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Estatua 'Los exiliados', de Rafael Segovia (Fuente: Diario de Rivas)

Estatua ‘La puerta de la Historia’, de Rafael Segovia (Fuente: Diario de Rivas)

La escultura ‘La puerta de la Historia’, situada frente a la Casa de la Música de Rivas Vaciamadrid, en la avenida de la Técnica, es una de las más obras más complejas a nivel conceptual de la ciudad. Diario de Rivas habla con su autor, Rafael Winglet, para conocer el homenaje a las víctimas que inspira este conjunto.

Una onda se abre y se cierra a las puertas de la Casa de la Música, en función del punto de vista en que se mire. Siete tubos paralelos en recuerdo de las siete notas musicales dibujan una escena de arte óptico que se transforma en reja o en cerradura que abre la vista a otra percepción, en explosión rítmica, en rastro de onda, en pasado presente en el presente. Una experiencia plástica, táctil y auditiva con intención de catalizador emocional en la que los niños juegan para entrar en contacto con el arte y la identidad.

Se trata de la obra ‘La puerta de la Historia’, de Rafael Segovia-Winglet, creada entre 2006 y 2007. Es la primera escultura pública de este artista plástico ripense que, casi rozando la etnografía, trabaja la dialéctica entre la memoria, la Historia y la imagen de los pueblos para aportar dignidad a la marginalidad desde la mezcla del academicismo realista, la fantasmagoría fantástica y el ‘underground’. La parte más influyente de su carrera se ha desarrollado en Francia, donde ha participado en ciclos en espacios culturales de la talla del Centro Pompidou o los museos de Lyon o Montpellier. Además, y especialmente, es un autor de referencia entre los colectivos cercanos al exilio tras la Guerra Civil española, con trabajos de referencia relativos a las migraciones por causas bélicas en la Junquera. La obra, de 3,2 metros de diámetro, está fabricada en acero inoxidable reforzado con estructuras interiores. Está alineada en paralelo con el Valle de los Caídos para reforzar el mensaje vinculado a los represaliados.

“Provengo de familia de exiliados y, cuando elaboré esta obra, quise ofrecer una visión abstracta del sufrimiento, de la marginación de los invisibles. Quería abrir una puerta a la Historia desde una narrativa distinta, más allá de los macrodiscursos de la Iglesia y el Estado. Desde los márgenes de los hechos para conseguir que estos reverberen. Investigué qué hace patrimonio en Rivas como forma de generar un nuevo territorio con significado -patrimonio simbólico-, qué otorga identidad en la época posmoderna. Esta escultura se instaló en los límites de la ciudad, en un no espacio, con lo que el relato cuadraba. Investigué sobre los 232 fusilados durante la Guerra Civil en Rivas. Sobre los que sufrieron en el Jarama y la represión posterior, en especial en el Valle de los Caídos. E intenté plasmar de forma abstracta un catalizador histórico no violento, no explícito de todo ello”, explica Winglet a este periódico.

Piedra del Real Sitio de Felipe II en Vaciamadrid (Fuente: Diario de Rivas)

Piedra del Real Sitio de Felipe II en Vaciamadrid (Fuente: Diario de Rivas)

A los pies de la escultura, el Consistorio mantiene una de las piedras que formaron parte de la residencia de caza que Felipe II hizo construir a orillas del Manzanares a la altura de Vaciamadrid como primera escala del Real Canal de Navegación, que pretendía unir Madrid con el océano Atlántico mediante la transformación del río Tajo y algunos de sus afluentes en un curso fluvial navegable.

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