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Buzón y tienda de los deseos, en un colegio de Rivas

Buzón y tienda de los deseos, en un colegio de Rivas (foto: Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid)

Información elaborada con la colaboración del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid

El acoso escolar o la violencia en las aulas no son solo un problema de Secundaria. Aunque las alarmas suelen saltar en el instituto, muchas de estas situaciones tienen su origen ya desde los años de Primaria e, incluso, pueden empezar a prevenirse desde los cursos de Infantil. Varios colegios de Rivas, asesorados por expertos de la Concejalía de Educación del Ayuntamiento de Rivas, han puesto en marcha un proyecto de convivencia para prevenir y minimizar la conflictividad entre los más pequeños.

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Cuentan desde Educación que, hace algunos años, el ampa de un colegio de Rivas hizo una encuesta entre el alumnado para preguntarles qué les gustaría durante los recreos. De esta forma, pensaron, podrían decorar el patio del colegio o instalar en él los juegos que más demandaran los alumnos: una rayuela, un ‘tres en raya’ gigante, quizá alguna instalación con material reciclado… Pero, cuando leyeron las peticiones de los alumnos, se llevaron una enorme sorpresa: había niños que lo que querían era «no quedarse solos», «jugar con amigos» o que, directamente, pedían «un abrazo». En definitiva, lo que echaban de menos no era más material para jugar, sino puro y simple afecto. Y nada más. Así que el alumnado ayudante —rol que asumen de manera voluntaria determinados niños y niñas en los centros donde se desarrolla este programa— colocó una ‘Tienda de los deseos’ en el recreo, con una urna llena de ‘papeletas sorpresa’, con las que se podía conseguir un abrazo o unas palabras amables —»Eres el mejor», «No te rindas»— que les ayudaran cuando la convivencia con los demás se les hacía cuesta arriba o, simplemente, les apeteciera recibir un mensaje positivo.

El Programa de Convivencia en Centros de Primaria se ofrece a todos los colegios de Rivas a través del Programa de Apoyo Municipal a Centros Educativos (PAMCE) y consiste en una adaptación a los colegios de las actuaciones que llevan desarrollándose desde hace más de una década en los institutos de la ciudad. «Es en el colegio donde se empiezan a ver las situaciones que luego ‘estallarán’ en Secundaria o Bachillerato», explican Vanesa Seguro y Yolanda Pérez, desde la Concejalía de Infancia y Juventud. Por ejemplo, los chavales que se quedan aislados en el instituto suelen empezar a estarlo desde 3º de Primaria. «A esas edades, normalmente los niños no quieren hacer daño a los demás. Un mote, para ellos, es solo algo gracioso, pero no son conscientes del daño que pueden infligir al otro», añaden. Y es en los espacios de convivencia —el patio, las pistas deportivas, el comedor, los baños— donde surgen los principales conflictos en las aulas. «Hay estudios sociológicos sobre la utilización de los patios cuyas conclusiones pueden verse en cualquier escuela de Rivas», apunta Seguro. Por ejemplo, el uso de este espacio desde la perspectiva de género: los niños suelen tener los conflictos en las pistas deportivas, mientras las niñas sufren la mayoría de los problemas en zonas más íntimas: en los laterales o en los baños. Así lo reflejan los ‘mapas’ de conflictos que ha ‘dibujado’ el propio alumnado, al que se pidió que señalara con ‘gomets’ los lugares donde tenían lugar esos problemas, sobre un plano del colegio en cuestión.

«Este patrón suele repetirse en todos los centros», confirman ambas expertas. Comunes son también, por ejemplo, los problemas en la utilización de las canchas deportivas, «sobre todo con el fútbol», afirman. «Y eso que, en ocasiones, los problemas tienen soluciones muy obvias. Por ejemplo, en un colegio se detectó que uno de los problemas de convivencia surgía porque el alumnado no se acordaba de los turnos fijados para disfrutar de las canchas. Las peleas terminaron con una solución muy sencilla: poner un cartel con los turnos. Parece mentira, pero a nadie se le había ocurrido», apuntan. En otra ocasión, la instalación de dispensadores de geles con alcohol —de esos que sirven para lavarse las manos y desinfectarlas sin agua— terminó con las colas interminables y las peleas del alumnado para lavarse las manos antes de entrar al comedor. En otra, la señalización de las zonas comunes, sobre todo las escaleras, ayudó a que los desplazamientos dentro del colegio se desarrollaran con más fluidez.

En la mayoría de las ocasiones, los problemas fueron detectados y comunicados por los propios niños. «Muchas veces los adultos percibimos problemas donde no los hay, y viceversa: se nos escapan situaciones que al alumnado sí le afecta, y mucho», apunta Pérez. Por ejemplo, el recreo del comedor es percibido por los padres y por el personal docente del centro como un momento conflictivo, «ya que es un período de tiempo más largo que el anterior y, además, no cuenta con profesores presentes, sino que está controlado por personal no docente», aseguran. «Sin embargo, para el alumnado es el momento donde menos problemas tienen, según cuentan ellos mismos y, además, es un espacio de juego libre que valoran mucho», continúan. Precisamente, la incorporación del alumnado en la convivencia del centro y en los procesos de detección de los problemas y las soluciones —a través del diálogo igualitario con profesores, ampas y resto de la comunidad educativa— es una de las claves del éxito. «Aunque cada centro tiene su plan de convivencia, este es, a veces, desconocido, y normalmente nadie pregunta al alumnado», apuntan Pérez y Seguro.

En este programa —que el curso pasado se aplicó en los colegios Rafael Alberti, Hipatia, El Parque, José Hierro y Victoria Kent— participaron cien alumnos y y alumnas como ayudantes, contribuyendo a detectar los problemas de convivencia y a responsabilizarse poniendo en práctica las soluciones, con la ayuda de los educadores; y más de 500 tomaron parte en las sesiones de socialización preventiva, en las que se trabajan la igualdad, el buen trato o el trabajo en equipo. Este curso, repiten la experiencia los cuatro primeros, a los que se ha sumado, por el momento, Las Cigüeñas. Además, el equipo de convivencia de El Parque ha sido reconocido el pasado mes de diciembre con el Premio al Compromiso Educativo Profesor Julio Pérez en la categoría de Alumnado.

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