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OPINIÓN

Antonio de la Peña Zarzuelo

Antonio de la Peña Zarzuelo

Compañero de José Alfonso

He leído en Diario en Diario de Rivas el artículo, de fecha 20 de abril de 2023, titulado ‘Homenaje a la V corporación de Rivas Vaciamadrid: “Fue una escuela de lo que es la vida”’. Se trata de un acta de hombría de bien homenajear aquellos que nos han precedido. Resulta secundario el color del partido o la ideología que defendiera. Gracias a la lectura del texto me he enterado del fallecimiento de mi compañero de corporación 2007-2011, y del Partido Popular, José Alfonso Díaz Blázquez. José Alfonso no estuvo liberado durante su actividad política. Esto significa que no cobró nómina alguna por las muchas horas que dedicó a sus vecinos. Lo que no fue tan conocido de él fue su trabajo.

Profesionalmente se dedicó, desde fundaciones y ONGs, a servir a los más necesitados. Si buscan en la red y analizan su perfil, por ejemplo, en Linkedin, comprobaran a lo que me refiero. Durante los últimos años su esfuerzo se dedicó a los mayores. Dirigía una residencia de ancianos.

Muchos de ustedes ven en los políticos “mamandurriados” y aprovechados. Seguro que existen. Como en cualquier actividad, hay profesionales buenos y malos. Además, en política, los malos suelen ser los que acaparan las portadas de los diarios, revistas y medios de comunicación. Sin embargo, los miles de concejales, de los aproximadamente 1.800 municipios españoles, jamás han sido objetos de alabanza, ni referencia para nadie.

Ser político, y de derechas, en Rivas no es nada fácil. Es más, afirmo es muy difícil. En ocasiones caro. Pinchar 7 veces la rueda en un mismo año es algo estadísticamente improbable, aunque posible. Siempre será más satisfactorio nadar a favor de corriente. El contrapunto es complicado de llevar en una melodía, pero si está bien ejecutado, la hace más hermosa. Son muchas las horas de trabajo, reuniones y debates que compartí con José Alfonso. Fueron muchas las horas compartidas hasta bien entrada la noche en el grupo municipal. Sabíamos que eso restaba horas a nuestras familias. Solía ser este un punto y final de aquellas reuniones: “venga que tengo familia”.

Pues bien, a veces, unas pocas horas más tarde de ese mismo día, José Alfonso se marchaba a seguir sirviendo a otros. Se trata de una cuestión de principios, no de valores. Servir como forma de entender la vida. No, no es lo mismo. Los principios son atributivos y permanentes. Los valores son predicativos y temporales. Esto significa que los principios son necesarios, mientras los valores son complementarios. Prefiero hombres de principios, aunque se equivoquen, a hombres de valores. Estos últimos tendrán siempre razón. Los cambiaran [los valores] cuando sea necesario.

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