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Fran, a su llegada a Rivas tras completar la aventura desde Londres en bicicleta

Fran, a su llegada a Rivas tras completar la aventura desde Londres en bicicleta (cedida por F.S.).

Francisco Sánchez dejó Rivas Vaciamadrid hace 13 años, cuando, con 27 años, se fue a Londres “para pasar un verano”. Decidió quedarse a vivir en la capital británica con la que ahora es su mujer y madre de sus hijos, pero siempre que tiene ocasión regresa a Rivas, “donde está mi familia al completo y mis amigos de toda la vida”. Y precisamente por este vínculo ha sido en el municipio ripense donde ha terminado su aventura, completar la distancia que separa Londres de nuestra localidad en bicicleta en 7 días con un desvío hasta San Vicente de la Barquera incluido. El motivo: homenajear a su padre, oriundo de la localidad cántabra y vecino de Rivas Vaciamadrid hasta su fallecimiento el año pasado, “antes de lo que tenía que pasar”.

A Rivas llegó Fran desde la sierra madrileña con 5 años, de la mano de su familia, para vivir en un chalet cerca del Cerro del Telégrafo. “Me crié en Rivas, estudié en el colegio Los Almendros y en el Duque de Rivas, jugué al fútbol en Rivas… Es difícil que haya alguien de mi generación no me conozca”, dice.

Cada año visita a su madre, a su tía y a sus amigos junto a su familia. “A mi mujer, francesa, le encanta Rivas, al que llama el ‘Loco Rivas’ porque un día pasamos por el ‘Zoco Rivas’ y se equivocó con lo que leyó”, apunta entre risas. Pero la visita de este año ha sido muy especial y distinta a las anteriores. El pasado 12 de agosto, todos sus seres queridos le esperaban en una terraza del barrio de la Luna para recibirle y celebrar su hazaña: llegar en bicicleta desde Londres.

“Fue bonito porque todo el mundo se quería hacer fotos conmigo, hasta los camareros. Me sentí famoso por un momento, pero casi he sido consciente de lo que he hecho ahora, estos días más tranquilo porque fue estresante la llegada y estaba exhausto. Me apetecía la tontería de llegar y tomarme una caña y unas bravas y aunque no fue del todo así, llegar y sentarme, fue emocionante”, relata Fran.

Amigos y familiares de Fran esperando a su llegada en el barrio de La Luna

Amigos y familiares de Fran esperando a su llegada en el barrio de La Luna (cedida por F.S.).

Un homenaje a su padre fallecido

El reto de viajar desde Londres hasta Rivas Vaciamadrid en bicicleta ha sido el homenaje que Fran ha querido hacer a su padre, fallecido el año pasado.

Cuenta este ripense de corazón, aunque londinense de residencia, que “tenía claro que iba a hacer algo especial con la bici, un deporte que para mí va más allá de eso porque me ayuda mucho a relajarme, a cuidar la cabeza”. Fran reconoce que la época del fallecimiento de su padre coincidió con un “mal momento personal” y, por eso, finalmente se decantó por probar la aventura este verano, en el aniversario de su pérdida.

Fran, a su llegada a Rivas, en el bulevar del barrio de La Luna

Fran, a su llegada a Rivas, en el bulevar del barrio de La Luna (foto: F.S.).

Salió de Londres a comienzos de agosto. Cogió el ferry para cruzar el canal de la Mancha y desembarcar en Normandía para luego continuar dando pedales con su bicicleta camino de San Vicente de la Barquera. “Bajé hasta Burdeos y después recorrí en paralelo la costa atlántica bajando por Baiona. Crucé San Sebastián, Bilbao y llegué a San Vicente, donde quería hacer una parada por ser la localidad natal de mi padre”, cuenta Fran. “Desde ahí, prácticamente bajé en línea recta hasta Rivas, pasando por Valladolid y por la sierra”, añade.

En total, recorrió “230-240 kilómetros al día”, unas 10 u 11 horas subido en la bicicleta durante siete días seguidos. La mayoría de los días, desde las 7 u 8 de la mañana, pero también desde las 4 de la madrugada dos de los siete días que duró su travesía hasta Rivas Vaciamadrid. “Pensaba haberlo hecho en 13 días, en cuyo caso hubiera acampado para dormir, pero al ser tan exigente la ruta decidí dormir en hostales para por lo menos tener todo lo necesario y poder descansar unas horas”, explica Fran.

Uno de los muchos selfies que Fran se hizo durante su viaje desde Londres en bicicleta

Uno de los muchos selfies que Fran se hizo durante su viaje desde Londres en bicicleta (cedida por F.S.).

Pese a la dureza del reto, Fran se muestra sorprendido por lo bien que resultó. “Pensaba que iba a ser más duro, pero estoy muy sorprendido porque, honestamente, podría haber seguido alguna etapa más”, apunta. En esto influyó, en su opinión, la buena preparación que hizo de la ruta. “Además de montar en bici de forma habitual, fui bien preparado. Llevé lo justo en las bolsas, tenía una app gratuita para saber dónde poder encontrar una fuente con agua para rellenar los bidones, y cada noche miraba los detalles de la etapa del día siguiente: la altitud, en qué lugar iba a parar a comer, el tiempo que iba a hacer, por dónde iba a pasar…”, continúa relatando este ciclista aficionado.

Durante todo el camino, Fran tuvo a su padre presente. “Yo iba hablando con él. Miraba el reloj, veía que eran las 9 y le decía que seguramente todavía no se había levantado”, cuenta a modo de ejemplo. Las horas subido a la bicicleta fue su padre quien le acompañó, y por la noche sus amigos y su familia. “Me hubiera gustado estar menos comunicado pero me llegaban muchísimos mensajes, así que por la noche, mientras cenaba, les respondía”, comenta.

La bici de Fran, cargada con su escaso equipaje, en una de las paradas de su ruta

La bici de Fran, cargada con su escaso equipaje, en una de las paradas de su ruta (cedida por F.S.).

Además del homenaje a su padre y de la satisfacción de haber logrado superar el reto de llegar a Rivas en bicicleta desde Londres, Francisco Sánchez ha conseguido recaudar 1.200 libras con esta aventura. “No era el objetivo principal, pero en Inglaterra se aprovecha cualquier cosa para recaudar fondos, y creí que esto era una buena oportunidad”, argumenta.

Pensando en su padre, que nació en el seno de una familia marinera, escogió donar los fondos a la asociación Sea-Changers, que se dedica al cuidado de las costas y de la vida silvestre marina en el Reino Unido. “Pensé que era lo más apropiado, que le hubiera gustado a mi padre. Y gracias al boca al boca pude recaudar más de lo que tenía pensado”, concluye Fran.

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