Son cientos, miles, las personas -especialmente muchos jóvenes de Rivas y zonas aledañas- que fruto de la paralización urbanística por el decretazo izquierdista del, ya tristemente famoso, ‘Rivas párate a pensar’ se han quedado sin una solución habitacional en nuestro municipio.

Desde el Partido Popular de Rivas venimos denunciando que la medida cierra la ciudad al crecimiento, cierra la ciudad a nuestros hijos al hacer que tengan que salir de Rivas Vaciamadrid si quieren comprarse esa vivienda que la Constitución garantiza para todos los españoles y, concretamente, cierra la ciudad a nuevos vecinos cuya tendencia veía el conglomerado de las izquierdas de Rivas que era votante de derechas, en su gran mayoría.

Fruto del miedo al cambio de tendencia en Rivas y que se les pudiera mover de la silla a todos aquellos que llevan ‘comiendo la sopa boba’, cuando cada vez su gestión es más calamitosa en nuestra ciudad, se toma dicha decisión.

La expresión ‘la mujer del César’ se emplea cuando se exige a una persona pública una rectitud moral escrupulosa. Ahora bien, en Rivas (una vez más y, lamentablemente, son cientos) nos hemos quedado estupefactos cuando ha trascendido la noticia que la señora vicealcaldesa del PSOE, doña Mónica Carazo, mientras votaba y preconizaba a favor de paralizar las licencias urbanísticas con su mano —suponemos— izquierda, con su mano —entendemos— derecha daba la señal para adquirir un inmueble en la ciudad, más concretamente un apartamento turístico. Debe ser por aquello de «consejos vendo que para mí no tengo», «jejejeje».

Ante estos hechos, y por los rumores previos que iban trascendiendo en diferentes medios de comunicación, hace unos meses atrás, un concejal preguntó a la bancada socialista, en salón de pleno, si alguno de los miembros de la corporación tenía algún interés o participación respecto de la promoción de apartamentos turísticos que nos ocupa, contestación que rotundamente fue «no». Más allá de evidenciar otra mentira socialista más, lo inconcebible y mollar de todo esto es cómo doña Mónica Carazo no se abstuvo de votar a favor de la paralización urbanística del ‘Rivas párate a pensar’ cuando ella misma, directamente, tenía intereses particularísimos en un ‘artículo de ladrillo’, un apartamento turístico.

En este pasado pleno del mes de febrero, sabiendo del gusto y afición por las chirigotas y el carnaval de doña Mónica Carazo, le comenté a raíz de éste escándalo que «después del Carnaval todo vuelve a oscurecer y las risas se transforman en llanto…» y que entendíamos que «hoy, Mónica, sus risas se convierten en llanto»; proseguía: «Despedimos Carnaval y ha conseguido, usted solita, ser la sardina, ha conseguido que sus compañeras de partido sean las correspondientes plañideras».

Pero nunca mejor dicho, parémonos a pensar y «hagamos de abogados del diablo». Pese a que la izquierda ripense quiera dejarnos sin capacidad de vivienda, no es más o menos cierto que la propia Constitución en su artículo 47 nos garantiza el  «derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada». Siendo esto así, pese a la contradicción en la que estaría doña Mónica, podríamos decir que cumple con un derecho que le reconoce la Carta Magna. Ahora bien, ¡ah!, que doña Mónica ya tiene vivienda y que esto que adquirirá es un apartamento turístico; ¡ah!, que este tipo de producto inmobiliario sólo puede estar asociado a una actividad económica y que si paralizas el resto de licencias para esa actividad, aseguras quedarte sin competencia y, por tanto, te aseguras el éxito lucrativo de tu explotación… ¡Vaya! Se me va cayendo la defensa, la verdad.

Reflexionando, creo que es tan indefendible la postura de doña Mónica que entiendo el papelón que hizo en su comparecencia, forzada por la presión mediática y por cuantas preguntas y explicaciones se le pedían desde los grupos políticos y, muy especialmente, desde las peticiones de investigación del concejal don Bernardo González y desde el Partido Popular de Rivas Vaciamadrid.

Mi persona le reclamaba, en dicha sesión plenaria, valor y ética. Cuestión que venimos demandando a todos nuestros políticos en los últimos años. Le exigíamos a doña Mónica Carazo que fuese valiente y permitiera una Comisión de Investigación para aclarar que no se va a beneficiar personalmente de una votación en la que no se abstuvo cuando tenía, supuestamente, intereses particulares. Bien es sabido que la izquierda ni dimite, ni le gustan las comisiones cuando el foco son ellos y, por tanto, dicha Comisión de Investigación no se abrió.

La realidad económica hace que, cuando tocas cualquier mercado, modificas seriamente sus ejes. El problema de nuestros actuales gobernantes en Rivas es que la gran mayoría de ellos, como así es el propio caso de doña Mónica, es su carencia de gestión o trabajo alguno en empresas (el mundo de verdad), llevan décadas viviendo de la política, y su bisoñez con el mercado laboral hace que no conozcan la realidad de la calle. La paralización urbanística, más allá del grave cerrojazo que supone y sus consecuencias innumerables, ocasiona falta de oferta y, por ende, una mayor demanda que impacta en una exagerada subida de precios. La paralización está ocasionando que no haya viviendas nuevas a disposición, y que las de segunda mano experimenten subidas de más del 10%, conforme a los últimos datos. Si, a eso, añadimos la subida de tipos de interés en productos hipotecarios, nos presentan un escenario insostenible gracias a los ‘caprichos’ del conglomerado de la izquierda de Rivas.

Si, además, en el discurso vendes de las bondades del ‘párate a pensar’ por referencias ‘rollito friendly’, de sostenibilidad y una ciudad más amiga y, sin embargo, tu vicealcaldesa y jefa política de la Concejalía de Urbanismo apuesta por un apartamento turístico libre de competencia el día de mañana, hace que se caiga de golpe el ideario motivacional de la medida y ocasiona que al resto de ripenses, con perdón a la expresión, se nos quede cara de… eso.

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