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Asociación Ladera del Almendro

Miembros de la Asociación Ladera del Almendro, en la parcela 36 (foto: Diario de Rivas)

La Asociación Ladera del Almendro de Rivas Vaciamadrid es ‘hija de la pandemia’, pero se venía gestando desde mucho tiempo antes de que el Covid irrumpiera para cambiar a muchos su visión de la vida en la ciudad. La preocupación por el entorno en el que vivían había empezado a cundir en Los Montecillos varios años atrás, cuando la tranquilidad que rodeaba las viviendas unifamiliares comenzó a verse perturbada por el constante trasiego de camiones y el ‘brote’ de edificios en altura que transformaron para siempre la fisonomía de este barrio ripense.

Cuando el ruido y la suciedad provocada por las idas y venidas constantes de vehículos pesados se adueñaron de sus calles —hubo épocas en las que pasaba un camión cada pocos minutos delante de sus casas, «una locura», relatan—, varias personas salieron a pasear por el barrio para intercambiar impresiones con otros vecinos y vecinas. «Habíamos visto que en los foros algunas personas habían comenzado a ‘estallar’, y a pie de calle nos decían que se había perdido el espíritu que les había atraído hasta aquí: la tranquilidad, la proximidad de zonas verdes…», relatan.

Aquel ‘runrún’ común les reveló que no estaban solos, y poco a poco fueron estrechando relaciones. «La mayoría vinimos a vivir aquí cuando se construyó ‘Covibar 3’, pero no nos conocíamos; algunos coincidíamos cuando sacábamos a pasear al perro, pero poco más», cuentan.

La ‘rotonda del Mercadona’

Conversación a conversación, las ideas cristalizaron. En 2019, los vecinos presentaron una iniciativa de cara al presupuesto participativo: construir una rotonda en Pilar Miró, cerca del Mercadona, para aliviar el flujo de vehículos pesados, que hasta entonces se veían obligados a realizar otros itinerarios que afectaban a una zona residencial más amplia.

Aquel año, varias de las personas que hoy forman la asociación Ladera del Almendro recorrieron el barrio, «puerta con puerta», para pedir a los residentes que votaran la propuesta y lograr así que saliera adelante. «Incluso ayudábamos a algunos a emitir su voto, ya que el proceso de los presupuestos participativos no era demasiado intuitivo», añaden.

Lo consiguieron. A finales de ese año, la rotonda de Pilar Miró fue construida con un presupuesto de 80.000 euros. Y también consiguieron que el Ayuntamiento de Rivas limpiara y desbrozara un descampado cercano. «Aquello fue la muestra de que, si trabajábamos juntos, de manera constructiva, por nuestro barrio, podíamos conseguir cosas», recuerdan.

Obras de construcción de la 'rotonda del Mercadona' en la avenida de Pilar Miró, en Rivas Vaciamadrid

Obras de construcción de la ‘rotonda del Mercadona’ en la avenida de Pilar Miró, en Rivas Vaciamadrid (foto: Fernando Galán)

Otra de las reivindicaciones que han impulsado los vecinos de Los Montecillos ha sido la construcción de un nuevo vial para aliviar el constante trasiego de camiones en las mismas puertas de sus viviendas, obligados a circular por calles estrechas para llegar a la zona donde en los últimos años se están desarrollando nuevos edificios. Una vez más, el trabajo dio sus frutos con el trazado de un camino asfaltado lejos de las viviendas.

Camino asfaltado para aliviar el tráfico de camiones en Los Montecillos, en Rivas Vaciamadrid

Camino asfaltado para aliviar el tráfico de camiones en Los Montecillos, en Rivas Vaciamadrid (foto: Diario de Rivas)

Para entonces, el grupo ya había estrechado lazos. «Nos unía la sensibilidad hacia lo que ocurre en nuestro entorno, la preocupación por nuestro barrio», aseguran. Y se pusieron a pensar en él en términos de ciudad. Estudiaron planos, pasearon por el barrio, lo miraron desde diferentes puntos de vista, y diagnosticaron problemas. «Un paisajista jamás habría aprobado construcciones así. Y no se trata solo de que un gran edificio suponga un problema estético, o de que esa nueva ‘mole’ le ‘robe’ 10 horas de sol a las viviendas unifamiliares que tiene al lado. Algunas de estas calles fueron construidas para dar servicio a viviendas unifamiliares, pero después se aumentó la edificabilidad y se levantaron bloques enteros de viviendas en altura, cuyos cientos de vecinos tienen que moverse por vías de un solo carril y sentido», relatan. La movilidad, las entradas y salidas de ‘viejos’ y nuevos vecinos, se iba complicando más. «Nadie ha calculado si la capacidad de estas calles va a ser suficiente para la demanda que viene», lamentan.

Edificios en la zona de Los Montecillos, en Rivas Vaciamadrid

Edificios en la zona de Los Montecillos, en Rivas Vaciamadrid (foto: Diario de Rivas)

 

 

Un ‘ágora’ para el barrio de Los Montecillos

Pero sobre todo, lo que echaban en falta eran «espacios de convivencia» que faciliten el encuentro cotidiano: lugares adonde ir dando un paseo, más allá del ‘monte’ por el que están acostumbrados a caminar. Sin embargo, sobre plano, no había mucho margen para zonas verdes o estanciales, ya que las dos ‘últimas’ parcelas dotacionales de ese entorno, la 36 y la 38, en la calle de José Isbert, estaban destinadas al albergar más ‘ladrillo’.

Llegó la pandemia, y les pilló en pleno proceso de organización. «Ya como asociación, comenzamos a participar en comisiones de dinamización vecinal, donde presentamos un proyecto en el que llevábamos mucho tiempo trabajando: convertir las parcelas 36 y 38 en espacios de encuentro vecinal, unidos a través de una vía peatonal o ciclista».

El proyecto abrió una vía de reflexión que culminó con la ‘marcha’ de un edificio de Cohabita Rivas, el proyecto municipal de cohousing, al barrio de La Luna, ‘liberando’ así la parcela 36 para que se convierta en el ‘ágora’ del barrio. Ahora, el Ayuntamiento de Rivas se encuentra valorando la viabilidad del proyecto, que será adaptado, previos estudios técnicos, hasta llegar a una propuesta concreta y detallada en colaboración con la Asociación Ladera del Almendro.

La nueva asociación vecinal ripense ya está presente en los distintos foros de participación ciudadana, en los que aporta sus reflexiones y propuestas para mejorar el barrio. «Lo que nos une es la sensibilidad hacia nuestra ciudad y lo común, desde el respeto hacia las distintas actitudes y necesidades personales», resumen. «Nos preocupa nuestra calidad de vida, y también la de todas las personas que están viniendo a vivir aquí. Rivas se construyó pensando en una calidad de vida que hay que preservar, y para eso nos hemos unido», concluyen.

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