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Colegio público Las Cigüeñas de Rivas

Colegio público Las Cigüeñas de Rivas (©Planeta Rivas)

Los conserjes de los 15 colegios públicos de Educación Infantil y Primaria de Rivas Vaciamadrid están en pie de guerra. El motivo: los cambios en la «coordinación» entre sus funciones y las del personal de Mantenimiento de Rivamadrid que trabaja también en los centros educativos.

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La historia comenzó nada más empezar el presente curso escolar, cuando los conserjes de los colegios de Rivas recibieron una comunicación en la que se les anunciaban cambios en la organización del trabajo del personal municipal en los centros: los propios conserjes y el personal de mantenimiento de Rivamadrid, figura, esta última, que viene desempeñando hasta la fecha las tareas de limpieza. Así, en un escrito dirigido a los conserjes el 11 de septiembre, la Concejalía de Educación les anunciaba una «reordenación de tareas y funciones» mediante la cual «la figura de mantenimiento de Rivamadrid, cuya nueva denominación es Auxiliar de Centro, pasará a desempeñar dentro de sus tareas nuevas funciones que permitan reforzar las tareas de mantenimiento por parte de los conserjes».

Es decir: a partir de este curso, los conserjes pasarían a dedicarse de forma prioritaria a tareas de mantenimiento, mientras que otras tareas que desempeñan actualmente (como control de accesos, atención a los padres que lleven o recojan a sus hijos, poner música en entradas y salidas, encendido/apagado de luminarias, comprobación de climatización y de instalaciones de agua y de gas, comunicación de posibles incidentes de seguridad, jardinería o limpieza, peticiones de suministro a almacén, fotocopias y reparto de comunicaciones, entre otras) pasarían a estar «compartidas» con la nueva figura del auxiliar de centro. La idea, según explicó Educación en un nuevo escrito remitido a los interesados el 18 de septiembre, es que los conserjes puedan «intensificar las tareas de mantenimiento» gracias a la «confluencia en horario de mañana de las dos figuras». Para ello, cada conserje se dedicaría no solo a las «tareas de mantenimiento de su centro que no requieran conocimientos especializados», sino que se crearían «cuadrillas» compuestas por varios conserjes para tareas de mantenimiento en los centros «que no puedan ser ejecutadas por una persona sola». Mientras el conserje de un centro estuviera ausente de su colegio por su participación en estas ‘cuadrillas’, sería el auxiliar de centro quien se ocupara de las tareas compartidas ahora por ambas figuras.

Ambas comunicaciones fueron contestadas de inmediato por los sindicatos municipales. En un primer escrito rubricado por UGT y CSI-F, ambas organizaciones manifestaron su oposición a esta «modificación sustancial de las condiciones de trabajo de este colectivo» y se hicieron eco de la oposición de los conserjes a estas medidas, y pidieron a la Concejalía de Educación que abandonara estos planes. En un segundo escrito, el 19 de septiembre, CGT y CCOO hablaron de «externalización de las funciones» del personal municipal y apuntó que la Concejalía de Mantenimiento ya tiene una «grave situación de falta de personal», por lo que propusieron aumentar la plantilla de este departamento para reforzar este tipo de tareas. Los comunicados continuaron sucediéndose a lo largo de los días siguientes, hasta que el día 22 un nuevo escrito al que se sumaron los sindicatos UGT, CCOO, CSI-F, CPPM y CGT habló de «usurpación de las funciones propias de los y las conserjes por personal externo a la función pública», hecho que calificaron de «privatización del servicio de consejería de centros educativos públicos».

Ese mismo día, el Gobierno municipal contestó mediante un comunicado en el que explicaba que el objetivo de estas medidas consiste en «impulsar un mejor mantenimiento de los centros educativos públicos y evitar la eventual externalización de obras y actuaciones de conservación o rehabilitación, optimizando los recursos 100% públicos que tenemos». Así, recordaba que la empresa Rivamadrid es «100% pública», por lo que «no hay cambio de funciones ni privatización», y añadía que de esta forma, además, se realizaba una «apuesta por el desarrollo de la carrera profesional de las y los conserjes de los centros educativos», al tiempo que se ponían «a disposición de la representación sindical para dialogar». Por su parte, la consejera delegada de Rivamadrid, Sira Rego, emitió un comunicado dirigido a la Junta de Personal del Ayuntamiento en el que insistía en que «Rivamadrid es una sociedad de capital 100% público» en cuyo consejo de administración «participan los sindicatos UGT y CCOO a través de sus representaciones comarcales». «Definir cualquier servicio prestado por esta empresa como un proceso de privatización o externalización es cuanto menos una interpretación errónea de la función que desempeñan en la prestación de servicio público las empresas públicas, su naturaleza y su propiedad», recogía el escrito, y añadía: «Afirmar que Rivamadrid es un “Ayuntamiento Paralelo” constituye una falta de consideración, no solo a trabajadores y trabajadoras de la empresa pública, sino una deformación irresponsable del objeto y prestación de servicios de una empresa que es de todos y todas las personas que vivimos en esta ciudad».

A finales de la semana pasada, los conserjes de los 15 colegios públicos de Rivas emprendieron una campaña de recogida de firmas que continuará a lo largo de los próximos días y dirigieron un escrito a la comunidad educativa. «Sacar a un empleado público de su puesto y colocar en él a otro que no lo es se llama privatizar, se mire como se mire», y alertaban de que, a su juicio, con esta medida se cometería «un grave daño a toda la comunidad educativa». «Pensar que nuestra labor es abrir y cerrar puertas, encender la calefacción, echar las persianas y poco más y que, por lo tanto, puede hacerlo cualquier persona es de una ignorancia supina«, continúa el escrito, que añade que el conserje «a menudo media en los desencuentros […], somos nosotros quienes estamos al tanto del estado de las instalaciones. Ponemos una tirita en una herida o un caramelo en un niño que llora cuando no ve a sus padres. El conserje es un colaborador de la labor docente de los profesores y como tal nos implicamos en las actividades del centro, en la medida de nuestras posibilidades. Eso no lo pone en ningún reglamento pero hace que nuestros colegios sean lugares humanos y seguros […] y todo eso quieren cambiarlo para convertirnos en una cuadrilla». [Lea aquí el documento completo]

Según la ficha de trabajo del puesto de conserjes, aprobada en 2002 por el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, su misión consiste en «custodia, cierre y mantenimiento de los centros escolares, cuidando el orden y buen mantenimiento de los centros, así como atender al público», y sus funciones son «apertura, cierre, vigilancia y custodia de los edificios y sus instalaciones, máquinas, mobiliario y material. Controla el acceso del público; mantiene, controla y regula los aparatos y suministros, realizando pedidos y elaborando los partes o informes necesarios; hace encargos y recados, recibe y traslada mobiliario, enseres, utensilios o documentos; maneja máquinas de reprografía; da información al público y atiende al teléfono; tramita la correspondencia; ejecuta las labores de mantenimiento (…) que no requieran conocimientos especializados y avisa y comprueba las reparaciones que no pueda solucionar; mantiene el orden y la limpieza de los edificios y sus instalaciones, informando sobre anomalías en las labores de limpieza y realizándolas si fuera necesario; mantenimiento de los jardines y orden y limpieza de zonas ajardinadas». Fuentes del colectivo de conserjes han insistido a este digital en que sus labores van mucho más allá (sacar una pelota de un árbol, dar una bolsa de hielo a una persona que se ha hecho daño, conducir a los niños a sus clases, controlar las recogidas de menores en casos delicados como órdenes de alejamiento…). «Además, estamos en los consejos escolares», añaden. «Creemos que estas medidas van a hacer daño al funcionamiento de los centros y dudamos, además, de que el ‘nuevo’ auxiliar de centro’ pueda asumir todo eso además de sus actuales funciones en las mismas horas de trabajo». En los próximos días continuarán recogiendo firmas en la comunidad escolar, una iniciativa que, añaden, cuenta con el respaldo unánime de los directores de los quince colegios. En el último Pleno, celebrado este jueves, 28 de septiembre, los cuatro ediles del Grupo Socialista exhibieron en sus mesas carteles de apoyo a los conserjes ante esta situación.

Medidas «progresivas»

El concejal de Educación, José Alfaro, explicó en declaraciones a este digital que lo que pretende es «coordinar» la labor de las dos personas (la de Rivamadrid, considerada ahora ‘auxiliar de centro’, y los conserjes) para dar un «impulso a las tareas de mantenimiento básicas». «No se modifican en absoluto las tareas de la ficha de trabajo, ni las condiciones de trabajo de los conserjes», asegura el edil, «sino que se reorganizan tareas para priorizar las labores de mantenimiento por parte de estos últimos», ya que algunas «no pueden ser hechas por una sola persona». De ahí, explica el edil, la creación progresiva de las «cuadrillas», cuya participación por parte de los conserjes se plantea inicialmente de forma «voluntaria», y la cobertura de algunas otras tareas de los conserjes por parte del auxiliar de centro durante su ausencia. «No es que esas tareas no se hicieran hasta ahora, pero para aquellas que no podían hacer solos había que avisar a la concejalía de Mantenimiento, que daba respuesta a estas necesidades cuando podía, con lo cual en ocasiones se acumulaban las tareas pendientes. Por escasez de recursos no podemos reforzar el personal de este departamento y hay tareas que se demoran más de lo deseable, por lo que esta medida servirá para dar respuesta a las necesidades de mantenimiento de los colegios de manera más ágil», afirma.

«Además, les estamos planteando una oportunidad de carrera profesional, ya que les formaremos en aquellas labores de mantenimiento básico que encajen dentro de sus funciones y que requieran conocimientos más especializados», añade Alfaro. La idea, según confirman fuentes municipales, es «abrirles la posibilidad de insertarles en la carrera profesional de mantenimiento mediante la formación y el reconocimiento de las labores que realizarán de manera más intensiva tras esta medida», un reconocimiento de funciones «extensivo al personal de Rivamadrid que asume nuevas tareas».

Además, Alfaro insiste en que se ha emprendido un proceso de diálogo con las direcciones de los centros, que se han manifestado de forma unánime en contra de estas medidas, para «escuchar sus aportaciones», así como con las AMPAS. El edil aseguró que la idea es comenzar con la reorganización «lo antes posible», aunque aún no hay una fecha establecida, y que las cuadrillas se implantarían de forma «progresiva y teniendo en cuenta las necesidades y peculiaridades de cada centro». Afirmó, además, que a finales de año se reuniría con las partes implicadas para «evaluar los resultados de esta nueva forma de funcionar e implementar cambios y mejoras si fuera necesario».

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