Rivas y el laberinto de la Cañada Real

por | Sep 3, 2024 | 4 Comentarios

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La Cañada Real es uno de los desafíos más complejos a los que Rivas Vaciamadrid se enfrenta como ciudad. Un asentamiento ilegal que concentra la mayor bolsa de exclusión del país, y que a lo largo de más de 4 kilómetros ejerce de ‘frontera’ entre el municipio ripense y Madrid capital. En este reportaje analizamos la situación urbanística y social de este territorio, que afronta todavía más de una década de medidas, inversiones y cambios para dejar atrás sus problemas.

En 2017, la Cañada Real protagonizó un acuerdo sin precedentes entre administraciones públicas y fuerzas políticas. Por fin todos los actores públicos implicados se ponían de acuerdo para dar una solución definitiva a uno de los mayores problemas sociales, medioambientales y urbanísticos de la Comunidad de Madrid. La firma, que se produjo en mayo de 2017, fijaba plazos, objetivos y mesas de trabajo para lograr que este foco de exclusión de 16 kilómetros de largo (y a apenas 14 de la Puerta del Sol) pasara a la historia.

La fórmula respondía a la realidad compleja y diversa de la Cañada Real. Y es que no se puede hablar de una sola, sino de muchas Cañadas. No solo porque cada uno de sus seis sectores o tramos (ver ‘Radiografía de la Cañada Real, sector a sector‘) tiene unas características específicas, sino porque además cada uno de esos sectores encierra realidades muy diferentes en su interior.

Mapa de los sectores de la Cañada Real
Mapa de los sectores de la Cañada Real (fuente: Pacto de la Cañada Real)

Así las cosas, se fijó como objetivo número 1 desmantelar el sector 6, en Valdemingómez, en un plazo de 2 años, es decir, con 2019 como fecha límite. Se trata del mayor de los tramos del asentamiento, con 6 kilómetros de largo y con una población estimada, entonces, de 3.000 personas. Es también el mayor foco de delincuencia de la región, donde son frecuentes las actividades relacionadas con el tráfico de drogas.

Asimismo, se determinó que el sector 1, ya integrado en la trama urbana de Coslada, se consolidara, pasando a formar parte ‘oficialmente’ de la ciudad. Y en cuanto a los sectores 2, 3, 4 y 5, se emplazó a las mesas de trabajo para analizarlos en detalle y determinar qué solución se proponía, dada su complejidad. Más adelante se decidió consolidar también el sector 2, y desmantelar el sector 3 de Cañada Real, quedando el 4 y el 5 pendientes de resolver.

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Fue esta indeterminación sobre el destino de los sectores 2, 3, 4 y 5 la que provocó que las asociaciones vecinales y entidades que trabajan en la Cañada Real se negasen a firmar el pacto regional, al que saludaron como una “buena noticia”, pero desde la “desconfianza” ante las soluciones propuestas. Y es que, advirtieron, su petición seguiría siendo la de siempre: regularizar “el mayor número de viviendas posible”.

Derecho a la vivienda y a los realojos en la Cañada

El Pacto Regional por la Cañada Real reconoce explícitamente el derecho a la vivienda de todos los habitantes de Cañada Real. Ello pasa por desarrollar la política de realojos de las familias que allí viven. Ya en aquel entonces se establecieron varias condiciones: que dichos realojos se realizaran en viviendas repartidas por toda la Comunidad de Madrid, para evitar concentrar a la población en determinados barrios o edificios. Y, para evitar el ‘efecto llamada’ que venía produciéndose durante años, que no hizo más que agrandar las dimensiones del problema, se decidió que solo tendrían derecho a realojo las familias en situación de vulnerabilidad social que figurasen en el censo de 2011.

Edificaciones construidas en Cañada Real, a su paso por Rivas Vaciamadrid
Edificaciones construidas en Cañada Real, a su paso por Rivas Vaciamadrid (foto: Diario de Rivas)

El paso de los años sin que se haya conseguido ejecutar la política de realojos de manera generalizada ha provocado que ese censo ya no se ajuste, ni de lejos, a la realidad. Y no solo por las familias que hayan podido abandonar la Cañada en este tiempo, o mudarse a ella. “Hay familias que estaban censadas en 2011 cuyos hijos se han casado en este tiempo, han tenido hijos y conviven en Cañada con sus padres”, apunta Pedro del Cura, comisionado de Rivas Vaciamadrid para la Cañada Real.

El número de familias estimado en el asentamiento también ha variado. A día de hoy, y al margen de algunos realojos que se han acometido hasta el momento, se calcula que en la Cañada perteneciente a Rivas Vaciamadrid viven unas 1.600 personas, según los datos del Consistorio ripense. Se hace necesaria, por tanto, la actualización de ese censo, incide Del Cura. Máxime cuando hace escasos meses se ha firmado un protocolo entre las administraciones implicadas que prevé destinar 330 millones de euros, 110 por administración, en los próximos 12 años para realojar a 1.600 familias sin recursos repartidas por los seis sectores de Cañada Real. Ese nuevo censo determinará, junto con los servicios sociales de Rivas y Madrid, la situación social de cada núcleo familiar y, por tanto, su posibilidad de optar a realojo en una vivienda social.

La Cañada Real: mil realidades en constante cambio

La solución de la Cañada Real tardará todavía, pues, más de una década. “El problema”, insiste Del Cura, “es el mientras tanto”. El compás de espera de un territorio que prácticamente cada día amanece con una edificación nueva, con familias recién trasladadas o que cambian de ‘dirección’ dentro del propio asentamiento. La prioridad de las administraciones, además de la lucha contra la delincuencia que encuentra un refugio ‘discreto’ entre los recovecos de la Cañada, es evitar a toda costa el ‘efecto llamada’.

Esta tarea es especialmente importante en el caso de Rivas Vaciamadrid. Del Cura recuerda, delante del túnel que comunica los sectores 5 y 6, que estos tramos no son estancos. Y que Rivas, y concretamente el barrio de Covibar, es “el núcleo de población más cercano a Valdemingómez”, en referencia al foco de delincuencia del otro lado de la A-3.

Túnel que comunica el sector 5 de Cañada Real con el sector 6, al otro lado de la A-3
Túnel que comunica el sector 5 de Cañada Real con el sector 6, al otro lado de la A-3 (foto: Diario de Rivas)

“Aunque esté en Vallecas, el sector 6 de Cañada, ese foco de delincuencia, nos afecta, y mucho. Cuando a un vecino del barrio de Covibar le revientan la luna del coche para robarle lo que hay dentro, unas gafas o lo que se haya dejado en ese momento, se compromete la calidad de vida del barrio. Hubo una época en la que se llevaban hasta las macetas que tenían los vecinos en la puerta. Ese perfil delincuencial son personas que están enfermas, toxicómanos, pero como tienen en el sector 6 el supermercado de la droga y necesitan consumir diariamente, podías encontrarte aquí a alguno con el mono que daba un tirón para robar un bolso”, recuerda Del Cura. “Por eso en Rivas tenemos que estar muy vigilantes: porque los vecinos de este barrio son los que más han sufrido, por así decirlo, el impacto negativo de Cañada. Que no es la Cañada ‘vecina’ de las viviendas colindantes con el barrio: son los de la parte de Vallecas, el sector 6 que está al otro lado de la A-3. Por eso es importantísimo hablar de las diferentes Cañadas, y no generalizar”, insiste.

La situación mejoró cuando “se cortó de raíz el problema de las cundas incautando los vehículos”. “Durante años, las mancomunidades y la cooperativa de Covibar, la Plataforma por el Saneamiento de la Cañada Real y el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid se reunían prácticamente a diario para tratar de poner coto a los problemas derivados del paso de toxicómanos y de los pequeños robos y hurtos que afectaban a Covibar, debido a esa permeabilidad con la Cañada de Valdemingómez”, rememora el comisariado ripense.

Caso aparte son las plantaciones de marihuana. Hasta hace pocos años, en Cañada Real se instalaban ‘macroplantaciones’, que los Cuerpos de Seguridad detectaban debido al alto consumo de electricidad que se producía en esos enclaves. “Hasta el punto de que, cuando llegó ‘Filomena’, tuvimos que pedir a Naturgy que cortara la luz a un grupo de chabolas que estaba consumiendo para el cultivo de marihuana, precisamente para poder dar electricidad a las personas que viven en el sector 5”, cuenta Del Cura.

Desmantelamiento y derribo de naves en el sector IV de la Cañada Real
Desmantelamiento y derribo de naves en el sector IV de la Cañada Real, en 2022 (foto: Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid)

Los drones térmicos facilitaron la localización de grandes plantaciones, y el problema se atajó. La coordinación policial entre los cuatro cuerpos que intervienen en el asentamiento (Policía Nacional, Guardia Civil, Policía Local de Madrid y Policía Local de Rivas Vaciamadrid) fue clave para optimizar las intervenciones. Pero solo temporalmente. “Ahora hacen plantaciones de marihuana más pequeñas, con anexos a las infraviviendas, de manera que es difícil distinguirlas de la zona donde habita la gente, y las aíslan muy bien. Para eso necesitan más puntos de luz, y nos encontramos con plantaciones de menores dimensiones, pero más distribuidas. Y estamos observando que muchas de estas pequeñas instalaciones están ‘saltando’ a los sectores 4 y 5”, advierte el comisionado.

La Cañada sin luz: casi cuatro años de precariedad energética

El problema de los enganches de luz derivó en otro: los cortes de luz que afectan, desde hace casi 4 años, a los sectores 5 y 6. Se trata del mayor caso de precariedad y pobreza energética de toda Europa en décadas, según puso de manifiesto un estudio de la Universidad Carlos III, y provocó también actuaciones desde el Defensor del Pueblo, que pidió explicaciones sobre la falta de electricidad en la Cañada Real. Numerosas familias, según insiste la plataforma Luz para la Cañada, reclaman “el derecho a un contrato de suministro eléctrico”.

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Sin embargo, la ilegalidad de las viviendas del asentamiento hace inviable esta solución. “Para tener un contrato de suministro eléctrico, necesitas una cédula de habitabilidad. Y para ello tienes que cumplir la normativa de la Unión Europea, y por tanto la española, y ningún técnico va a firmar un documento así porque incluso las viviendas que parecen más consolidadas incumplen esa normativa”, explica el comisionado ripense.

Decenas de familias han protestado este viernes en Covibar por la falta de luz en la Cañada Real
Protesta en Rivas contra los cortes en el suministro eléctrico en otoño de 2020 (foto: Diario de Rivas)

A su vez, ante la situación humanitaria provocada por los cortes de electricidad, al margen de la imposibilidad de realizar esos contratos de luz, el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid viene defendiendo la necesidad de garantizar el suministro de luz y de agua a las familias de Cañada para mantener unas mínimas condiciones de vida a sus habitantes.

Así las cosas, las viviendas de Cañada Real que cuentan con suministro eléctrico, que no fueron afectadas por el corte de 2020, continúan obteniéndola de manera irregular. En el caso del sector 5, los vecinos optaron por otra solución: la instalación de paneles solares de autoconsumo. Esto ha convertido a esta zona de Cañada Real, la que linda con Covibar, en la zona más ‘codiciada’ del asentamiento, provocando un ‘efecto llamada’ por el cual numerosas familias que viven en el Sector 6 (Valdemingómez) se han trasladado en los últimos meses hasta el 5, relata Del Cura.

Vertidos e incendios en el entorno de Cañada Real

Los sectores 4 y 5 de Cañada, los que limitan directamente con Covibar y el barrio de la Luna, conviven además con otro fenómeno recurrente: los incendios de pasto, muy frecuentes en la época estival. Se trata de fuegos en su mayoría de pasto, de humo blanco, cuyo humo se ve (y en ocasiones llega) a los barrios ripenses situados más al oeste. La mayoría de estos incendios no prenden en la propia Cañada Real, sino que tienen su origen en parcelas colindantes, salpicadas de vertidos ilegales de residuos de todo tipo protagonizados por particulares o empresas.

Vertidos ilegales en el entorno de Cañada Real, tras la Casa de Asociaciones de Rivas (foto: Diario de Rivas, 2018)

El incendio que se prolongó durante días en 2015, llenando de humo pestilente la zona de Covibar, no fue en Cañada Real, sino en un espacio natural perteneciente a Madrid, al otro lado de la A-3, que se había convertido en un enorme vertedero ilegal incontrolado. Tras aquel suceso, se puso de manifiesto la necesidad de incrementar la vigilancia en la zona, pese a lo cual hoy todavía pueden observarse numerosos focos de vertidos en el entorno de la Cañada Real, muchos de ellos en suelos pertenecientes a particulares o a empresas privadas. En algunos de estos terrenos, incluso, se han producido asentamientos y se han edificado infraviviendas en los últimos años.

Edificaciones en Cañada Real: una ‘guerrilla urbanística’ de varias décadas

En la Cañada Real, el paisaje de viviendas y edificios cambia cada día. De la noche a la mañana, a alguna infravivienda le ‘crece’ una caseta junto a un huerto, un anexo en la propia parcela, o incluso un ‘segundo piso’ sobre el que ya existía antes. Ni uno solo de los edificios de la Cañada Real (desde los chalets más antiguos hasta las ‘medinas’ de infraviviendas con ‘callejuelas’ y pequeños patios que proliferan en el sector 5) puede ser legal, ya que es suelo no urbanizable. El Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, responsable de la disciplina urbanística en la parte de la Cañada que se encuentra en su territorio, abre expedientes nuevos prácticamente a diario de cara a la demolición de esas construcciones ilegales.

Edificaciones construidas en Cañada Real, a su paso por Rivas Vaciamadrid
Edificaciones ampliadas con nuevas plantas sobre otras ya existentes en Cañada Real, a su paso por Rivas Vaciamadrid (foto: Diario de Rivas)

Sin embargo, la realidad no es tan fácil. A la tarea de vigilancia permanente para detectar estos cambios que se producen de la noche a la mañana, se añaden otras complicaciones. Desde que se abre el expediente urbanístico hasta que se acuerda el derribo, existe un proceso legal que requiere, por ejemplo, una autorización judicial si esa construcción figura como morada de alguna persona. “A veces esas personas pueden tener derecho a algún alojamiento transitorio de emergencia si se tira su vivienda, pero no necesariamente al realojo”, precisa Del Cura.

Otras veces, puede darse el caso de que la nueva construcción se realiza como planta adicional sobre otra que ya existía, y no se puede derribar sin poner en peligro la estructura de abajo, en la que vive una familia. “Muchas personas están ampliando su vivienda o reparcelando, a veces para traer a familiares, y otras para cobrar un alquiler”, relata el comisionado ripense.

Y es que en Cañada Real existen incluso edificios cuyo constructor ‘alquila’ infraviviendas o incluso habitaciones por 500 o incluso 600 euros, señala Del Cura. Familias que han llegado desde otros países, a las que se ha ofrecido ‘comprar’ o alquilar una vivienda ilegal en el asentamiento.

Rivas y la Cañada Real: convivencia vecinal

Desde hace décadas, las familias que viven en los sectores 4 y 5 de la Cañada Real conviven con la vecindad ripense de Covibar y, después, el barrio de la Luna. Según el censo municipal, unas 1.600 personas de Cañada Real se encuentran empadronadas en Rivas Vaciamadrid. El número cambia cada día (“en cualquier momento reparcelan, llega una familia nueva y nos enteramos porque vienen a empadronarse y a solicitar el colegio para sus hijos”), y la rapidez con la que cambia la situación en el asentamiento supone todo un desafío para los servicios sociales, que atienden a numerosas familias de Cañada Real.

El ‘efecto llamada’ del Sector 5 se traduce, por ejemplo, en 110 alumnos escolarizados en Rivas después de empezar el curso (en período extraordinario), solo hasta principios de mayo. El porcentaje de absentismo escolar del alumnado de Cañada Real es alto, reconoce Del Cura, y requiere un abordaje específico en la Mesa de Educación en el marco del Pacto de Cañada Real. No en vano uno de los propósitos del acuerdo consistía en distribuir “proporcionalmente” al alumnado de Cañada entre diferentes centros educativos, para facilitar su integración real.

Parque construido en la confluencia de Cañada Real con el camino de La Partija, junto al colegio Mario Benedetti (foto: Diario de Rivas)

La convivencia vecinal está detrás también de algunas de las actuaciones que ha realizado el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid en el entorno de Cañada Real. Por ejemplo, en las inmediaciones del pabellón del colegio El Olivar, que se puso a disposición de la población del asentamiento para que pudieran ducharse y asearse en momentos críticos como ‘Filomena’. “Creamos una dotación deportiva para que sirviera de lugar de encuentro entre los chavales de Covibar y los de Cañada, como espacio de convivencia y no de disputa”, relata el comisionado. La Casa de Asociaciones es otro de los lugares “donde de manera natural la gente de Cañada accede a los servicios públicos, junto a los vecinos del resto de la ciudad”.

Otro ejemplo es el espacio infantil levantado junto al colegio Mario Benedetti, cuya salida desde Cañada se cerró al tráfico rodado para convertirlo en un lugar lúdico, con una pequeña instalación deportiva y juegos para la infancia. “En lugar de aislar la Cañada Real, hemos buscado elementos de integración con el barrio”, resume.

Legalización de viviendas en la Cañada: el destino de los sectores 4 y 5

Una vez decidido que los sectores 1 y 2 se consolidarán, y que el 3 será desmantelado en su totalidad debido a las afecciones urbanísticas (vías del AVE, gasoductos y otras infraestructuras) que impiden que se puedan mantener las viviendas allí edificadas, queda conocer en detalle el destino de los sectores 4 y 5.

Edificaciones construidas en Cañada Real, sobre un gasoducto, a su paso por Rivas Vaciamadrid
Edificaciones construidas en Cañada Real, sobre un gasoducto, a su paso por Rivas Vaciamadrid (foto: Diario de Rivas)

El Pacto de Cañada Real recogía que se estudiaría cada caso para que pudiera “regularizarse el mayor número de viviendas posible”. Este punto es el que ha mantenido en pie de guerra a las asociaciones vecinales, que se negaron a suscribir el pacto en 2017 y que a día de hoy continúan reivindicando la consolidación de la mayor parte del asentamiento.

Asamblea con la que terminó la marcha desde Cañada Real
Asamblea con la que terminó la marcha desde Cañada Real para reivindicar luz (foto: Diario de Rivas).

“Hace una década, la Comunidad vendió a los vecinos esa idea, incluso que se podrían hacer chalets como los de la urbanización Rosa Luxemburgo, en Aravaca. Llegaron a hacer paellas populares para transmitir esto. Y Rivas tuvo que hacer un vídeo para explicar que eso no era cierto”, apunta Del Cura. “Se ha construido el relato de que la gente se podría quedar aquí. Pero esto no es así”, agrega. “Incluso en el caso de las ‘mejores’ edificaciones, suponiendo que con la normativa en la mano se pudieran quedar y las familias convertirse en propietarias legales, habría que hacer un estudio sobre la posibilidad de urbanización de la zona: alcantarillado, electricidad, asfaltado… Con un coste de unos 200.000 euros por vivienda, como poco. Es decir, aunque fuera viable técnicamente, prácticamente ninguna familia lo va a poder asumir”, asegura.

La Cañada, ¿un barrio?

Numerosas entidades vecinales, y que intervienen en la Cañada Real, se oponen de manera frontal al protocolo de realojos acordado recientemente por las administraciones. En su opinión, este “desplazamiento colectivo forzoso” supone una “violación” del Pacto de Cañada Real, y abogan por una solución “híbrida y participada” para el asentamiento, “declarándose más de la mitad de su suelo apto para uso residencial” y “contemplándose los realojos sólo en casos de vulnerabilidad o zonas con afecciones urbanísticas que pudieran impedir el mantenimiento de viviendas existentes”.

En un comunicado emitido por la citada plataforma, denuncian: “La Cañada Real Galiana es en la actualidad un barrio que cuenta con derechos propios, reconocidos en la Ley 2/2011 de Cañada Real Galiana. En su virtud, las personas que viven en Cañada Real tienen derecho de participación en las decisiones a lo largo de todo el proceso de regularización del barrio a través de las asociaciones vecinales. Sin embargo, no se ha informado a las vecinas y vecinos de este proceso, que ha sido realizado en el más absoluto oscurantismo. No han sido ni tenidos en cuenta, ni han participado en el mismo”, agregan.

Edificaciones construidas en Cañada Real, a su paso por Rivas Vaciamadrid
Edificaciones construidas en Cañada Real, a su paso por Rivas Vaciamadrid (foto: Diario de Rivas)

El comisionado ripense defiende, sin embargo, que “la Cañada no es el barrio de nadie”. “Si no se puede vivir allí, nadie debería vivir allí. Cuando decimos que la incineradora compromete nuestra calidad, no podemos decir a la vez que las personas sin recursos sí pueden vivir junto a ella”, argumenta.

¿Existe una ‘romantización’ de la Cañada Real, asociada a la idea de barrio? “Eso tiene que ver con un sentimiento de pertenencia”, razona Del Cura, “perfectamente entendible. Nadie desea lo que no conoce. Hay mucha población que viene de países donde sufrían condiciones peores. Si tú no has conocido otro sitio donde vivir y nadie te concreta a dónde vas a ir cuando te realojen, es lógico que quieras retener lo poco que tienes: lo defiendes a capa y espada. Y eso es legítimo, y respetamos profundamente ese enfoque. Se trata de que vean que pueden vivir en otro lugar, con agua caliente, electricidad, una cocina normal y un barrio donde sus hijos no estén segregados y puedan tener opciones de ascenso social. Cuando esto ocurra, cuando lo vean, aspirarán a ello”, asegura.

Edificaciones construidas en Cañada Real, a su paso por Rivas Vaciamadrid
Edificaciones construidas en Cañada Real, a su paso por Rivas Vaciamadrid (foto: Diario de Rivas)

“El problema”, continúa, “es que también hay quienes no viven allí, pero que adoptan el discurso de que tienen que defender su barrio, y ese es, en el fondo, un discurso profundamente xenófobo, porque al consolidarles y llamarles barrio lo que estamos haciendo es estigmatizarlos. De hecho, los vecinos de los sectores 4 y 6 están cansados de que cuando se hable de ‘su barrio’ se los identifique con el sector 6 y con la droga, porque no refleja la realidad”. Y abunda: “Entonces, ¿a la gente que está excluida socialmente, la agrupamos en un sitio? ¿Quién defiende el modelo de las 3.000 viviendas de Sevilla? ¿Consolidamos la Cañada y la convertimos en otro ‘parque temático de la exclusión’? Eso no les garantiza oportunidades sociales, ni les saca del estigma, ni elimina la contraposición en los colegios de ‘los de Cañada, los que no son de Cañada’. El debate es cuántas personas que ahora malviven en Cañada pueden vivir en alguno de los municipios de la carretera de La Coruña. Y con el pacto de realojos que acabamos de firmar, eso va a ser posible”, sentencia.

Y después del desmantelamiento de la Cañada, ¿qué?

Precisamente, la idea de integrar el territorio de Cañada Real con Covibar y el barrio de la Luna, con la trama urbana de Rivas Vaciamadrid, es el objetivo que ha defendido siempre el municipio. Tras el desmantelamiento de la vía pecuaria, una vez libre de construcciones ilegales, el propósito es mantener ese espacio como zona verde y espacio dotacional para uso y disfrute de la ciudadanía. Así lo recoge la Agenda Urbana 2030 de Rivas Vaciamadrid, recién aprobada.

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La ordenación del territorio de la Cañada Real, una vez libre de edificaciones, pasaría además por concluir el proceso de cambio de lindes entre Rivas Vaciamadrid y Madrid. Un proceso que arrancó hace varios años y que, cuando se complete, supondrá fijar el límite entre ambos municipios en la M-50, y no en la Cañada Real como ahora. Así, todo el sector 3 y parte del sector 4 pasarán a pertenecer al término municipal de Madrid, mientras que el tramo que va desde la avenida del 8 de Marzo hasta la A-3 dependerá íntegramente de Rivas Vaciamadrid, y por tanto será este municipio quien determine su uso, según lo señalado en la Agenda 2030.

La historia de la Cañada: de los primeros ‘colonos’ al mayor foco de exclusión de España

La Cañada Real de Merinas y Galiana es una vía pecuaria, utilizada tradicionalmente para la trashumancia de ganado. Se trata, por tanto, de suelo con protección medioambiental y no urbanizable, cuya propiedad ostenta la Comunidad de Madrid.

El tramo de 16 kilómetros que discurre por los términos municipales de Coslada, Madrid y Rivas Vaciamadrid se ha convertido, a lo largo de varias décadas, en el asentamiento ilegal de viviendas que conocemos hoy. Las primeras edificaciones en este suelo se remontan, al menos, a 1952, según el documento más antiguo que atestigua la existencia de viviendas en la Cañada Real, entre Vicálvaro y San Fernando de Henares. Ya en los años 60 constaban denuncias de la expansión de estos asentamientos hacia el sur, alcanzando el término municipal ripense. Se trataba, en un principio, de viviendas unifamiliares con parcelas, que fueron proliferando junto a los núcleos urbanos de Coslada, Madrid y Rivas Vaciamadrid.

Edificaciones construidas en Cañada Real, a su paso por Rivas Vaciamadrid
Edificaciones construidas en Cañada Real, a su paso por Rivas Vaciamadrid (foto: Diario de Rivas)

Sin embargo, la mayor ‘explosión demográfica’ de la Cañada Real se produjo en los años 90, coincidiendo con el desmantelamiento de varios núcleos chabolistas de la capital para construir nuevas urbanizaciones. La mayor parte de la población de aquellos núcleos fue ‘expulsada’ al entorno de la Cañada Real, fundamentalmente al Sector 6 (perteneciente a Vallecas). En los años posteriores, fueron proliferando las infraviviendas también en los sectores 3, 4 y 5, que a día de hoy conviven con los ‘chalets’ más antiguos del asentamiento.

Los 6 sectores de Cañada Real

Administrativamente, estos 16 kilómetros de Cañada Real se dividen en 6 sectores. Estas son las características de cada uno, según los datos del censo de 2011 que (a falta de actualizarlo) sirvió como referencia para el Pacto de Cañada de 2017.

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Sector 1. El más corto (poco más de 500 metros), está formado por más de 180 viviendas integradas en la trama urbana de Coslada, y no presenta problemas sociales significativos.

Sector 2. Discurre a través de 1,8 kilómetros, en Vicálvaro, a la altura de los nuevos desarrollos de El Cañaveral y Los Cerros. En 2011 se censaron 264 edificaciones. Tampoco presenta problemas sociales de envergadura.

Sector 3. Son 733 metros entre Vicálvaro y Rivas, hasta el cruce con la M-823. Son cerca de 200 edificaciones precarias, muchos de ellos próximos al túnel del AVE, y cuenta con familias con necesidad de intervención social.

Sector 4. Dos kilómetros entre Rivas Vaciamadrid (a la altura del Cristo de Rivas) y Vicálvaro, a la altura de Los Ahijones, con cerca de 450 edificaciones contabilizadas en 2011 y familias “en diversas situaciones sociales”.

Sector 5. Mide 1.450 metros y ejerce de ‘frontera’ entre el barrio de Covibar y el distrito de Vicálvaro, a la altura de Los Berrocales. En 2011 había más de 400 edificaciones localizadas y familias con situaciones sociales diversas.

Sector 6. Mide unos 6 kilómetros y se encuentra íntegramente en Vallecas, al otro lado de la A-3. Es el más poblado (cerca de 3.000 personas) y el que presenta mayores problemas de exclusión social y de delincuencia.

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4 Comentarios

  1. Eva

    Maravilloso artículo .
    Como moradora de mi barrio hace 50 años ,he de decir que en su dia pagamos ibi y que optamos ( algunos) de escrituras …
    Queremos pagar ( razonablemente ) los terrenos ( que se construirán ‘legalmente’ por macro empresas constructoras , si nos echan ) …
    También pagar luz y agua .Y ser un barrio más .
    Gracias Celia por este trabajo tan bien hecho .

    Responder
  2. Mariano

    Nuestros hijos también quieren vivienda
    No viven en la cañada,por que sus padres están para ayudar.
    ¿Que hace el Ayunramiento por ellos?
    No vemos que luchen tanto.Encima no tienen coches de gama alta y pagan impuestos.
    No reciben ayudas
    Encima queremos que tengan familia

    Responder
  3. Patricia Rodríguez Fernández

    Yo vivo en el sector 2 y puedo decir que le he ganado 2 juicios al Ayuntamiento de Madrid. El primero por una orden de derribo hace muchos años. Lo ganó mi abuela. Y en los
    Últimos años, alquilamos la casa (declarándolo en hacienda) previa consulta con el abogado, pues ya teníamos un juicio ganado sobre la construcción, y nos denunciaron por haberla alquilado bajo diferentes argumentos. Mandamos recursos de apelación en todos los casos, y ganamos. Y finalmente me querían clausurar la casa por no tener licencia de primera ocupación. Pues tuvimos que llegar al Tribunal Superior de Justicia, pero también ganamos. Dicen que los técnicos no firmarían ningún certificado para que nos hagan el contrato de luz. En este país hay miles y miles de casas con contrato que no tienen cédula de habitabilidad, porque de todos es sabido que antiguamente la gente se construía casas en los pueblos
    Y se vendían de palabra, dándose la
    Mano. Por otro lado, también es condición indispensable para realizar el
    Contrato del agua la cédula, y sin embargo Canal de Isabel II no tuvo reparos en instalar los contadores y hacernos nuestros contratos. No será que hay intereses urbanísticos en una de las zonas más cotizadas de Madrid en la actualidad y están tratando a base de desgaste de hacernos claudicar? Una pena que estén perdiendo millones en electricidad cuando hay miles de personas dispuestas a pagar por su consumo. Por algo los vecinos han invertido en autoconsumo una cantidad de dinero que no se amortiza en muchos años, pero que en todo caso ha servido para ser más autosuficientes. La realidad del sector II es una muy distinta a otras.

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  4. Rivas no

    Fuera esa gente de rivas!!! No pagan impuestos, no pagan suelo, no pagan Ibi, y si reciben ayudas, si reciben paguitas, si reciben casas gratis…
    Solo traen problemas, delincuencia, basura, con acercarse no hay más que verlo.
    Fuera de rivas. Que lo manden si quieren a valdebebas

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