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Variedades de tomate tradicional de Madrid. (Foto: Laura del Campo).

A orillas del río Jarama, en la confluencia de los términos municipales de Rivas Vaciamadrid y Velilla de San Antonio, en el Parque Agroecológico Soto El Grillo, se ha llevado a cabo la plantación de tres variedades autóctonas de tomates de la región.

Este proyecto de recuperación, impulsado por el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) de la Comunidad de Madrid y desarrollado en la Finca La Isla, en Arganda del Rey, prevé una producción de 40 toneladas de tomate tradicional madrileño para esta temporada. La iniciativa se está llevando a cabo con la colaboración de los huertos urbanos de Rivas y con los supermercados Alcampo, donde se comercializan estas hortalizas.

Antiguo, Moruno y Gordo, las tres variedades elegidas, han sido cultivadas en una parcela de una hectárea de extensión en este enclave agroecológico municipal, enclavado en el Parque Regional del Sureste, después de que IMIDRA donase 14.400 plantones a agricultores para impulsar la recuperación de estas variedades y para potenciar el consumo de productos locales. “Desde el IMIDRA, todos los años generamos plantones de este tipo, pero este año hemos donado una explotación de 14.400 plantones en solidaridad y agradecimiento a los agricultores por haber seguido trabajando en el campo en estos tiempos de pandemia”, explica Sergio López, gerente del Instituto Madrileño.

Los investigadores del IMIDRA se han encargado durante más de 20 años de recuperar estas variedades hortícolas de Madrid, que habían desaparecido de los campos madrileños en los años 60, tras el éxodo rural. Se consideran variedades tradicionales porque los productores llevan más de tres generaciones seleccionando la misma semilla, según cuenta Félix Ledesma, agricultor que coordina esta iniciativa, a Diario de Rivas. El proyecto del Instituto Madrileño ha hecho posible que esta sea la primera vez que se cultivan en Madrid desde aquellos años 60.

Sergio López (izq.), gerente del IMIDRA, y Félix Ledesma (dcha.), agricultor. (Foto: Laura del Campo).

Estos tres ejemplares han sido elegidos y seleccionados minuciosamente entre otras 42 variedades de tomate, después de realizar el IMIDRA varias catas con agricultores, profesionales de la restauración y particulares, y de comprobar que reúnen una serie de características que les certifican como productos de calidad.

Después de la cosecha de esta temporada, los agricultores del Parque Agroecológico obtendrán las semillas más características de las tres variedades que se están produciendo en la parcela, para el próximo año obtener ellos mismos el plantón y conseguir que la recuperación del tomate autóctono siga dando sus frutos.

Huertos ecológicos urbanos de Rivas Vaciamadrid

Por otro lado, el IMIDRA también ha proporcionado plantones de tomates tradicionales de Madrid a los huertos urbanos situados en el Casco Antiguo de Rivas, próximos al Polideportivo Parque del Sureste, por lo que los vecinos ripenses también se han involucrado en la recuperación de productos autóctonos.

Carlos Monedero, vecino ripense y miembro de la Asociación Ataraxia (que busca fomentar la creación de huertos ecológicos en espacios urbanos), considera que se trata de una “excelente” iniciativa y asegura que la demanda de la ciudadanía para participar en este tipo de proyectos crece cada día más. De hecho, el Ayuntamiento de Rivas anunció que los huertos urbanos se ampliarían y se extenderían a otras zonas de la localidad dada la gran demanda existente.

En el Soto del Grillo también hay zona destinada al uso lúdico de terrenos para cultivos ecológicos. Tres asociaciones ripenses están presentes en parcelas de este Parque Agroecológico y la producción que se obtiene, al igual que la de los huertos urbanos, no se comercializa: se destina al autoconsumo y al Red de Recuperación de Alimentos de Rivas (RRAR).

Productos ecológicos, de calidad y proximidad

El sabor y la procedencia son el sello de identidad de estos tomates tradicionales de Madrid. Diario de Rivas tuvo la oportunidad de acercarse al Soto del Grillo y comprobar in situ el cultivo y la recogida de productos ecológicos, de calidad y proximidad.

La producción ecológica, según cuentan los propios agricultores, no utiliza pesticidas ni productos químicos de síntesis, respeta el medio ambiente y permite obtener productos de máxima calidad nutritiva. El seguimiento y la eliminación de plagas, como la de la araña roja, común en la plantación de estos tomates, deben hacerse manualmente, por lo que el agricultor está pendiente de la producción constantemente.

Félix Ledesma, agricultor y productor de Riconatura, en el Soto del Grillo de Rivas. (Foto: Laura del Campo).

“Estamos convencidos de la producción ecológica y orgánica. El sabor de los productos es el doble o triple de bueno. Merece la pena por muchas cosas: por el sabor, porque es natural, local y se hace a diario”, señala Ledesma.

Así lo hace este agricultor y sus compañeros que trabajan en el Soto del Grillo. Recolectan todos los productos a diario, acudiendo a primera hora al Parque Agroecológico, y los venden en Riconatura, una ‘huerta’ urbana cuyo local se encuentra en la Plaza Valle del Nalón, número 9, en Rivas Vaciamadrid.

De este modo, uno de los principales objetivos que se plantean desde el IMIDRA y la Comunidad de Madrid es que el consumidor madrileño conozca que tiene un producto autóctono de Madrid y de “una calidad muy alta”. “No tiene nada que ver un tomate híbrido con un tomate autóctono, e igual pasa con el melón y otros productos”, puntualiza López.

Frutas y hortalizas que llegan de la huerta a la mesa

Además de tomates tradicionales, en el Soto del Grillo se cultiva una gran variedad de frutas, verduras y hortalizas que llegan directamente “de la huerta a la mesa”, siguiendo el lema de una campaña lanzada en la región. En otra parcela de la misma extensión, Félix Ledesma y su equipo de agricultores se encargan de sembrar y recoger cebollas, acelgas, calabaza, pimientos, berenjenas, calabacines y melones, entre otros productos. Además, cerca de algunos de ellos se plantan flores repelentes de insectos, beneficiosas para la huerta ecológica, como el tagete o ‘clavel moro’.

En este parque agroecológico municipal también se cultivan frutas, verduras y hortalizas.

“El melón de Villaconejos, la fresa de Aranjuez, el ajo de Chinchón… en Madrid tenemos un producto de muchísima calidad. Restauradores y grandes chefs de la Comunidad de Madrid utilizan estos productos locales, productos de aquí”, comenta el gerente del IMIDRA.

Por su parte, los agricultores locales persiguen el mismo objetivo. “Queremos que el consumidor se acostumbre a adquirir productos locales a buen precio, naturales, ecológicos y de cercanía, donde el primer beneficiado es el sabor”, concluye Ledesma.

En definitiva, se trata de una iniciativa pretende llegar al consumidor final, con productos frescos, naturales y de proximidad, prescindiendo de intermediarios; un impulso a la producción local y una apuesta por lo natural y por la huerta de toda la vida.

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