Las armas ‘olvidadas’ de la Batalla del Jarama

De la Batalla del Jarama no solo quedan las trincheras. Decenas de artefactos de la Guerra Civil yacen aún olvidados en Rivas Vaciamadrid y el sureste, con su carga explosiva todavía en buen estado, a la espera de que alguien los localice y avise a la Guardia Civil para que los retire. Planeta Rivas muestra los últimos hallazgos de la contienda en la zona y explica lo que hay que hacer (y lo que no) en caso de toparse con uno de ellos.

Granadas, proyectiles de artillería, minas antitanque… Los artefactos explosivos de la época de la Guerra Civil que quedan ocultos entre la maleza del sureste podrían contarse aún por decenas. Los datos son elocuentes: cada año, entre 10 y 15 artefactos de aquella contienda son localizados en el área formada por Rivas Vaciamadrid, Arganda del Rey, San Martín de la Vega y Morata de Tajuña; y esto es solo la punta del iceberg. «En Brunete y Villanueva de la Cañada, que también fueron frentes de la Guerra Civil, se construyen muchos chalets, y prácticamente cada vez que los operarios remueven la tierra, aparece algún artefacto», explica a Planeta Rivas el sargento 1º Domingo, jefe del Grupo de Especialistas en Desactivación de Artefactos Explosivos (GEDEX) de la Guardia Civil en Madrid.

«En cambio, en la zona del sureste es más frecuente que algún agricultor los descubra cuando pasa con el tractor, o que los encuentre algún paseante», añade. Este año, en los meses de enero y febrero, se han producido cinco hallazgos de artefactos de la Guerra Civil en el sureste. En concreto, han sido localizados cuatro proyectiles de artillería en San Martín de la Vega y una granada de mortero en Arganda del Rey, en la zona de los Cortados.

El ‘goteo’ de descubrimientos de artefactos de hace 80 años no cesa y, por eso, el sargento 1º Domingo considera «fundamental» saber qué hay que hacer en caso de toparse con uno. «En primer lugar, hay que avisar a la Guardia Civil (llamando al 062 o al teléfono de emergencias 112) y señalizar de alguna forma (una piedra o rama, por ejemplo), el lugar donde se encuentran», apunta Domingo. En caso contrario, puede que, cuando la persona que encontró el artefacto en cuestión regrese acompañada de los agentes, invierta tres o cuatro horas dando vueltas por la zona y no logre encontrar el lugar exacto. «Nos ha pasado alguna vez», afirma Domingo. Así, una vez que los agentes acceden al objeto, lo fotografían y toman las referencias de la fecha, la hora y el lugar del hallazgo, para después detonarlo de forma segura.

Pero más importante si cabe que saber cómo actuar en estos casos es saber lo que no hay que hacer. Aunque hayan transcurrido 80 años de la Batalla del Jarama, la mayoría de estos objetos pueden conservar en buen estado su carga explosiva de trilita o TNT. Aortunadamente, los accidentes con artefactos de la Guerra Civil no son frecuentes, pero «cada dos o tres años se produce alguna explosión por manipularlos». El sargento 1º narra cómo los GEDEX han sido testigos de algunas imprudencias. «En alguna ocasión alguien ha recogido el artefacto y nos lo ha traído en coche al cuartel», afirma. Incluso, hay quien ha encontrado una granada de mano o de mortero olvidadas en un desván o un trastero tras heredar una propiedad de alguien que, probabemente, «se lo llevó de recuerdo a casa». «Transportar este tipo de objetos a un medio urbano es peligroso», insiste el sargento.

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