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Trazado de los colectores que darán servicio a La Fortuna y al Cristo de Rivas

Trazado de los colectores que darán servicio a La Fortuna y al Cristo de Rivas (imagen: Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid)

El Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid acaba de retomar, después de varios años de parálisis debido a la crisis económica, el proyecto de construcción de dos colectores, uno de aguas pluviales y otro de aguas fecales, que darán servicio a los desarrollos en los sectores de La Fortuna y Cristo de Rivas. La obra, que costará 16,5 millones de euros, será financiada por los promotores que ostentan la propiedad de los terrenos. El Consistorio también exige, «con la ley en la mano», a las personas propietarias de la urbanización La Villa del Olivar «el pago que les corresponde», que asciende a unos mil euros por vivienda. El vecindario afectado se niega, ya que considera que la zona «está ya consolidada». Diario de Rivas muestra en este reportaje los detalles del proyecto, cuyos trabajos arrancarán en los próximos meses.

La nuevas infraestructuras de saneamiento arrancarán en la rotonda de la avenida de las Víctimas del Terrorismo, cercana al colegio Mario Benedetti, una vez que se tramiten los permisos del Canal de Isabel II. En este punto se encuentra un tanque de tormentas que funciona como aliviadero para recoger las aguas pluviales cuando estas exceden la capacidad del alcantarillado. Las instalaciones, que se encuentran ahora al descubierto, serán cubiertas con un espacio verde para mejorar el entorno, cifrándose el coste de este ‘nuevo’ tanque de tormentas en 6 millones de euros.

Desde este punto partirán dos colectores, que costarán otros 10 millones de euros: uno de aguas pluviales y otro de aguas fecales. En la actualidad, existen sendas tuberías destinadas a este fin que conectan con el colector unitario (única tubería para aguas fecales y pluviales, tal y como se construían anteriormente) que ya da servicio a Covibar I. Este ‘desvío’ se trataba de una solución «provisional» hasta que se construyeran los nuevos colectores previstos en estas obras. Las dos nuevas tuberías discurrirán hacia la A-3 en paralelo, por detrás del colegio Mario Benedetti, a lo largo de 1 kilómetro de recorrido; en total, 1.650 ml, de los cuales 950 serán en hinca y cuyos diámetros oscilarán entre los 1,8 y 2 metros, ya que la legislación exige que sean «visitables».

Una de las características que encarecen esta obra, según explican desde el Consistorio, son las infraestructuras que deben cruzar estos colectores. Así, las dos tuberías atravesarán la zona de la Cañada Real, para lo cual se hace necesario comunicar las obras a las personas que habitan esta zona. Después, ambos colectores pasarán bajo las vías del TFM (línea 9b de Metro), dos gasoductos y a unos 3,5 metros por debajo de la M-50, que en este punto discurre en bajada. Todo ello hará necesario realizar hincas en pendiente constante y túneles que en algunos tramos discurrirán a 15 metros de profundidad.

Una vez que las tuberías hayan atravesado por debajo la M-50, que tiene unas zonas de servidumbre de dominio público, dejarán de discurrir en paralelo. Así, el colector de aguas pluviales buscará el arroyo de los Migueles aprovechando una vía pecuaria, donde ya está preparado el punto de vertido. En cuanto a la de las aguas fecales, prolongará su recorrido cercano a la M-50, pero sin penetrar en terrenos privados para evitar expropiaciones. Después, esta tubería enlazará con el colector Vicálvaro I, que conecta con la depuradora, y conectando también en este punto con el colector de Covibar I para darle más capacidad, lo cual redundará, indican los servicios técnicos, en una mejora del tratamiento de los residuos fecales de la zona a la que ya da servicio.

Y es que, según explican técnicos de infraestructuras pertenecientes al Área de Urbanismo del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, estos colectores que funcionan actualmente están ya «muy saturados», por lo que, en el caso de continuar entregándose más viviendas en el Cristo de Rivas y La Fortuna, se hace necesario construir otros nuevos cuanto antes. Así, después del ‘parón’ de la construcción en estos nuevos desarrollos de la ciudad, ocasionado por la crisis, se ha retomado el proyecto de los nuevos colectores, que ya estaba previsto en 2004, ante la expectativa de que se incremente el número de habitantes en la zona, que, según está recogido en el Plan General de Ordenación Urbana vigente y en los planes parciales, llegaría a un máximo de 30.000 personas en el Cristo de Rivas y otras 10.000 en La Fortuna. Los nuevos colectores darán servicio, además, al Polígono Norte, una zona industrial prevista en un futuro en esta parte del municipio.

Conflicto vecinal

En el Pleno municipal celebrado a finales del pasado mes de enero, y después de un año de negociaciones, se aprobó el convenio de financiación de estas obras, que ha sido suscrito por el Ayuntamiento de Rivas y por 12 promotoras propietarias del suelo en la zona. Según explicó la concejala de Urbanismo, Ana Reboiro, durante la sesión, son los promotores, como propietarios de los terrenos, quienes tienen la obligación de costear los 16,5 millones de euros que requieren estas infraestructuras de saneamiento. Es, precisamente, este requisito legal el que ha ocasionado un conflicto con las personas propietarias de las viviendas de La Villa del Olivar, urbanización situada en el número 1 de la calle de Simone de Beauvoir. Y es que, tras la compra de las viviendas hace casi una década, se disolvieron las cooperativas que habían construido los pisos y la propiedad se dividió de manera horizontal. Según explican desde el Consistorio, las cargas urbanísticas relacionadas con la obligación de costear los saneamientos de la zona quedaron reflejadas en las escrituras, por lo que ahora les correspondería abonar la parte proporcional correspondiente a la propiedad del suelo que ostentan. Esto supone que tendrán que abonar en torno a mil euros por vivienda, indican fuentes municipales. 

Así las cosas, las personas propietarias de las viviendas de La Villa del Olivar se han negado a abonar estos importes y a suscribir el convenio. Según explica su abogado, Natalio López, «entendemos que la zona está consolidada y las obras de urbanización necesarias ya hechas, ya que, de lo contrario, sería imposible vivir aquí con normalidad». Y ejemplifica: «En ocasiones los ayuntamientos deciden realizar obras nuevas una vez consolidadas las zonas, pero estas se costean vía impuestos, no con la carga directa del importe a los propietarios. Por ejemplo, si de repente decide ensanchar las calles, porque considera que son estrechas, el ayuntamiento puede hacerlo, pero costeándolo con cargo a las arcas municipales». Desde Urbanismo indican que «la carga urbanística para sufragar la ejecución de los colectores y tanque de tormentas no deriva de la firma del actual convenio. La misma se encuentra recogida en la Memoria Justificativa del PGOU de Rivas Vaciamadrid aprobado en el año 2004. Dichas infraestructuras tiene la consideración de red pública de infraestructura, y como tal deben ser sufragadas de acuerdo a lo establecido en la  Ley de suelo de Comunidad de Madrid 9/2001. Igualmente y previo al presente convenio, fue suscrito con fecha 15 de septiembre de 2008, por parte del Ayuntamiento y los entonces promotores/propietarios de los desarrollos afectados, el Convenio Urbanístico para la Ejecución y Cumplimiento de Obra de Infraestructura concerniente a la Red General de Saneamiento, Dicho Convenio ya recogía la obligación de los promotores/propietarios de ejecutar y sufragar las obras correspondientes a los Colectores de Pluviales y el Tanque de Tormentas. También se recogía que en caso de transmisión de las parcelas, los transmitentes deberían hacer constar a los adquirentes la existencia de dicha carga en la que los nuevos propietarios quedarían subrogados

La concejala, Ana Reboiro, insistió en el Pleno en que «estos vecinos, al igual que las promotoras, deberán pagar su parte», por lo que, «el Ayuntamiento, una vez agotadas todas las posibilidades de llegar a algún tipo de acuerdo, tendrá que iniciar acciones judiciales si no le queda más remedio; es un procedimiento que el Ayuntamiento tiene la acción de seguir, porque quienes tienen la propiedad de una vivienda tienen la obligación de asumir las cargas urbanísticas que les corresponden«. Por su parte, el abogado de la comunidad de propietarios de La Villa del Olivar apunta que sus representados «están dispuestos a negociar y a llegar a un acuerdo, pero siempre desde el planteamiento de que consideramos que la zona está consolidada y, por lo tanto, no están obligados a correr con este gasto».

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