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El duelo es el dolor, la lástima, la aflicción o el sentimiento que una persona tiene ante un fallecimiento. Es, también, una respuesta natural del cuerpo y la mente ante una pérdida irreparable de un ser querido.

El duelo tiene varios grados de intensidad según la dureza de la muerte. Una muerte repentina conlleva un duelo más intenso de lo normal, frente a un duelo por enfermedad, ya que en este último caso las personas allegadas van asimilando con el tiempo la posible pérdida de ese familiar, incluso pueden llegar a despedirse de él. Además, las muertes repentinas pueden estar rodeadas de un ambiente trágico con gran violencia, como los accidentes de tráfico, asesinatos, suicidios o catástrofes naturales, y eso puede hacer aún más difícil afrontar esa gran pérdida.

Duelo por muerte repentina

La vida puede cambiar en tan solo un segundo. En una muerte inesperada surge, por tanto, otro desafío añadido: afrontar innumerables pensamientos y preguntas que se apoderan de la mente. Lo primero que le ocurre a una persona que se encuentra en esta situación es que se siente aterrada, hecha pedazos y con un sentimiento de negación e incertidumbre, unido a una sensación de irrealidad: «¿Por qué?», «¡Es imposible!», «¡No será él/ella, acabamos de hablar por teléfono!», «¿Por qué me ocurre esto a mí?», y una infinidad de preguntas más que no paran de repetirse una y otra vez, provocando un enorme caos en nuestro cerebro y nuestras emociones. Desde Tanatorio Funeraria de Rivas explican las claves para poder afrontar las emociones en una situación de tanto dolor sobrevenido.

Tanatorio Funeraria de Rivas

1 – ASUMIR LA SITUACIÓN. La clave para afrontar esta primera situación es asumir que así son las cosas: no hay respuesta comprensible que responda a las preguntas de la mente en período de duelo. Cuando ya se ha borrado de la cabeza el «¿Por qué yo?», «¿Por qué me pasa esto a mí?», «¿Por qué él/ella?», empieza a asimilarse el suceso, a ordenarse la cabeza. Y esto es lo más importante de todo: asimilarlo. Este proceso es sólo cuestión de tiempo.

2 – COMPRENSIÓN DE LA MUERTE. Es en ese instante en el que las personas se dan cuenta de que la muerte puede llegar en cualquier momento; así, empiezan a comprender la realidad de su existencia: la muerte puede ocurrir en el momento menos esperado.

3 – RESPONSABILIDAD. Aunque no se puede hacer nada por cambiar esa situación, es frecuente que haya una sensación de culpa por ese fallecimiento, por la falta de comprensión y la imposibilidad de encajarlo. («Si hubiese llegado antes a casa, él no habría…»)

4 – SALUD. Una vez que se asume que esa persona ha fallecido y que no va a volver, empieza la fase de preocupación por los demás que ahora están a cargo de uno. Solo se piensa en cómo sacar adelante a la familia que deja atrás esa persona que se ha ido. Por eso, la siguiente clave es preocuparse de uno mismo: es habitual la falta de apetito, pero aun así se debe comer. Hasta que no se consigue recuperar uno mismo, no se es capaz de sacar adelante a los demás: hijos, padres, hermanos, etcétera.

5 – DEJARSE AYUDAR. Para avanzar en esta fase de duelo por una muerte repentina es muy importante dejarse ayudar. No decir que no a nada. Aunque no se tengan ganas de hacer cosas y de quedar con otras personas, hay que dejarse ayudar y aconsejar.

6 – APOYO PROFESIONAL. El sentimiento de no saber cómo afrontar el duelo, uno solo o con los más allegados, puede hacer, en el peor de los casos, que se caiga en depresión o en abuso de alcohol y/ o drogas. Por eso, lo mejor es solicitar ayuda profesional o buscar grupos de apoyo donde expresar las emociones junto a otras personas que estén pasando también por situaciones similares.

7 – APOYO FAMILIAR O DESAHOGO. Es difícil, pero hay que hacer un esfuerzo para salir ratitos de casa, a pasear, tomar café, etcétera; y, sobre todo, es muy importante el contacto con los seres queridos para tenerlos de apoyo y poder desahogarse. Es necesario verbalizar los sentimientos y estados de ánimo, un hábito vital para salir poco a poco del estado de duelo.

8 – POSITIVISMO. No es algo que se haga adrede: sale de forma natural. Una vez superado todo lo negativo, empieza a verse todo con otros ojos y se ve el lado positivo de las cosas. («Podía haber sido peor, si hubiésemos ido los dos en el coche ahora mis hijas serían huérfanas»). 

9 – SENTIRSE AFORTUNADO/A. Se empieza a valorar lo bueno que se tiene, hijos, amigos, familia, etcétera, y también haber tenido la suerte de compartir los buenos momentos con la persona que ya no está.

10 – FE. Lo más habitual es que haya una pérdida de fe, entre quienes la tenían anteriormente, que con el tiempo se recupera, ayudando de esta forma a la persona a que vuelva a salir adelante.

Corona con forma de corazón Tanatorio Funeraria de Rivas

Cada duelo es diferente y, por tanto, el tiempo que dura cada fase del duelo repentino varía mucho de unos a otros. Tanto las personas como el tipo de muerte pueden hacer que la duración y la intensidad del duelo sean de una forma u otra; por eso siempre hay que hacer todo lo posible para salir adelante.

Según explica Esteban Fernández, gerente de Tanatorio Funeraria de Rivas, «en nuestro día a día, hacemos todo lo que está en nuestra mano para que las personas que vienen a nuestras instalaciones estén lo más reconfortadas posible. Disponemos de un servicio de psicología 24 horas que ponemos a su disposición, si es necesario, para ayudarles a afrontar las primeras horas del duelo de la manera más llevadera».

Tanatorio Funeraria de Rivas

C/ Madera, 30. Rivas Vaciamadrid

Teléfono: 675 730 508

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