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OPINIÓN

Antonio de la Peña

Antonio de la Peña

Doctor en Ciencias Biológicas, licenciado en Ciencias Geológicas y diplomado en Medio Ambiente

He leído en Diario de Rivas el artículo fechado el 14 de marzo de 2023, titulado: “Excrementos caninos en Rivas: cada mes se recogen 175 kilos ‘abandonados’ en las calles de la ciudad”. Este mismo asunto fue tratado hace 2 años, a mediados de 2020. Sorprendía la cifra de “coprotoneladas” que Rivamadrid proyectaba recoger en 2020: 6.5 toneladas de mierda (perdonen la expresión). Dos años antes, también, aparecían las boñigas caninas en Diario de Rivas, en agosto 2018, señalando que la caca no es abono.

El tema no por escatológico deja de ser importante. En todas las encuestas de carácter cualitativo realizadas en la ciudad desde hace más de 16 años aparece como un problema importante y prioritario del municipio. Se encuentra siempre dentro del top 10 de las quejas ciudadanas.

Rivas es amiga de los animales, pero no de sus excrementos. En nuestra ciudad, como en toda la comunidad autónoma (Telemadrid, 2022), hay más perros que niños de 10 años. Los niños cagan en sus casas. Los perros, también, pero en lugares de uso público. Salen precisamente para eso. Yo soy dueño de perro.

Aportemos datos. En Rivas, según la pirámide poblacional del Ayuntamiento, hay un total de 6.303 niñas menores de 10 años y 6.741 niños. Un total de 13.044 infantes. No está mal. Consecuentemente, según el dato “más perros que niños”, no es alocado suponer un total de 15.000 perros (censados y no censados). Un perro realiza, de media, 2 deposiciones diarias. Estamos ante unas 30.000 “caquitas”, y no tan “caquitas”, los 365 días del año. Estos seres sintientes no perdonan, ni olvidan, sus obligaciones gástricas. Están dotados de sensibilidad “depositora”.

Un perro de tamaño mediano defeca unos 600 gramos de excremento diario (unos 300 por deposición). La estimación es de 9 toneladas diarias de cacas de perros extraviados en Rivas cada día. 3.285tn/año de regalos caninos. Los 175 Kilos representan, tan solo, el 1.94% del total del “peso cacas”. El INE dice que son, al menos, un 10% las heces no retiradas del suelo público. 175 kg es muy poca cantidad recogida por los servicios municipales. No obstante, parece coherente la cifra de 6.5tn/año.

Sabiendo que se abandonan, al menos, un 10% de las cacas, dejamos sin recoger un 8% de las no retiradas por sus dueños. Pocas cacas me parecen si tan sólo se recogen esos 175 kg diarios. Cabe la posibilidad de que los dueños seamos muy limpios en Rivas… o que no se recoja ese 8% restante. Dejo esa interpretación al lector. Cada uno tendrá su opinión.

Sea como fuere, las cacas de los perros han sido objeto de debate en el Pleno municipal en, al menos, 4 ocasiones de forma directa, de soslayo otras muchas. Tanto es así que, cuando se abordaba este tema, o salía a colación, me refería a él como un clásico debate ripense. Ni campañas de conciencia, ni “pipicanes” por todas partes. Estas medidas no han surtido efecto. Las cacas en Rivas no nos abandonan. Están omnipresentes en nuestras aceras, calzadas, parques y suelas de zapatos.

Dado que esto no funciona, a las pruebas me remito, manifestadas en encuestas, realizaré una propuesta basada en la biotecnología. Digna de una ciudad sostenible, Smart City, digital, verde y de los 15 minutos. Se trata de realizar el censo canino por identificación de ADN. Es posible. Es económicamente viable. Es bueno. No es una locura.

En el Reino de España ya son 54 los municipios que exigen a sus dueños ir al veterinario para censar, e identificar, a sus perros mediante ADN (Gabilondo. 2022). Se trata de entes locales de Cataluña, Comunidad Valenciana y Comunidad de Madrid. Sus respectivas leyes autonómicas lo permiten. Se trata de una competencia autonómica. Insisto, en Madrid se puede.

Los municipios de Madrid que utilizan este procedimiento son Meco, Ajalvir y Alcalá de Henares. Se trata, por tanto, de administraciones con número de habitantes tanto superior como inferior a Rivas. Todas ellas han recogido en sus ordenanzas municipales este asunto de manera conveniente. Es obligado por ley.

Según el Plan Estratégico de Residuos y de Sostenibilidad de Rivas, punto 9, debemos adaptar nuestras ordenanzas a los requerimientos de la Economía Circular. Los nuevos tiempos están por venir. También para las cacas. Es más, son residuo, no abono. Se trata de una modificación de ordenanza sencilla de redactar. Me ofrezco a ello.

El coste de un análisis de ADN ronda los 30-35€. En todos los municipios (madrileños y no madrileños) esta cantidad es abonada directamente por el propietario a su veterinario. Los ayuntamientos han concertado con las clínicas el procedimiento a seguir y el modo de proceder. Es decir, dentro del precio, los propietarios pagaríamos tanto el proceso biotecnológico como el de gestión administrativa. Nada de tasas. Nada de reparto entre los 100.000 ripenses. El que quiera una mascota que lo pague él de su bolsillo. Al menos, yo pagaré con gusto. No me importa.

Las ordenanzas estudiadas de estos municipios han incluido un apartado de régimen sancionador. La recogida de heces olvidadas debe de ser perseguida. En este sentido, una vez identificadas, el dueño del “regalo” debe abonar el análisis realizado. Además de la multa correspondiente. Quien contamina, paga.

Las experiencias de estos 54 municipios, con más de 25.000 perros censados, han demostrado que:

1. Disminuye en un 80% el abandono de mascotas.
2. Disminuye en 90% las heces en vía pública.
3. Se limita las enfermedades infecciosas caninas de transmisión por heces.
4. Se garantiza un elemento fundamental en la higiene de parques infantiles. Extremadamente importante.

Por último, aunque carezco de datos, estimo que disminuirá significativamente la limpieza de suelas de zapatos. Aspecto no baladí en la contaminación por betunes y textiles en los circuitos circulares. Sin olvidar el detergente y/o la lejía ahorrada al no tener que fregar el suelo de nuestras casas.

El problema preocupa y ocupa a los ripenses. Más allá de bromas, debe tomarse en serio y solucionarse. La respuesta está en manos de la biotecnología. Estamos en el s. XXI. Es posible, es económicamente viable y es bueno para todos.

Concluyo afirmando que el clásico problema de caca de los canes puede ser “aliviado” con este procedimiento. Obviamente no resuelto. El perro no dejará de ser perro, y cagará cuando y donde sienta necesidad. Nada que objetar al animal. Es sintiente no reflexivo. Al propietario del can, decirle que es él el último, y único, responsable del animal. El que contamina, paga.

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