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Elena García Armada y Eduardo Sicilia

Elena García Armada y el consejero de Ciencia de la Comunidad de Madrid, Eduardo Sicilia, en su visita a Rivas (foto: Diario de Rivas).

En una luminosa oficina situada entre las vías del metro de la línea 9 y el centro comercial H2O tiene su despacho Elena García Armada, una de las científicas más prestigiosas de nuestro país, eminencia a nivel mundial en el ámbito de la robótica. Elena, que nació hace 50 años en Valladolid y reside en Rivas desde más de dos décadas, dirige la empresa que ella misma fundó, Marsi-Bionics, que ha conseguido desarrollar y patentar el primer exoesqueleto pediátrico del mundo, el ATLAS 2030, para que niños y niñas aquejados por patologías neuronales que limitan su movilidad puedan caminar y mejorar su calidad de vida.

En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, Elena y su equipo recibieron la visita del Consejero de Ciencia, Universidades e Innovación de la Comunidad de Madrid, Eduardo Sicilia. García Armada compartió también unos minutos con Diario de Rivas en una charla en la que además de adentrarse en su vinculación con el municipio y explicar en detalle en qué consiste su trabajo, ha reivindicado la importancia de la educación para que el peso de la mujer en la ciencia vaya a más: “El factor común de las mujeres que lideran empresas tecnológicas es el apoyo familiar que han tenido desde su infancia, evitando diferencias de género, y esa educación sin fronteras es fundamental”.

Tecnología de vanguardia en Rivas

Aunque Elena fundó Marsi-Bionics en el año 2013, la sede de la compañía estuvo primero localizada en Alcalá de Henares antes de ser trasladada a Rivas. «Hay varios motivos por lo que estamos en el municipio, entre ellos vinculación con Rivas, en la que resido hace más de 20 años», explica la científica. “La razón fundamental por la que estamos aquí es porque la empresa es una ‘spin-off’ del Centro de Autómatica y Robótica del CSIC, que está situado en Arganda del Rey, y allí tenemos Marsi Care, que es una plataforma de investigación donde estamos haciendo prácticamente todos nuestros ensayos clínicos —la pandemia ha dificultado que se siguieran haciendo en los hospitales— con nuestra tecnología, por lo que de este modo estamos más cerca”, aclara.

Armada se ha referido al centro Marsi Care como una especie de ‘gimnasio sensorizado’, puesto que es ahí donde trabajan activamente con su tecnología. Entre ellas, destaca el mencionado exoesqueleto pediátrico diseñado para niños y niñas afectados por enfermedades como la atrofia muscular espinal (AME), la parálisis cerebral o la AME tipo II, pero no es la única tecnología de vanguardia diseñada por el equipo de Elena García Armada, ya que también ha patentado la primera órtesis robotizada de rodilla con rigidez adaptable.

De hecho, a diferencia del exoesqueleto infantil, que todavía no se comercializa, la órtesis de rodilla ya se ha introducido en centros médicos como el Hospital Sanitas La Zarzuela para rehabilitar a pacientes que han sido intervenidos para colocarles una prótesis en sus rodillas. «Tradicionalmente es una recuperación larga y muy dolorosa, y con nuestra tecnología no solo es más rápida, alrededor de un mes, sino que los pacientes se recuperan sin dolor«, indica García Armada.

El exoesqueleto pediátrico, en cambio, no se comercializa todavía, pero la investigadora de Rivas Vaciamadrid espera poder hacerlo en «abril o mayo, porque la investigación clínica ha concluido con éxito». Tan solo falta, según explica García Armada, que se aprueben los últimos certificados para que se pueda satisfacer la demanda.

“Estamos hablando de un producto que puede ayudar a 120.000 niños y niñas en España y 17 millones en todo el mundo que sufren distintas patologías que afectan gravemente a su movilidad”, puntualiza la científica española, que empezó investigando la aplicación de exoesqueletos en el ámbito de la industria pero viró hacia la salud al conocer a la familia de una niña que le hizo ver el potencial que tendría la robótica en el ámbito sanitario. «Me abrieron los ojos, porque nos explicaron que no había en el mercado nada que pudiera ayudar a los niños a caminar, así que decidimos aprovechar nuestra trayectoria en el CSIC de más de 40 años, 20 yo misma, en investigación en robótica de locomoción, y el conocimiento que teníamos para dar el giro a la aplicación de esta tecnología», relata.

Marsi-Bionics

El exoesqueleto de Marsi-Bionics ayuda a que niños que no pueden hacerlo, puedan caminar (foto: Facebook Marsi-Bionics).

Elena García Armada cuenta que la acogida en la comunidad científica y médica ha sido tan buena que tienen «una demanda internacional muy alta» de su tecnología, porque los estudios realizados han avalado el impacto positivo en los niños que han sido tratados con el exoesqueleto.

Por lo tanto, el objetivo por el cual fundó la empresa con sede en Rivas la prestigiosa experta en robótica, que no es otro que «transferir a la sociedad los resultados de la investigación pública en exoesqueletos robóticos que ayuden a caminar a personas con afecciones neurológicas que no pueden caminar», tal y como ella misma lo define, está a punto de hacerse realidad por completo.

Mientras eso ocurre, hasta la fecha, el impacto positivo del exoesqueleto pediátrico ya se hace notar en el campo de la investigación, ámbito en el que se benefician de la rehabilitación con su tecnología niños como Víctor, que cuando empezó a trabajar con él en noviembre no se podía poner de pie y cuatro meses después le ha demostrado al consejo de Ciencia de la Comunidad de Madrid durante su visita a Rivas su progreso, siendo capaz incluso de caminar.

El tratamiento rehabilitador con este tipo de tecnología es caro, porque además está diseñado para que lo maneje exclusivamente un profesional cualificado y debidamente formado para ello. De ahí que en la página web de Marsi-Bionics se mantenga abierto un crowfunding para poder cubrir los gastos derivados del tratamiento de niños, entre ellos el propio Víctor, que necesitan el exoesqueleto pediátrico para mejorar su calidad de vida.

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