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OPINIÓN

Beatriz Sobrino

Beatriz Sobrino

Portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid

Hace cinco años, cansada de ver cómo el bipartidismo destrozaba nuestro futuro y el de nuestros hijos, y de cómo aparecían partidos cuya única propuesta era destruir el marco de convivencia que nos habíamos dado desde la transición, me decidí. Ilusión, transparencia y regeneración democrática era lo que proponía aquel Ciudadanos al que me uní.

Dejé de quejarme en casa, con los amigos y di un paso al frente. Me embarqué en un proyecto que entonces me parecía ilusionante y regenerador, y no fui la única. Muchos de los que entonces iniciamos el proyecto de ciudadanos en los diferentes municipios, y que veníamos de la vida civil, teníamos exactamente las mismas inquietudes.

Recuerdo, con una mezcla de emoción y nostalgia, aquellas primeras mesas informativas; esos fines de semana en los que, quitando tiempo a nuestras familias, salíamos a la calle para dar a conocer a los ripenses nuestras propuestas. Éramos un pequeño grupo de personas con una enorme capacidad de trabajo y entrega.

Fue emocionante ver cómo ese esfuerzo iba dando frutos; cómo las primeras reacciones eran de extrañeza ante un partido, enmarcado entonces solo en el ámbito catalán, y sin embargo apenas dos meses más tarde, quienes se acercaban lo hacían para conocer cuáles eran nuestras propuestas concretas para el municipio.

En mayo, el grupo municipal de Ciudadanos en Rivas Vaciamadrid era una realidad gracias al tesón de un grupo de personas y a la confianza que en nosotros depositaron nuestros votantes.

Cuatro años han pasado. Cuando me uní a este proyecto tenía una vida y a ella regreso, y lo hago con la satisfacción personal de haber hecho todo lo que estaba en mi mano para mejorar la vida de mis vecinos, y de hacerlo con convicción y austeridad. Hemos devuelto a las arcas municipales, procedentes de nuestra asignación, casi cincuenta mil euros; para que se comprenda la magnitud, supone el 93% de lo recibido. Vine a servir y no a servirme.

Lamento, lo confieso, la poca sensibilidad que mis compañeros en la Asamblea han demostrado con nuestro municipio. No se vive solo de ilusión: las infraestructuras que necesitamos, colegios, instituto o residencia de la tercera edad, solo se harán realidad con partidas presupuestarias.

Ni que decir tiene que yo soy la cara visible del proyecto en el municipio, pero no he estado sola en esta labor institucional, y no me refiero solo a mis compañeros de grupo municipal: hablo de todas esas personas honestas y trabajadoras que han brindado su apoyo de manera desinteresada. No necesito dar nombres: ellos saben quiénes son, tienen mi agradecimiento y mi respeto.

Quiero agradecer también a todos los vecinos, colectivos y asociaciones que se han dirigido a nosotros con problemas, propuestas, inquietudes y que con ello, han hecho posible una labor de oposición mucho más profunda.

Labor que se ve a menudo silenciada e invisibilizada por el gobierno de turno. A veces es frustrante, pero a pesar de todo ha sido una experiencia enriquecedora y me alegro de haberla vivido.

He conocido personas estupendas, y otras no tanto, en todas las formaciones políticas, incluida la mía. Con las primeras podría tomarme en cualquier momento un café hablando de la vida cotidiana; de las segundas me olvidaré apenas termine de escribir estas líneas.

Hasta siempre.

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