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OPINIÓN

Antonio de la Peña

Antonio de la Peña

Doctor en Ciencias Biológicas, licenciado en Ciencias Geológicas y diplomado en Medio Ambiente

He leído en Diario de Rivas el artículo titulado “el regreso de las ZBE: balance siete meses”. Al parecer desde el Gobierno municipal ya están valorando los resultados de la medida medio ambiental adoptada.

Recordaran que el objetivo último, principal, era reducir las emisiones de CO2 en el entorno de los centros escolares. Consecuentemente a este fin, se formula el título de Zona de Baja Emisión. Su acrónimo ZBE. Parece lógico. También es evidente, que el cambio de movilidad es sólo un objetivo instrumental, secundario, respecto a la reducción de emisiones. El cambio de movilidad no es prioritario si las emisiones no se reducen. Es más, si no conseguimos el fin no se puede considerar eficiente la medida.

 

Para analizar la medida adoptadas hemos podido contrastar tres opiniones de actores diferentes. En primer lugar, el concejal de Educación, D. José Alfaro (Gobierno Municipal). Representa la institución que adopta la medida. El segundo actor es la FAPA de Rivas. Se trata del sujeto paciente. FAPA de Rivas sufre las medidas. Por último, Diario de Rivas como verificador in situ del proceso.

El primero, D. José, dice que el balance es “muy positivo”. El segundo, FAPA Rivas, lo define como de “sombras y luces” y “…con tres análisis dispares” dependiendo del centro, y las familias. Diario de Rivas verifica la situación y parece estar más cercano a la realidad dada por el FAPA Rivas.

¿Qué se ha verificado, y valorado? La movilidad, no la emisión. El gobierno sigue sin dar una cifra, aunque sea estimada, de la reducción de CO2. Nada sabemos de cuanto CO2 emitíamos, cuanto hemos reducido y cuanto emitimos actualmente.

Como me gusta dar datos, y objetivarlos, me puesto a la tarea. A ver si les gusta. Para no aburrir con cifras y operaciones explicaré muy brevemente la metodología empleada.

1º: He valorado de 1 a 3, según la información del artículo, los comentarios realizados por estos tres actores. He dado un “uno” (1) al colegio o área escolar que no ha mejorado la movilidad y consecuentemente parece no haber alcanzado el objetivo último de bajar las emisiones. Un “dos” (2) a las zonas que “ni fu ni fa”, las regular de toda la vida. Un “tres” (3) a las zonas que parecen haber alcanzado el objetivo. Las “guay”. Las que nadie discute que han funcionado.  La media del total es de 1.6 (aprobadillo). Saben que soy profe.

2º: De los colegios electorales (Ayuntamiento de Rivas, 2022) he tomado el número de habitantes que hay por colegio. Les aseguro que esto ha sido un curre. “Jo” con los portales de transparencia. Pero lo he logrado. Ya sé el número de ciudadanos distribuidos en los 45 distritos electorales, o como se llamen. Cada distrito tiene unas calles. Me han salido 95.347 habitantes. El número es razonable. Habrá errores, pero es válido.

3º: Con ese número de habitantes he estimado los Kilogramos de CO2 que emite cada una de las 45 zonas, y consecuentemente sus colegios. Si alguien del Ayuntamiento quiere las cifras estaré encantado de proporcionarlas. He empleado los datos de INE (2020) para emisiones per cápita media.

4º: Por último, utilizando también los datos del INE (2020) he estimado que cifras de emisiones de CO2 corresponden a los vehículos. ¡Buala! (voilà). Ya conozco las emisiones por colegio. Esto ha sido muy sencillo. Es prácticamente un 25% del total de la zona.

Es verdad que todo el proceso de cálculo es algo más complejo, pero lo dejamos para un artículo científico. Para uno divulgativo está muy bien.

Les comentaré que el colegio cuya área emite más CO2 por vehículos, según estos cálculos y cifras es el CEIP Dulce Chacón con 10.941,31 Kg de CO2/año. Seguido de cerca, el CEIP José Iturzaeta con 10.388,07 Kg de CO2/año. El tercero es el CEIP Hans Christian Andersen con 10.072 Kg de CO2/año. Nuestro pódium ripense ya se ha conformado. Tranquilidad a los padres son valores muy normales, nada dañinos. En estos tres colegios, según los comentarios de los actores dados en el artículo; para el CEIP Dulce Chacón “…no se ha conseguido su implantación tal y como se había planeado”. Para los otros dos: CEIP José Iturzaeta y CEIP Hans Christian Andersen ”la percepción actual es que la aplicación del ZBE no ha resuelto los problemas”. Mal vamos. Donde más y mejor había que actuar, no ha sido eficaz la medida. Este ha sido el resultado. Tengan en cuenta que se trata de mis estimaciones de CO2. ¡Que alguien de otras!  Por favor. Sólo así avanza el conocimiento.

Este mismo estudio para el resto de los 13 colegios electorales es sumamente esclarecedor. Dice dónde tienes que actuar, y dónde no es tan necesario. Imagínense si en vez de estimaciones tuviéramos datos reales de muestreo. Sería estupendo. Si alguien quiere conocer los datos de su colegio puede preguntarme en comentarios. Si los tengo, me comprometo a darlos. Hare caso a mi amiga Carmen Barahona y seré breve.

Además, he podido conocer, por Vanesa Millán, que la concejala de Transición Ecológica ha participado en el “10seminario de @compostaenRed”. Publica una fotografía para demostrar la asistencia al evento. Allí ha hablado de nuestro Plan de Economía Circular ‘Con R de Rivas’ y del compostaje como clave de la estrategia. Fue acompañada por D. Jorge Rochet Monteagudo, gerente de la Empresa Municipal de Servicios, S.A. RIVAMADRID. También, una técnico de la empresa viajo hasta allí. Los tres en la foto.

Ustedes se preguntarán y, ¿dónde es allí? Allí es la isla de La Palma. Preciosa.

En un excelente Trabajo Fin de Grado (TFG), de la Escuela superior de Ingenieros Aeroespaciales, se realiza un estudio de las emisiones de CO2, y otros gases efecto invernadero, producidos por compañías aéreas, trayectos y tipos de avión (de la Peña, 2021). La conclusión de ese trabajo es que depende de, entre otros: los procedimientos de despegue y toma de tierra, el modelo de avión, y la ocupación de pasajeros (peso de carga). Resumiendo, de media por trayecto y ocupante se producen unos 500Kg de CO2 (de la Peña,2021; Mulet, 2022). Tres personas y, al menos un vuelo MAD-CANARIAS, ida y vuelta suponen, aproximadamente, 3.000Kg de emisión de CO2. Para hacerse una idea, como todas las emisiones de los coches que se aproximan al CEIP La Escuela, en un año, al llevar sus niños al cole. El menos contaminante, en cifras, de nuestros coles (3.043 Kg de CO2/año).

El Ayuntamiento de Rivas calcula que las ZBE reducirán en un 75,37% las emisiones nocivas en los coles. Es decir, pensábamos reducir unos 2.282,25 Kg de CO2/año en ese CEIP. Si la concejalía de Transición Ecológica, en un solo viaje evitable, es el causante de 3000 Kg de CO2/año, obtenemos un saldo neto negativo de 717.75 Kg de CO2/año. Y digo evitable, porque al foro se podía participar de forma virtual. Obviemos los costes económicos, a pesar de hablar de Economía circular.

En su muy ilustrativo libro, “Cambio de Clima” (es un comic sensacional), Squarzoni (2022) habla de su problema de conciencia ecológica cuando quiere volar desde París a distintos puntos del planeta. Recomiendo su lectura. En mi opinión es un ecologista fatalista, de los apocalípticos (sesu Morton, 2021). Squarzoni llega a la conclusión que solo realizará un vuelo al año. Lamentablemente yo no tengo esa sensibilidad, y volaré si es necesario. Tampoco lo hago mucho.

Concluyendo, seguimos sin saber cuánto CO2 nos ahorran, realmente, las ZBE. Segundo, no parecen que sean especialmente eficaces en los colegios más problemáticos. Por último, en aquel centro escolar que parece que había funcionado, las cifras de ahorro del ZBE se han ido volando.

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