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Almacén de la RRAR.

Almacén de la RRAR (foto: Diario de Rivas).

El pasado 29 de octubre, la Red de Recuperación de Alimentos de Rivas (RRAR) fue declarada oficialmente Entidad de Utilidad Pública al aparecer como tal en el Boletín Oficial del Estado publicado en dicha fecha. La asociación ripense sin ánimo de lucro lo solicitó hace tres años, por lo que esta era una noticia muy esperada para todo su equipo de voluntarios. “Esto supone una oportunidad enorme para abrir puertas, tanto de empresas que ahora se pueden interesar en colaborar con nosotros como de particulares. Entre otras cosas, porque esto hace que todas las donaciones y cuotas de socios y patrocinadores sean desgravables”, explica Jorge López Cardiel, presidente de la entidad ripense, que ha recibido a Diario de Rivas en la sede de la RRAR.

Aunque todavía no se ha cerrado ninguna colaboración nueva a raíz de ser la RRAR nombrada Entidad de Utilidad Pública porque apenas han transcurrido unas semanas, Jorge López confirma que ha tenido un efecto inmediato. Sobre todo, porque ha coincidido en el tiempo con la proximidad de la entrada en vigor de la Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario impulsada por el Ministerio de Agricultura, que tiene como uno de sus objetivos principales reducir la comida que se tira en los establecimientos comerciales como los supermercados.

En este sentido, reconoce el presidente de la RRAR, que están en conversaciones avanzadas con una cadena de supermercados que cuenta con cuatro establecimientos abiertos en Rivas. “Podría suponer una importante donación de productos frescos para las familias con las que colaboramos”, dice el presidente de la RRAR.

Además, Jorge López avanza que también se están manteniendo conversaciones con Sanidad y el Ayuntamiento de Rivas “para hacer una prueba piloto en dos colegios de Rivas”. Esta consistiría en envasar de forma óptima, acorde con las exigencias sanitarias, aquella comida que no se consuma en los centros escolares para que pueda ser aprovechada por la RRAR.

Y, por último, también confiesa un tercer proyecto, este todavía sin avanzar, para intentar dar servicio de comida diaria a las familias a través de una cocina industrial próxima a las instalaciones de la RRAR en el polígono de Santa Ana. “Nos gustaría involucrar en ello al Ayuntamiento”, dice Jorge López.

Conchi, voluntaria de la RRAR, descargando a primera hora de la jornada.

Conchi, voluntaria de la RRAR, descargando a primera hora de la jornada (foto: Diario de Rivas).

Actividad diaria para ayudar a más de 200 familias

En lo que no ha cambiado nada, al menos de momento, este nombramiento de la RRAR como Entidad de Utilidad Pública, es a nivel operativo. Su nutrido grupo de voluntarios sigue trabajando a diario, tal y como lo ha hecho desde que la organización se formó de manera oficial, en el año 2014 –para encontrar el origen de su actividad hay que remontarse a la crisis económica y social de finales de la década de los dosmil–, para dar servicio a las familias a las que atienden.

“Actualmente, son más de 200, pero llegamos a un pico que superó las 300”, señala Jorge López, mientras muestra a Diario de Rivas cómo trabaja todo el equipo de voluntarios. “Lo especial es que no baja el número porque mejoren las circunstancias, sino que hemos comprobado que lo hace porque muchas familias tienen que marcharse de Rivas al no poder pagar el alquiler”, añade.

Las más de 200 familias cuyas necesidades básicas alimentarias se cubren a través de la RRAR reciben un carro mensual que incluye productos no perecederos o de larga duración como legumbres, cereales, leche, aceite, galletas o pasta, entre otros. “Les puede dar, si se organizan bien, para unos 20 días aproximadamente”, apunta el presidente de la RRAR. A este carro mensual se suma la ayuda diaria, que consiste en una pequeña “cesta” diaria con productos básicos como fruta, verduras, pan o lácteos, además de embutidos.

José Luis, voluntario de la RRAR, ultima los detalles antes de la recogida diaria de alimentos en la RRAR.

José Luis, voluntario de la RRAR, ultima los detalles antes de la recogida diaria de alimentos (foto: Diario de Rivas).

Para poder ofrecer este servicio diario, voluntarios de la RRAR como José Luis, Conchi y José Antonio, y el propio Jorge, acuden cada mañana a los establecimientos comerciales que colaboran con la entidad sin ánimo de lucro. Por ejemplo, el supermercado Aldi y la panadería Arte&Sano. A las ocho de la mañana ya están descargando los primeros alimentos en la sede de la RRAR, donde habilitan una zona exterior con mesas en las que previamente a la llegada de las familias revisan –desechan aquel que no es apto para el consumo–, clasifican y colocan el género del día, al que añaden una selección de productos del almacén, como leche o galletas. “Merece la pena porque ayudas a quien lo necesita. Y prueba de ello es que ocurren cosas como que una señora te dé un abrazo, llorando, porque le has dado unos yogures para los niños que tiene en casa. Y esto me pasó ayer mismo”, narra José Luis, voluntario de la RRAR desde hace años.

Hacia las 9:30 de la mañana ya está todo listo para la llegada de las familias, incluido la recogida de embutidos que se lleva a cabo de martes a viernes en otra empresa colaboradora con sede en Rivas. Este embutido se recepciona en cajas y se puede trasladar a la sede de la RRAR porque esta cuenta con una furgoneta –donada por Izquierda Unida– equipada con sistema de frío cuya instalación se pudo costear gracias a una acción benéfica del centro comercial H20. Una vez en la sede de la RRAR, el embutido se clasifica en bolsas individuales y se conserva en frío hasta que se entrega a las familias.

Esta entrega la coordina Javier, que es el responsable del equipo de valoración autónomo con el que cuenta la RRAR de Rivas. “Todas las familias a las que ayudamos pasan por Servicios Sociales, pero nosotros, a través de este equipo, hacemos una valoración de su relación de ingresos y gastos y un seguimiento de la situación de las familias. Además, estamos intentando desarrollar poco a poco una red para ayudarles a encontrar trabajo”, explica Jorge López, que cita como ejemplo el caso de Conchi, una de las voluntarias de la entidad ripense. “Cuando llegó a la RRAR, estaba en paro. Conseguimos que la contrataran como barrendera en Vallecas y es muy probable que la hagan fija”, dice mientras su compañera, presente y atenta mientras clasifica ropa donada en el almacén de la RRAR, asiente. “Este es mi sitio”, apostilla Conchi con orgullo.

Voluntarios de la RRAR recogen, descargan y clasifican embutidos de lunes a martes.

José Antonio, descargando embutidos (foto: Diario de Rivas).

Diferentes líneas de autofinanciación

La RRAR es una entidad de utilidad pública sin ánimo de lucro. Esto significa que se financia a través de aportaciones económicas de personas y empresas colaboradoras. Pero con esto no sería suficiente para dar el servicio que a día de hoy prestan a más de 200 familias de Rivas.

Por ello, a través del ingenio y la iniciativa de su presidente, Jorge López, ha ido ampliando sus líneas de actuación para conseguir más financiación. Un ejemplo es la recogida de tapones de los puntos limpios de Rivas, servicio que se presta a través de un convenio firmado por Rivamadrid. “Recogemos miles de kilos, los almacenamos en nuestras instalaciones y los llevamos directamente a una de las fábricas en las que los convierten en serrín para hacer cajas, que nos paga por ello”, expone el presidente de la RRAR.

Otro ejemplo es el convenio de colaboración con Humana, la entidad que opera en Rivas para la recogida de ropa de segunda mano a través de la red de contenedores que tiene operativos en las calles de Rivas. Este acuerdo se gestó a raíz de la recogida de ropa para enviar a Ucrania que el Ayuntamiento de Rivas organizó y la RRAR canalizó. “Recogemos ropa directamente nosotros en la RRAR y se la llevamos a Humana a su sede, de manera que la gente que dona pueda estar tranquila de que su ropa llega al destino”, dice Jorge López, que pone un tercer ejemplo: la recogida de libros, que intercambian por palés de leche posteriormente con la librería Jerez.

Además, la RRAR también recepciona juguetes que después entrega a las familias con niños. Es el caso de los que se donan en las recogidas organizadas por Vecin@s por Rivas cuando se acerca la Navidad, pero también los acepta en sus instalaciones de la calle Crisol (Nave 2D).

“Afortunadamente, los que vinimos a vivir primero a Pablo Iglesias y luego a Covibar y nos sumamos a los 600 habitantes del Casco, vivimos una época muy bonita, de puertas abiertas, que dejó un poso que todavía perdura hoy para que Rivas esté siempre en lo alto, y se ve en iniciativas como la nuestra”, concluye Jorge López.

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