbito y, gracias a su avanzada edad, su estructura está colonizada por multitud de hongos e insectos, con abundantes oquedades que son el hábitat ideal para generar alta biodiversidad (de hecho, según los análisis técnicos regionales tiene la máxima potencialidad en este sentido). Además, su enorme copa de 19 metros de diámetro permite que se haya gestado a su alrededor una abundante vegetación de ailantos. Durante la tormenta ‘Filomena’, el Chopo de Don Sergio resultó gravemente afectado por la nieve, ya que una de sus ramas principales se partió, aunque su vida no corrió peligro. No obstante, como medida preventiva, el Instituto Madrileño de Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra), realizó clones de este vetusto ejemplar arbóreo.
Altares y alcaldes
Los otros dos árboles más ancianos de Rivas se encuentran junto a la Presa del Rey y son dos álamos blancos (Populus alba) de más de cien años, una edad elevadísima para esta especie, de rápido crecimiento y escasa longevidad.
Formaban parte de una alameda centenaria que se extendía desde lo que hoy es El Porcal hasta la Presa del Rey. Fue talada en su práctica totalidad en los años 60 del siglo XX, cuando la finca cambió de propietarios y se procedió a modificar su explotación, incide Antonio Martínez Vera, exalcalde de Rivas Vaciamadrid y vecino de la localidad desde hace siete décadas. Ambos álamos fueron incluidos en el catálogo regional de ejemplares vegetales singulares en 1992, a pesar de sus fuertes pudriciones, por su senectud y por sus alturas, de 24 y 27 metros, respectivamente. Ambos se encuentran a día de hoy en una situación crítica, pero no resultaron afectados por la tormenta de nieve del mes de enero de 2021, según fuentes de la Comunidad de Madrid.
Tal y como muestra el inventario regional, estos árboles también cuentan con una denominación. El catalogado como número 1 es el ‘Álamo de los Altares’, probablemente relacionado con la familia Altares, una de las más antiguas de Vaciamadrid. Tanto Martínez Vera como Juan José Castell, presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo de Rivas Vaciamadrid y vecino del municipio desde los años cuarenta del siglo XX, coinciden en que la denominación tiene esta procedencia, anterior a la guerra civil, probablemente vinculado a Félix y Lorenzo Altares. No obstante, este extremo no ha podido ser confirmado a este periódico por Luis Altares, concejal socialista y descendiente de aquellos.
El ejemplar número 2 lleva por nombre el ‘Álamo del Alcalde’, dado que era tradicional que allí se reunieran los alcaldes de la población, a modo de un antiguo espacio de asamblea. Martínez Vera concreta que ese apelativo ya existía desde antes de la guerra, pero que ya no se usaba en época republicana, ni franquista. Castell concreta que, antes de estas denominaciones, el ámbito de los álamos blancos era conocido como el de ‘El chopo de la gitana’, frente al otro lado de la finca, donde se situaba la famosa ‘Casa del árbol’, así conocida por estar situada junto al enorme olmo centenario que presidía la entrada a El Porcal, junto a la carretera del puente de Arganda a Chinchón, y que fue destruida en la batalla del Jarama en febrero de 1937, tal y como informó la Asociación Cultural Prima Littera.
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Buen artículo.
El chppo de don Sergio de encuentra a pocos metros del Manzanares y a bastantes más del Jarama.
Gracias, José Manuel. En efecto, ha sido error nuestro. Ya está corregido. ¡Un saludo!