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OPINIÓN

Antonio de la Peña

Antonio de la Peña

Doctor en Ciencias Biológicas, licenciado en Ciencias Geológicas y diplomado en Medio Ambiente

He leído en Diario de Rivas que estamos en busca de fórmulas para convertirnos en una comunidad energética autosuficiente. La idea es sumamente atractiva. Para alcanzar esa meta se licitará un contrato. La finalidad del contrato busca 6 objetivos específicos, todos ellos interesantes. El tercero ha resultado, a mi juicio, muy significativo: estudio de las emisiones de CO2 del municipio. El sexto es absolutamente necesario: estudio económico del modelo propuesto.

En esos dos objetivos específicos se asume que no se conocen las emisiones de CO2. Consecuente a lo explicitado, debemos medir. En cualquier caso, si se conocieran no se solicitarían. Lo contrario sería una estupidez. También, se asume la necesidad real de vincular emisiones de CO2 a producción de energía. Les aseguro que no son dos aspectos baladíes.

 

El objetivo específico sexto es consustancial a cualquier proyecto. Debe ir acompañado de la memoria económica. Es decir, de la viabilidad de su ejecución. Pongámonos verdes… de la sostenibilidad.

Supongo habrán visto la película ‘Groundhog Day’. En castellano se tituló ‘Atrapado en el tiempo’, aunque casi todo el mundo la conoce como ‘El día de la marmota’. Se trata de una cinta de Harold Ramis con un espectacular Bill Murray (Bill) de protagonista. La historia cuenta las peripecias de un meteorólogo de la televisión que debe cubrir la información del evento anual del Día de la Marmota en Punxsutaney (Pensylvania). La película fue incluida en el Registro Nacional de cinematografía de los EE.UU. como una obra de impacto cultural, histórica y/o estéticamente significativa. Marco las mentes de todos nosotros como una situación que parece repetirse una y otra vez sin un aparente fin. El paradigma sucede en el ámbito político y gubernamental. Si no la han visto pasen una buena tarde en familia. Merece la pena. Me encantaría poder invitarles a ver esta obra de arte, con palomitas y bebida en una gran sala de proyección.

Imagínense un pleno, allá por el 25 de marzo de 2010, punto 5º, se presenta el proyecto ‘Rivas emisiones cero’.  Como no puede ser de otra manera será aprobado por nuestros ediles. En un muy grosero resumen pretende alcanzar cero emisiones de C02 en el año 2022. Nuestros representantes proponen reducciones progresivas en la década 2010-2020. Las críticas de la oposición serán demoledoras, o eso creerán. El equipo de gobierno ganará la votación, pero será muy consciente que perderá en la argumentación. Faltarán los datos de inicio, el modelo predictivo, el procedimiento de medida, las actuaciones concretas a realizar, y la memoria económica. Se tratará de un auténtico brindis al sol. No se dará ni un solo dato. Bueno sí, en 2022 cero emisiones de CO2 en Rivas.

Será tan consciente, el gobierno municipal, que ha perdido en la argumentación, que el 22 de julio de ese mismo año, presentará un punto titulado “avance al Plan Rivas emisiones cero”. Además, a bombo y platillo, aparecerá el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS). Habrán pasado sólo 4 meses, y nos levantaremos en un nuevo día, exactamente en el mismo punto inicial del 25 de marzo de 2010. En esta ocasión se garantizará la dación de cuentas trimestral de los datos de emisiones y el permanente control de los mismos.

El PMUS apenas es tratado, reiteradamente, en el Pleno Municipal y en comisiones, subcomisiones y grupos de trabajo de Rivas. Pero eso es de otra película. Algún día se las cuento. Nuestra sala no es de doble sesión.

Regresemos a nuestro punto de interés, las emisiones de CO2. Durante el periodo 2012 al 2018, nuestro protagonista intentará conocer con preguntas en Pleno, directamente al concejal responsable, en comisiones, páginas web y demás vericuetos insondables los valores reales y los porcentajes de emisiones de CO2 y su reducción prometida trimestral. También solicitará información de otros gases, como los óxidos de nitrógeno. Todo esfuerzo sin éxito. Todos los días se levanta un 25 de marzo de 2010, sin dato alguno. En ocasiones provoca hasta la risa, o el enfado de los miembros del Pleno. Han sido muchos días 25 de marzo.

En el último año, el meteorólogo se levantó visualizando las zonas escolares de Bajas Emisiones en áreas escolares. En todas ellas ni un solo dato propio y específico de Rivas. Ahora sabemos que se apertura al tráfico la zona del colegio ‘La Escuela’. El coche y el atasco han ganado a la reducción de las emisiones. Quizás no… seguro se emitían más kilogramos de CO2 con los atascos que dañaban a nuestros hijos.

Imaginen que nuestro meteorólogo, que aprende cada vez que se repite la situación, decide aportar información de las emisiones de CO2 del municipio. Además, discutirá cifras por barrios. El buen hombre no tiene aparatos de medida. Saca conclusiones válidas para cualquier tipo municipio, con los datos que aporta el INE.

El Reino de España emitió unas 214,847 megatoneladas de CO2 en el año 2020. Esto significa unas 4.62 toneladas de CO2 /habitante. Cada ripense, a falta de datos, libera a la atmosfera 4620 Kilogramos de CO2. Como somos 100.000 habitantes (aproximadamente) hemos generado 462.000.000 kilos de CO2. Lo cierto es que 462 millones de toneladas de CO2 no son cero. Debemos cambiar el eslogan ‘Rivas emisiones 462’. El dato puede ser consultado por distintas actividades económicas (CNAE). Lo que pretende es que vean la imprecisión de la estimación.

Siguiendo con el modelo de nuestro meteorólogo podemos dividir esta cifra por los tres grandes barrios de la ciudad. El foro “Ciudad.com” elabora unos mapas preciosos de densidad de habitantes con los datos del INE proporcionados por los padrones municipales. El barrio más densamente poblado, por metro cuadrado, es el barrio de La Luna. Unos 31 habitantes/1000 Km2 construidos. Se sorprende. ¡Curioso! El más moderno. Además, comparte ranking con uno de los más antiguos: Covibar. Continuando con su estimación verifica que, aproximadamente, algo más del 50% de la población se ubica en el barrio Oeste. La densidad de población en el barrio Centro y barrio Este, por facilitar los cálculos, la considera semejantes, un 25% a cada barrio.

En definitiva, el barrio Oeste emite unos 231.000.000 kilogramos. El barrio Centro se acerca a los 115.500.000 y el barrio este otros 115.500.000 kilogramos de CO2. Son valores impresionantes.

Bill, como todos los días, se levanta pesando en emisiones de CO2. La gran cantidad de tiempo disponible le permitió constatar que todos los animales sociales emiten gran cantidad de CO2. Resulta que las termitas son, de largo, unos de los mayores responsables de emisión de Gases Efecto Invernadero (GEI). Sus flatulencias no paran de producir metano. Si bien es cierto que sus construcciones mitigan su liberación a la atmosfera en casi un 50% (Nauer et al, 2018). Así que, de camino al Ayuntamiento, en búsqueda de los datos CO2, no paraba de pisar hormigas (se parecen a las termitas). Debíamos acabar con ellas. Su emisión de GEI están al nivel de las macrogranjas.

Tranquilos, después de ver los valores aportados por nuestro protagonista, puedo asegúrales que la cifra no es real. Se trata de un modelo que posiblemente este muy alejado de la realidad. Ha cometido innumerables errores. Pero es la ciencia, trata de dar modelos predictivos. Ustedes podrán proponer otro modelo y dar otros datos mejores. Se trata de estimaciones. No obstante, ha sido capaz de dar una cifra. Algo que el Ayuntamiento con todos sus medios no ha dado. Yo al menos no la recuerdo, ni lo encuentro la página web municipal.

Además, ha sido gratis, no le ha costado un euro. Estoy convencido que los 60.000€ destinados a buscar fórmulas de diseño de una comunidad energética autosuficiente mejorarán estos datos. Recuerden que incluye mediciones de emisión de CO2. Habrá merecido la pena esperar 11 años. Tener medidores de CO2 inteligentes es algo que ya ocurre, por ejemplo, en el colegio La Luna. Podemos replicar el proyecto a la ciudad. Así podremos dar otra fecha para “Rivas emisiones cero” más cercana a la realidad.

Concluyendo, para que no nos pase como a Bill, y nos levantemos todos los días viendo si sale o no la marmota de su madriguera, realizamos unas medidas de CO2 en continuo y pongámosla en la página web de nuestra ciudad inteligente. Por último, recuerden que las marmotas también emiten CO2, aunque menos que las termitas y las hormigas. No las pisen. Ellas, las termitas, no son responsables de miles de años de evolución que las encamino a una rica dieta en celulosa. Nosotros, los ripenses, construyamos nuestro termitero inteligente.

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