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Carlos Sangregorio dirige desde 2011 el Hospital Universitario del Sureste, un centro que cuenta con una población de referencia de 200.000 vecinos del sureste, repartidos entre los municipios de Rivas Vaciamadrid, Arganda del Rey, Villarejo de Salvanés, Morata de Tajuña, Nuevo Batzán, Villar del Olmo, Campo Real, Perales de Tajuña, Tielmes, Valdilecha, Fuentidueña del Tajo, Carabaña, Belmonte del Tajo, Estremera, Orusco de Tajuña, Villamanrique de Tajo, Valdaracete, Brea de Tajo, Ambite, Pozuelo del Rey y Olmeda de las Fuentes. En esta entrevista desgrana para Planeta Rivas los proyectos y retos a los que se enfrenta este hospital, cada vez «más querido» por los vecinos.

El Hospital del Sureste se inauguró en 2008. ¿Cuál es el balance de su funcionamiento hasta ahora?
Este es uno de los hospitales más jóvenes de la Comunidad de Madrid. Está funcionando muy bien y cubre un área sanitaria de unas 180.000 personas y 21 poblaciones, todas del área del sureste, contando con grandes ciudades, poblaciones intermedias y pueblos pequeños. Atendemos a una población muy diversa sociológicamente. El número de hombres y mujeres es muy semejante al del resto de la Comunidad, así como sus características socioculturales. En ese sentido, el hospital se creó no como un hospital de alta capacidad, ni de apoyo, sino como un hospital generalista pensado para cubrir las necesidades más cotidianas, más cercanas y más inmediatas de la población. En esto, creo que ha cumplido perfectamente las expectativas desde el punto de vista de la Comunidad, pues es un hospital público. Y también para la población del sureste, pues no tenía ningún centro hospitalario que sintiera como propio. Recuerdo que, antes, los vecinos tenían que trasladarse hasta el Gregorio Marañón, que está a hora y media de muchos de estos municipios, con trayectos muy complejos. Que la población se haya encontrado con algo que no tenía generó al principio cierto desconcierto y ruptura de hábitos, así como dudas sobre la atención. Pero, si de algo podemos estar satisfechos, es de que la población sí que ha asumido este como su hospital, y el nivel de fidelización ha sido muy grande. Los niveles de satisfacción de las encuestas y la valoración de los propios profesionales nos dejan muy satisfechos.

Los ripenses suponen el 40 por ciento de los vecinos del área de referencia del Hospital del Sureste, pero solo el 25 por ciento de los usuarios. ¿Utilizan poco el hospital?
Rivas utiliza el Hospital del Sureste menos de lo necesario en relación a su población, afortunadamente, porque permite dosificar los pacientes que van llegando. Pero esto es la crónica de una atención anunciada. En el momento de creación del hospital, y por diversas circunstancias en las que no voy entrar, a la población de Rivas se le dio la opción de tener una doble cobertura: podía venir al Hospital del Sureste o al Gregorio Marañón. Y es absolutamente humano pensar que siempre te han tratado en el Marañón y estar acostumbrado a ese magnífico hospital,  por lo que la población sigue en parte importante yendo a ese hospital. Pero, luego, la realidad va cambiando esa opinión. La gente aprecia la cercanía y la calidad. Tenemos una oferta asistencial difícilmente rechazable y el boca a boca entre los vecinos hace que cada vez esté viniendo más población de Rivas. No atendemos a toda la población que correspondería proporcionalmente de Rivas, pero sí es la que más crece. Ahora ya hay pacientes que nacen en el hospital; atendemos muchos partos y somos uno de los hospitales con mayor incidencia en el servicio de obstetricia de la Comunidad de Madrid, por lo que nuestros pacientes ya ‘vienen de fábrica’. Quedará siempre una bolsa de usuarios que preferirá el Gregorio Marañón, por tradición o por requerir tratamientos muy específicos, pero los usuarios de nuestro hospital están creciendo mucho y bien.

Los datos dicen, en efecto, que los ripenses utilizan mucho los servicios de obstetricia y pediatría.
Claro, porque es de las poblaciones más jóvenes. En el conjunto del área no hay diferencia sustancial con el resto de la Comunidad de Madrid, pero entre los municipios, sí. Tenemos núcleos poblacionales muy envejecidos en el que no se da ni un solo parto, mientras que a Rivas llega mucha población joven y fértil, y, consiguientemente, muchos niños: pediatría, pediatría y pediatría. Rivas utiliza, proporcionalmente, mucho las urgencias pediátricas, y esos pacientes van a seguir viniendo hasta que envejezcan.

Hay autobuses que tardan bastante más de una hora en llegar desde algunas poblaciones de referencia. ¿Es mejorable el transporte al hospital?
Evidentemente, es mejorable. No es competencia del hospital; si lo fuera, quizás hablaríamos de otro enfoque. Las distancias a las poblaciones son importantes si se miden en tiempo y hay algunas especialmente complicadas. Rivas no es de las peor comunicadas, pero sí tiene una carencia importante, dado el volumen de población. Yo he mantenido reuniones constantes con los agentes de las distintas administraciones y me consta que las alcaldías, la Consejería de Transportes y la Comunidad de Madrid están preocupadas: hay transportes de ámbito local, otras de ámbito regional… Y el transporte a un hospital tiene unas connotaciones distintas, porque no es un transporte continuo, sino puntual, concentrado en un horario determinado o para urgencias. Por eso, es complicado plantear que exista un autobús que pase a las cuatro de la madrugada por el hospital cuando la frecuencia a esas horas puede ser de dos a la semana. Pero sí sería deseable que el hospital tuviera el Metro o el tren ligero más cercano. Créame que lo comentamos sistemáticamente con todos los entes implicados.

Carlos Sangregorio, gerente del Hospital del Sureste

Carlos Sangregorio, gerente del Hospital del Sureste (©Planeta Rivas)

Hace tiempo que Rivas reclama un centro de especialidades médicas. ¿Cómo se aborda el acercamiento de estos servicios a los municipios?
No es una estrategia solo del hospital, sino de la Consejería de Sanidad. La atención sanitaria tiene que tender a que el paciente se mueva lo menos posible. Este hospital, como los demás, es un centro de agudos y de hospitalización, y hay un gran nivel de asistencia ambulatoria que se trata dentro de un hospital grandísimo, y está bien, porque puede ser necesario un tratamiento añadido inmediato, pero hay otras atenciones que no tiene sentido que se realicen en el hospital. El avance futuro va encaminado hacia que el empoderamiento del paciente y, en ese sentido, debemos acercarnos a él; otra cosa es que, en la práctica, se pueda  por falta de medios. En ese sentido, Rivas nos preocupa por su volumen de población; no es lo mismo que se desplace alguien de Arganda a un kilómetro a que tenga que venir alguien desde Rivas por algo no sustancial, y deba cubrir un trayecto e invertir tiempo de su vida cuando eso se podría hacer de otra manera. En ese sentido, trabajamos mucho en el ámbito de las residencias, con uno de los volúmenes de atenciones más altos de la región, porque donde mejor está tratado el anciano es en la residencia, salvo que sea una cosa grave. Hacemos que los geriatras vayan a la residencia, y evitamos traer a ancianos internos de residencias para hacer controles o seguimientos rutinarios; hemos sido premiados por ello. En Rivas, sin embargo, se juntan dos aspectos: que es la población con mayor número de pacientes potenciales y el interés del Ayuntamiento en sentir cada vez más cerca la atención especializada. Agunas especialidades han estado siempre muy descentralizadas, como la salud mental y la obstetricia. Hemos montado una consulta de reumatología y vamos a seguir ampliando las especialidades en la ciudad.

Está prevista una ampliación del hospital. ¿En qué consiste?
Cuando se licitó y se construyó, este hospital tenía dos escenarios de actividad: uno era en 2008, año en el que se suponía que iba a contar con una determinada población y una determinada asistencia de la población al hospital; y, luego, se pensó en el ejercicio 2017, en el que se suponía que habría unas cifras de población y de población atendida que requerirían una ampliación que estaba prevista. El hospital se construyó con muy buena previsión, aspecto que no se suele dar, porque los hospitales se construyen sin prever ‘espacios colchón’; lo que se hace es coger terrenos o edificios. Para este hospital se tuvo el buen criterio de dejar zonas con la posibilidad de construir suelo, techo e infraestructuras, lo que permitía ampliar el área de hospitalización en un control de enfermería más, treinta camas; posibilitaría abrir dos quirófanos más y un paritorio más, consultas y algunos otros puestos de atención ambulatoria. Las cifras de población que se previeron se han alcanzado y la asistencia sanitaria es muy similar a la que se previó. Que se atienda a esa ampliación o no compete a la planificación de la Comunidad de Madrid. Es un proyecto que hay que incluir en la Ley de Presupuestos de cada ejercicio, pasarlo por la Asamblea… El deseo de la población y de los profesionales ya se conoce, al igual que el de las corporaciones municipales; otra cosa es que el momento político, económico y sanitario lo permita. No obstante, sea este año o el que viene, o el siguiente, el hospital tendrá que ampliarse.

Carlos Sangregorio, gerente del Hospital del Sureste

Carlos Sangregorio, gerente del Hospital del Sureste (©Planeta Rivas)

¿En qué proyectos está trabajando el Hospital del Sureste?
El hospital trabaja en líneas las líneas que marca la Comunidad de Madrid. En ese sentido, hay una serie de políticas que están impregnando el hospital desde el año pasado con vocación de continuidad. Por ejemplo, como insiste el consejero de Sanidad, cabe destacar las políticas de humanización  de la asistencia sanitaria, que precisan un cambio de mentalidad de todos los profesionales y de los propios pacientes y son difícilmente tangibles y mensurables. Seguimos con el proyecto de tratamiento de la hepatitis, que ha tenido una incidencia importantísima en la Comunidad de Madrid y en este área sanitaria. Así, tenemos mucha relación con las asociaciones de pacientes de esta enfermedad. Estamos iniciando ahora grandes campañas de control de afecciones gastrointestinales; hablo de las célebres colonoscopias a la población de riesgo, en las que nuestro servicio de Gastroenterología está haciendo un importante esfuerzo, por la trascendencia que ha tenido la endoscopia diagnóstica en la atención de determinados cánceres y patologías. Además, el ‘screening’ deja de hacerse mediante atención en unidades móviles y empezará a hacerse a partir de junio a los hospitales. Y luego tenemos planes propios. Por ejemplo, uno con el que estamos especialmente contentos es la alianza estratégica en cardiología con el Hospital Gregorio Marañón, lo que ha facilitado que el paciente de esta área sanitaria esté atendido con proximidad por un servicio de referencia europea. Una cosa que siempre trato de transmitir a pacientes y profesionales es que este hospital está destinado a la atención generalista y compleja hasta un determinado tramo; a partir de ahí, esa atención se debe concentrar en otros hospitales que tienen suficiente especificidad y volumen de trabajo para atenderlas. Estoy hablando de neurocirugía, trasplantes o medicina nuclear; este hospital no va a tener eso, pero sí tiene la suficiente relación y continuidad con el resto de la red, y esa alta especialidad va a tratarse, independientemente de que el paciente siga su tratamiento específico aquí. Por ejemplo, aquí ponemos marcapasos, pero la hemodinamia nos la hace el Gregorio Marañón. Por otro lado, este hospital es referencia en la formación en la sedación en endoscopia digestiva: aún hay hospitales que lo hacen sin sedación y nosotros la tenemos desde el principio, y formamos profesionales de otros hospitales en esta materia. También somos referencia en tratar la hidrosarenitis, que es una afección dermatológica muy común e incómoda para la población; vienen personas de otras zonas sanitarias a tratársela. Y es un lujo cómo se está haciendo la atención geriátrica en este hospital. Tenemos montones de proyectos de este tipo que hacen que nuestros profesionales se puedan sentir ilusionados y puedan ofrecer ese’ algo más’ a la población.

 

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