Así es el reloj de sol del Parque de Asturias, el segundo más grande de Europa

  El reloj de sol del parque de Asturias de Rivas Vaciamadrid, en Covibar, es el segundo más grande de Europa de sus características, tras el de Zaragoza, y el cuarto más grande del mundo (tras los de Jaipur y Alberta).

Fue diseñado por Alberto de Juan y Seva San Martín, profesor del departamento de Agronomía de la Universidad de Sevilla y exdirector de Parques y Jardines del municipio ripense, y se inauguró el 23 de marzo de 2003, sobre un espacio para el que antes se proyectó un templete. Se trata de un reloj de sol horizontal con un gnomon (objeto guía cuya sombra se proyecta sobre la escala graduada que marca el tiempo y cuyo ángulo está relacionado con la latitud del propio reloj) de 10 metros de largo y 6,48 metros de altura en forma de vela latina (una metáfora de la recogida de la luz para la medida del tiempo, como las velas recogen el viento para hacer avanzar un barco) circunscrito dentro de un gran círculo de 50 metros de diámetro (equivalente a la plaza de toros de Valencia, por ejemplo). En su interior, marca en dos relojes semicirculares al este y al oeste de la guía (condicionados por la anchura del gnomon y separados por una línea que marca el meridiano y el norte geográfico) las horas en números romanos, las estaciones del año, las doceavas de la elíptica (o, lo que es lo mismo, los signos del zodíaco). Está calculado de tal forma que permite saber la hora oficial de España, a pesar de que no coincida con la solar. Según explica a Diario de Rivas De Juan, “el reloj trata de simbolizar el paso del tiempo. Como en ‘Alicia en el país de las maravillas’, se puede jugar a saltar sobre las horas”. La construcción del reloj de sol del Parque de Asturias fue muy compleja. La pieza del gnomon es una estructura de vigas de acero laminado forrado con una ‘piel’ de acero corten para resistir al viento. Es tan grande y pesado que no podía trasladarse en camión y se tuvo que hacer todo el trabajo de soldadura en la propia meseta de hormigón armado del parque de Asturias, para luego elevarlo con grúas a su posición actual, que cuenta con una base reforzada. Para su posicionamiento, se calcularon la latitud y la longitud del punto de partida de las marcas horarias con GPS, por entonces una tecnología de uso incipiente en obras de ámbito civil. Alrededor, se habilitaron cuatro caminos que confluían en el complejo y se plantaron varios cinturones vegetales para complementar la semántica del ámbito: rosas y adelfas rojas y blancas en honor a los colores del municipio; una plantación de tamarindo sobre visillos vegetales a espaldas del gnomon; chopos para elevar la vista al cielo y prunus para estabilizar todo el conjunto.   El Ayuntamiento de Madrid realizó más tarde una réplica del mismo a menor escala en el parque Juan Pablo II del distrito de Hortaleza. Otras noticias: El PP critica el deterioro del reloj de sol, el zigurat del parque Bellavista y otros elementos singulares de Rivas La memoria del cementerio de Rivas Mercedes Vera: la historia de ‘la señorita’ de Rivas