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Cristina Golbano, alumna de la escuela de cocina del CEM Hipatia

Cristina Golbano, alumna de la escuela de cocina del CEM Hipatia (foto: Diario de Rivas).

Cristina Golbano tiene 19 años y un sueño por cumplir: montar su propio restaurante, como su madre hizo en su día en Morata de Tajuña, el municipio donde reside. Allí cultivó su prematuro interés por la cocina y su curiosidad permanente “por probar cosas nuevas”, como ella misma describe su inquietud por los fogones, pero decidió que no podía quedarse junto a su progenitora en el restaurante familiar. Pudo hacerlo, pero escogió formarse en la Ciudad Educativa Municipal Hipatia de Rivas Vaciamadrid. «Soy de las que piensa que si te gusta mucho algo debes formarte y aprender desde cero, así que decidí que no podía quedarme en el restaurante de mi madre», explica Cristina a Diario de Rivas. Hoy, a punto de terminar el ciclo formativo de grado medio de Cocina y Gastronomía en la escuela de cocina del centro ripense, aspira a ser una de las finalistas de los premios Promesas de la Alta Cocina organizados por la reputada escuela Le Cordon Bleu Madrid.

 

Al evento, que celebra su novena edición, organizado a nivel nacional con el objetivo de captar nuevos talentos de la cocina, se pueden presentar los menores de 25 años que estén cursando el último año de un programa de cocina o pastelería en una escuela española, pública o privada. El premio para los dos primeros es una beca para estudiar durante un año en sus prestigiosas instalaciones, situadas en la universidad Francisco de Vitoria. Cristina ya ha pasado la primera fase, en la que la organización elegía a los 50 candidatos que optan a las diez plazas de finalistas.

Animada por sus profesores, Golbano afrontó este reto como un paso más en su aprendizaje. “Como me esfuerzo mucho y me gusta el trabajo bien hecho, los profesores me lo propusieron y no lo dudé porque no se pierde nada; es una experiencia más para aprender y conocer mucha gente del sector, y como tal la estoy disfrutando, hasta donde llegue, sin pensar mucho más allá”, cuenta, quitando hierro a la oportunidad que tiene por delante.

Cristina Golbano en la cocina del CEM Hipatia

Cristina Golbano en la cocina del CEM Hipatia (foto: Diario de Rivas).

Una de las personas que propuso a la joven aprendiz de cocinera participar en el concurso representando a la escuela de cocina del centro educativo Hipatia es César Orive, profesor de pastelería del módulo de grado medio que estudia Cristina en Rivas. “En los diez años que llevamos con el proyecto de la escuela de cocina, solamente en dos ocasiones hemos dado el paso de proponérselo a un alumno del centro, porque lleva mucho trabajo detrás y el reto requiere un compromiso y un interés importante, y también unas inquietudes profesionales y una formación teórica avanzadas como los que muestra Cristina”, apunta.

Orive es la persona que guía y acompaña a Golbano en la aventura de los Premios Promesas de la Alta Cocina. “Aunque te dan unas bases, hay una parte libre en la que te desenvuelves como quieres, y ahí entre los dos hemos buscado opciones chulas que pudieran gustar al jurado y al mismo tiempo que me sirvieran para aprender”, cuenta Cristina. Finalmente, junto a la ballotine de pechuga de ave —de pintada en el caso de Cristina—, tartaleta de tomate concassée y alcachofas, elaboración obligatoria, ella ha optado como segunda guarnición, la de estilo libre, por un kimchi de remolacha y aceituna de Campo Real, dos ingredientes de temporada y proximidad, aspectos que se valoran positivamente en el concurso.

Para demostrar sus dotes, Cristina ha tenido que presentar un vídeo en el que explica su receta y enseña cómo la ejecuta. “Tanto en la elaboración del vídeo como en la fotografía oficial, que tiene un estilo más profesional, me han ayudado profesores del colegio”, asegura Golbano.

Cristina Golbano

Foto oficial de Cristina Golbano en los premios Promesas de la Alta Cocina de Le Cordon Bleu (fuente: CEM Hipatia).

Actualmente, la competición se encuentra inmersa en la segunda fase. Los concursantes, Cristina incluida, han compartido los vídeos de sus respectivas recetas en Youtube, y la organización ha abierto el plazo para la votación popular, que se cerrará el 11 de marzo.

El jurado de los premios elige a los 25 mejores, pero en este punto del proceso es decisivo el voto popular porque tiene un peso del 15% en la selección de los diez finalistas. “De momento mi vídeo va el primero en visualizaciones en Youtube, pero en votos voy alrededor de la décima posición”, indica Cristina. Esto se debe a que no cuentan los ‘me gusta’ de Youtube ni las visualizaciones, sino los votos que se hacen efectivos a través de este enlace . Tan solo hay que elegir su receta, introducir una dirección de correo electrónico y confirmarlo posteriormente.

El día 16 del mismo mes se hará pública la lista de los finalistas. La fase final del concurso se llevará a cabo presencialmente en Le Cordon Bleu Madrid ante un jurado compuesto por chefs profesores de la escuela y cocineros de prestigio invitados para la ocasión. “No me hago ilusiones, voy al día y lo disfruto; si paso, me alegraré, y si no llego a la final me quedaré con lo que llevo aprendido y la gente que he conocido”, concluye Cristina Golbano, cuyo próximo objetivo es “aprender de los mejores cocineros”.

La escuela de cocina del CEM Hipatia

Hipatia ofrece en su programa educativo estudios de formación profesional de grado medio en cocina y gastronomía. Cristina Golbano, que escogió la escuela por la cercanía de esta con su municipio, Morata de Tajuña, asegura que “siempre había oído hablar de escuelas más grandes, pero me decanté por la de Hipatia y estoy encantada”. “Me ha abierto muchísimas puertas y es muy personal: están muy pendientes del alumno”, añade la morateña aspirante a chef, que ya sabe lo que es trabajar junto al equipo del famoso cocinero Dani García en uno de los restaurantes que regenta en Madrid. 

Cristina Golbano es solo una de los alumnos y alumnas a los que enseñan César Orive y todo el equipo de profesores de cocina y restauración de este proyecto del centro educativo de la Fundación Fuhem, que se completa con un restaurante escuela, Bitácora, que abre sus puertas los viernes lectivos al mediodía y que es atendido por los alumnos de la escuela. «El servicio se ajusta, como cualquier restaurante, a los protocolos de seguridad de la COVID-19, y en sala está atendido por los alumnos de primer año (el grado consta de dos cursos), aprendices del trabajo de sala, y la cocina por los más experimentados, los de segundo año», explica César Orive. «Aprendices» no quiere decir necesariamente que sean jóvenes, como demuestra Orive con un ejemplo inmejorable: “Aunque la media de edad de nuestro alumnado es de 20-21 años, tenemos un alumno actualmente de 45 años”.

Ahora, con el paso al frente de Cristina, Orive puede presumir de estar puliendo el talento de una de las jóvenes promesas de la alta cocina española.

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