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Juancho Cuenca en el Kazbek

Juancho Cuenca en el Kazbek

Juan Ignacio ‘Juancho’ Cuenca acaba de regresar de su última aventura, en la que ha coronado la cumbre del Kazbek, llevando la bandera de Rivas a más de 5.000 metros de altitud en la frontera que delimita Georgia y Rusia.

Recién aterrizado del Cáucaso, este ripense con una dilatada experiencia en el mundo del montañismo ha atendido a Diario de Rivas para contar en primera persona este nuevo hito que se suma a su extenso currículum, una expedición de la que el propio protagonista destaca su simbolismo por el contexto geopolítico actual.

Juancho Cuenca en el Kazbek

Juancho es vecino de Rivas desde el año 1985 y acumula a sus espaldas un buen puñado de experiencias en alta montaña, con cumbres en el Himalaya o los Alpes. Es profesor titulado de la Federación Madrileña de Montañismo y guía internacional reconocido por la UIMLA (Union of International Mountain Leader Associations), además de trabajador del Ayuntamiento de Rivas desde hace más de 35 años, primero en la concejalía de Educación y actualmente en la de Transición Ecológica.

¿Cómo surge la idea de afrontar el reto de coronar esta cumbre?

Fue una idea que surgió un buen día, tenia ganas de afrontarla y he ido a por ella. En realidad lo que me apetecía era ir a escalar a la cordillera del Cáucaso, que no la conocía, y mi idea original era ir a la cumbre mas alta de Europa que es el Elbrus, pero está situado dentro de territorio ruso. Cuando ocurrió la invasión de Ucrania, se me hacían un poco complicados los trámites para entrar en Rusia y poder hacer esta cumbre. Entonces miré otras opciones dentro de la cordillera y descubrí esta montaña, que no la conocía, y que es tremendamente bonita. Para escalar una montaña  te tiene que decir algo, te tiene que hablar, te tiene que llamar, y a cada uno nos dicen algo montañas diferentes, pero esta me llamó poderosamente la atención. Es la segunda cumbre mas alta de Georgia y la cuarta de la cordillera del Cáucaso. Me parecio interesante no tanto por la altitud como por el tipo y la forma de la montaña y lo que suponía. Y además porque me permitía afrontarlo desde un proyecto personal sin tener que montar una gran expedición ni muchos recursos. Una cosa que me llamó mucho, y es algo que ocurre siempre cuando subes a cumbres que están entre dos países, es el hecho de que las cumbres unen países, no los separan. Esta es la forma que tenemos nosotros de verlo. Es el lugar en el que nos encontramos y es donde nos conocemos y compartimos.

Juancho Cuenca en el Kazbek

Entiendo entonces que elegiste esta cumbre por el simbolismo que representa en el contexto actual…

Precisamente. Es la forma de decir que da igual por dónde subamos, es un punto que mientras para otros puede ser una frontera, que lo es a nivel diplomático o político, para los alpinistas es lo contrario. Cuando estábamos ascendiendo, hay un tramo que tienes que pisar territorio ruso. Mientras subíamos por Georgia, nos encontramos con otra cordada que estaba subiendo por Rusia y allí nos saludamos, y si hubiera que prestarse apoyo lo hacemos. La idea de llevar la bandera de Rivas tiene que ver con eso que estás apuntando, porque eso es lo que yo pensaba. Nosotros somos un ejemplo de juntarnos en un sitio virgen como era el territorio de Rivas hace 30 años, sumar un montón de sensibilidades diferentes y construir una historia juntos. Esto era un poco lo mismo. Una montaña que está en medio de dos países que pueden estar enfrentados, pero donde la gente de la montaña no lo está, al revés, compartimos y colaboramos entre nosotros y nos felicitamos.

¿Tuviste algún tipo de contratiempo logístico o administrativo durante el ascenso?

Ningún problema de ningún tipo. Hemos tenido una terrible suerte porque cuando llegamos al norte de Georgia hacía mal tiempo, estaba lloviendo, pero el clima cambió drásticamente y pudimos enganchar los tres días de buen tiempo, con viento y frio lógicamente y una sensación térmica en la cumbre de entre 13 y 15 grados bajo cero. No hubo tormentas ni nevadas. La nieve es peligrosa porque cubre las grietas y hay riesgo de caídas, pero ese peligro no lo tuvimos. El Kazbek es un volcán extinto y las piedras están unidas por el permafrost, de manera que por la noche están estables por las bajas temperaturas pero por el día hay más peligro. Como en cualquier otro glaciar, hay que ir encordado y en grupo, no se puede afrontar en solitario y hay que conocer la técnica para atravesarlo. Pero quitando eso, lo sorprendente del caso es que ha ido todo como la seda. Tampoco hubo problemas administrativos, no es una zona como el Himalaya o zonas conflictivas como Pakistán o Cachemira. No hay ningún problema. De hecho, aunque estén muy enfrentados los georgianos con Rusia, sigue habiendo tráfico por la vía militar georgiana, muy regulado, pero sigue habiendo comercio entre los dos países.

Juancho Cuenca en el Kazbek

¿Cómo transcurrió la expedición hasta la cumbre?

La escalada en sí duró tres días. Un primer día donde hay que hacer un porteo de unos 1.500 metros de desnivel hasta el campamento base, situado a 3.700 metros de altitud, atravesando la zona baja con todo el equipo para montar el campo base. Luego utilizamos un día para aclimatar, porque no puedes atacar directamente a 5.000 metros, ya que podrías sufrir las consecuencias del mal de altura, necesitas aclimatarte. Subimos hasta una cota de unos 4.100 metros, volviendo a dormir bajo. Ese es uno de los secretos de la aclimatación, subir alto y dormir bajo. Y al día siguiente hicimos el ataque a la cumbre. Salimos a las 2 de la mañana y alcanzamos la cumbre a las 8:40, y estábamos de regreso al campamento base a las 13 horas del sábado 30 de julio. La expedición por mi parte era yo solo, pero como necesitaba compañeros para atravesar el glaciar por lo que te decía, porque es necesario atravesarlo en grupo y encordarse con seguridad, contacté con una agencia de Georgia que me puso en contacto con otros escaladores, y formé equipo con un escalador rumano, otro georgiano y otro australiano. Los cuatro formamos una cordada y coronamos la cumbre, compartimos la logística, nos pusimos de acuerdo en cuanto a técnicas, fobias, filias, gustos… y para arriba.

Juancho Cuenca en el Kazbek

Juancho Cuenca en el Kazbek

Juancho Cuenca cuenta con una dilatada experiencia en el mundo del montañismo. ¿Cuáles son tus logros más destacados?

Lo más relevante que he hecho fue en 1996, cuando formé parte de una expedición española que alcanzó un pico sin escalar a 6.500 metros en la vertiente india del Himalaya. También participé en una expedición liderada por el mítico Carlos Soria en la vertiente china del Himalaya haciendo cumbre a 7.500 metros. Soria es un personaje bastante conocido, una persona que ya es octogenaria y que está intentando hacer los 14 ‘ochomiles’, de los que solo le quedan dos.

Estás recién llegado de tu última expedición, pero ¿piensas ya en tu próximo reto?

No, no tengo nada planteado. Este tipo de retos no son solo escalar por escalar, sino que deben tener alguna significación, como en este caso. Seguiré observando e intentando descubrir montañas en otras ubicaciones que me digan algo y que signifiquen algo. Porque la montaña te tiene que llamar, no la eliges tú.

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