Del IES Duque de Rivas a Norteamérica

por | Abr 8, 2024 | 2 Comentarios

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Tres estudiantes ripenses del IES Duque de Rivas han conseguido otras tantas becas de las 400 que la fundación Amancio Ortega entrega a estudiantes de 4ºESO para que cursen 1º de Bachillerato en Estados Unidos y Canadá. Las protagonistas del logro son Lucía, Julia e Irene. Esta es su historia.

La fundación Amancio Ortega tiene un programa de becas del que solo se benefician 70 estudiantes de 4º de la ESO de Galicia y 330 del resto de España. 400 chicos y chicas en total. En la convocatoria del curso en vigor han optado miles de alumnos y alumnas; 2.400 pasaron el primer filtro y fueron admitidos a la prueba principal, un extenso examen.

Entre ellas, se encontraban Irene, Julia y Lucía. Las tres estudiantes del IES Duque de Rivas han compartido su experiencia con Diario de Rivas por iniciativa de la coordinadora de bilingüismo del centro, Elena Fernández.

Un proceso de selección muy exigente

La beca de la Fundación Amancio Ortega da la oportunidad a las estudiantes ripenses de cursar el año que viene 1ºBachillerato en Norteamérica: Julia lo hará en Canadá, en la ciudad de Edmonton; y Lucía e Irene lo harán en Estados Unidos, pero todavía no conocen su destino. “La fundación entrega las becas pero las gestionan distintas agencias”, explican las tres adolescentes.

La beca les cubre toda la estancia en Norteamérica —viaje, seguro médico, estancia, estudios y una pequeña aportación económica mensual—, entre el 30 de agosto de 2024 y el 30 de junio de 2025 en el caso de Julia, la única que tiene el proceso más adelantado porque en Canadá las familias se asignan, mientras que en Estados Unidos son las familias quienes escogen al estudiante que acogen en su residencia.

Lucía, Julia e Irene coinciden en que el proceso de selección de las becas que entrega la fundación Amancio Ortega es “muy exigente”. No en vano, solo son 400 para estudiantes de todo el país las que entrega.

El primer paso es presentar la nota media del expediente académico de la ESO, tanto el general como el de la asignatura de inglés en particular. “En inglés el mínimo es un 9.8 y la nota media un 9”, dice Julia. Si superan este corte, en el que también deben presentar datos económicos del núcleo familiar para demostrar que cumplen los requisitos que marca la fundación del dueño de Inditex, pasan a la prueba principal, un extenso examen.

Este, cuentan las tres jóvenes, consta de dos partes. Por un lado, una prueba escrita de ‘writing’, ‘reading’ y ‘listening’ (escritura, comprensión lectora y compresión auditiva) que hicieron junto a 2.400 estudiantes más en la Universidad Autónoma de Madrid. “Fue llegar, nos lo explicaron todo, nos dieron un lápiz y ya”, recuerda Irene. “Estuvimos de 10 a 2 y media sin parar, ni siquiera para comer”, recuerda Julia, que se enteró de la existencia de esta beca por su academia de inglés. “Mi hermana lo intentó hace cuatro años y yo siempre había querido intentarlo desde quinto de Primaria”, reconoce.

Lucía e Irene llegaron juntas a esta prueba porque son amigas de la infancia, desde que estudiaron juntas en el colegio público Los Almendros de Rivas —Julia lo hizo en el Rafael Alberti—. Las dos, además, son compañeras de clase en el Duque de Rivas porque estudian en inglés, por la rama bilingüe. Julia, en cambio, lo hace en español. “Todas tienen mérito, pero en el caso de Julia todavía más porque estudia en español”, dice Elena Fernández, la coordinadora de bilingüismo del instituto ripense.

Antes de entrar a hacer la prueba fue cuando Julia supo que sus dos compañeros de centro también aspiraban a la beca de la fundación. “Nos encontramos sin saber que nos íbamos a presentar. Fui al baño y les vi”, relata. “Luego, haciendo el examen escrito, me acuerdo que me giraba alguna vez y las veía escribiendo”, agrega Julia.

La estudiante ripense reconoce que de aquel examen salió “temblando” por la exigencia y el desgaste del mismo. Como ejemplo del nivel, las tres destacan que en el ‘listening’ de 80 minutos les preguntaron sobre la genética de las hormigas argentinas que emigra a a California. “Encima, en cada prueba era una tensión constante porque haces el examen y hasta dos semanas después no te dicen los resultados”, agrega.

Sin embargo, Julia reconoce que entiende que sea tan duro el proceso “porque te cubre todo, y es mucho dinero”. Irene y Lucía coinciden con su compañera en la exigencia de las pruebas, que no acabaron con este examen: una vez superado, tuvieron que realizar un vídeo presentándose y pasar una entrevista personal. Esta vez, en español.

“La entrevista era con psicólogos, para ver si estabas preparado para estar fuera un año”, cuenta Irene. “Había una persona muy maja y otra persona que evaluaba todo lo que decías”, añade Lucía. Julia recuerda que “hacían preguntas trampa”. No se le olvida cuando le preguntaron qué haría para mejorar la convivencia si le tocaba una familia compuesta únicamente por una señora mayor: “en el vídeo había contado que mi familia es numerosa, 45 personas por parte de madre… Nunca me había planteado algo así”, apunta.

Las tres, pese a lo exigidas que han estado desde que arrancara el proceso en otoño del año pasado, sacan una lectura positiva. Por ejemplo, Lucía reconoce que le ha ayudado a tener más confianza en sí misma. “Cada vez que hacía una prueba me venía abajo pensando que lo había hecho fatal, y haberlo conseguido me ha servido para creer más”, explica.

De izquierda a derecha: Irene, Julia y Lucía, en el hall del IES Duque de Rivas
De izquierda a derecha: Irene, Julia y Lucía, en el hall del IES Duque de Rivas (foto: Diario de Rivas).

El recuerdo del “admitidas”

A falta de lo que la aventura norteamericana dé de sí, y con varios aprendizajes ya acumulados en sus mochilas de la vida, para las tres estudiantes de Rivas, el cénit emocional de esta experiencia con el proceso de selección de la beca de la fundación Amancio Ortega tuvo lugar el día en el que enteraron de que su nombre estaba en la lista de las 400 personas agraciadas. Las tres recuerdan con nitidez aquella mañana, vividas de forma completamente distintas.

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Irene recuerda que estaba tan nerviosa que se fue a casa antes de acabar la jornada escolar. “No vine a clase, solo a primera hora, estaba muy nerviosa. Se me había olvidado la hora a la que salía por los nervios. Me llamó mi padre, me dijo que qué creía, le dije que no había pasado y de repente escuché aplausos de fondo de sus compañeros de trabajo”, relata. Su reacción fue ponerse a llorar de alegría junto a la amiga que le acompañaba en ese momento. “Después, al llegar a casa mi hermana pequeña, se puso a llorar de alegría pero también de pena porque me iba”, recuerda.

Lucía, en cambio, se quedó en clase, donde miró la lista a través del teléfono móvil. “No me lo esperaba para nada. Cuando lo vi, me aposté 5 euros con una amiga a que no pasaba, le dije que le debía 5 euros, me puso a llorar, ella a abrazarme y entonces los compañeros se pensaron que había pasado algo malo, pero luego ya me felicitaron”, cuenta. Después, se marchó a casa a toda velocidad para compartir la noticia con sus padres: “Fui a casa corriendo para decírselo a mis padres y lloraron; de hecho, mi madre también sintió mucha pena a la vez porque me iba”, dice.

Por su parte, Julia recuerda que aquella mañana optó por no mirarlo hasta estar en casa con su familia. “Mi padre incluso se había cogido el día libre en el trabajo”, subraya. La estudiante del Duque de Rivas abrió el ordenador portátil familiar rodeada de su familia —”solo faltaba mi hermana mediana, que estaba trabajando”, cuenta— y reconoce que pensó en un primer momento que no estaba admitida: “En el archivo ponía las listas, no lo leí del todo, pensaba que no me habían cogido y mi madre me insistió en seguir leyendo. No me lo creía. Venga a llorar y a gritar”, explica.

La noticia, por supuesto, llegó al personal docente del instituto Duque de Rivas, que ya habían ayudado a las tres alumnas con cartas de recomendación al comienzo del proceso. El instituto ripense puede presumir de que 3 de las 400 personas españolas que estudiarán becadas por la fundación Amancio Ortega el próximo curso en Norteamérica se han formado en sus aulas. “Para el centro es un orgullo”, dice Elena Fernández Romero, coordinadora de Bilingüismo del Duque de Rivas. “Y coordinadora de bilingüismo, imagínate, porque el inglés tiene mucho que ver en este proyecto y el inglés es mi vida, y llevo trabajando en esto la torta de años”, añade Elena, esta vez a título personal.

Todavía no lo asimilan

Quedan todavía unos meses por delante, un verano incluido, para que Julia, Irena y Lucía se suban el avión y pongan rumbo al otro lado del Atlántico. Esta distancia temporal, sumada a la bajada de tensión posterior a la finalización del proceso y al hecho de que encaren los últimos meses antes de titularse en la ESO, hace que todavía no terminen de creerse la experiencia que van a vivir. “Yo es que asimilado no lo tengo”, dice Irene. “Han pasado como tres meses y yo tampoco”, cuenta Lucía. “Van pasando cosas, como reuniones con nuestros padres para que conozcan todo, pero por mucho que intentas asimilarlo es imposible. Hasta que no llegue el momento no seré consciente de que realmente me voy a Canadá”, apunta Julia al respecto.

Las tres tienen, además, sentimientos encontrados. La alegría puede, pero reconocen tener algo de miedo por la incertidumbre y por la vuelta a Rivas. “¿Qué pasa si no encajas? Aunque sepas que todo vaya bien, que vas a hacer amigos, siempre tienes ese miedo”, comenta Lucía. “A mí también me da miedo tener que ponerme las pilas al volver por no haber dado lo mismo, y quiero hacer biomedicina y piden mucha nota así que me lo tengo que currar mucho”, explica Julia. Irene, aunque coincide con sus compañeras, dice que están recibiendo formación previa y que tienen la seguridad de que tendrán un contacto en todo momento sobre el terreno para cualquier cosa que necesiten durante su estancia en Norteamérica.

Las estudiantes ripenses tienen pensado regresar a Rivas al final de su experiencia americana, aunque, a diferencia de Julia, Irene y Lucía no tienen claro qué estudiarán. Solo saben que escogerán la rama del Bachillerato científico, y que sus planes de convertirse en socorristas tendrán que esperar. “Estábamos ya intentándolo para este verano pero el viaje hace que se nos complique un poco”, concluyen.

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2 Comentarios

  1. Pedro

    Un orgullo para el IES DUQUE DE RIVAS y para la ciudad. Tenemos niñas muy preparadas que seguro que llevarán el nombre de Rivas muy alto. Felicidades!!!!

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  2. David

    Fundacion Amancio Ortega le.pese a quien me pese. No habra gustado la noticia al partido perdedor que gobierna. Arreglad los problemas de la ciudadania que dais pena.

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