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OPINIÓN

Francisco Gallardo

Francisco Gallardo

Concejal del PP en el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid

Aún no me doy la vuelta si me citan como político y, la verdad, espero seguir sin dármela si por ese nombre se entiende lo que representan gran parte de los políticos y políticas que seguimos sufriendo en nuestra ciudad. Muchos de los ciudadanos sufren cierto desencanto ante nuestros políticos de primera fila, a nivel nacional, pero nuestros políticos de la izquierda en Rivas compiten directamente por ese hastío, desencanto y hartazgo generalizado. Debe ser muy suculenta la silla que se disputan. Tanto que, entre ellos, cada vez se producen más tensiones, más escisiones y guerras de poder que llevan al actual panorama electoral donde hay más de siete diferentes opciones de izquierdas en Rivas Vaciamadrid, los siete dándose codazos por ese pastel, en un espectáculo bochornoso.

Aquellos votantes que llevan impregnado en su ADN, por más que la dura realidad les muestre las carencias e irregularidades que vienen haciendo sus siglas en nuestro municipio, votar a la izquierda como credo, lo tienen complicado. Estimados votantes de izquierda, tienen ustedes todo un puzzle por resolver.

Recuerden que todos ellos, al final, pasadas las elecciones municipales del día 26 de mayo, intentarán convertir las lanzas en lazos, las disputas en puentes y los odios en acuerdos temporales para intentar nuevamente, pese a que ganase en nuestro municipio el Partido Popular de Rivas Vaciamadrid, de la mano de Janette Novo, que sigamos siendo gobernados por una pluralidad de partidos de izquierda que han agotado todo el crédito de nuestros vecinos y vecinas.

Y es que sonroja ver cómo un municipio que sigue creciendo y va camino de los cien mil habitantes, sus gobernantes, en no pocos casos, son los hijos e hijas de gobernantes que ya hemos tenido. Sorprende ver como un municipio que aspira a ser una gran ciudad y dar ese salto de barrio o ciudad dormitorio a una ciudad con propia idiosincrasia y suficiencia propia, sigue manipulada por unos pocos grupos de interés que monopolizan todas las acciones y/o actividades del municipio y que cuentan con la mayor parte de las subvenciones del Ayuntamiento. Sin contar cómo los presidentes, vocales o representantes de estos son hijos, hijas, sobrinos, sobrinas de quienes hace veinte años ya dirigían dichas asociaciones. Vamos, todo un ‘chiringuito’ con ayudas económicas o concesiones de otro tipo para que sigan impregnando de política manipuladora todo acto que se lleva a cabo en Rivas.

Curiosamente Rivas es toda una monarquía. Sí, sí, como lo escuchan. Tristemente nuestro municipio es un sistema de padres a hijos, un círculo de poder sin alternancia donde los grupos de presión vecinal se han extendido dirigidos por estómagos agradecidos que se transmiten de padres a hijos, es decir, todo un sistema monárquico dictatorial generado por los defensores de la república pero que expulsan a los ajenos, rechazan a aquellos que no comparten la ideología dictaminada desde la alcaldía, para seguir ostentando la corona republicana que nos han impuesto en nuestra ciudad. Una pequeña dictadura ideológica que intentan irradiar a todos quienes vivimos y/o trabajamos en Rivas.

Cuando uno participa de los actos, acciones y/o tejido asociativo de Rivas como motor del día a día de nuestro barrio, se impregna del olor a ‘tongo’ que reina nuestro municipio. Las cartas están marcadas y las heredadas generaciones de poder siguen al calor de la ayuda y la subvención para seguir apoyando los dictámenes de la izquierda gobernante generando una cultura que premia lo ideológicamente validado por la izquierda y se castiga o prohíbe los dictámenes que no vengan del comunismo más rancio. El hedor que se percibe genera hastío, cansancio y pena. Pena porque merecemos mucho más. Los ripenses somos merecedores de dar un salto, de que no sigamos atados a los miedos que los anteriormente descritos nos trasladen solo por seguir manteniendo su “chiringuito”. Triste porque hemos de conseguir acabar con la dictadura republicana donde sólo tienen protagonismo los suyos/suyas.

A poco más de un mes tenemos la oportunidad de cambiar. Es el momento de romper con nuestro voto esta dictadura, de decir no a los estómagos agradecidos, de decir basta a aquellos que han heredado de sus padres o madres el título de concejal, el título de gerente o el titulo de presidente de una asociación para garantizarse no ocupar las filas del paro. A poco más de treinta días de dejar ese estilo caciquil por un aire moderno, un aire con aspiraciones de que nos gobiernen los mejores y no los apellidos de que dejemos ser un barrio satélite de Madrid y ser Rivas; una ciudad con menos impuestos; una ciudad con la M50 como realidad y no como promesa; una ciudad donde se termine cerrando la incineradora; un lugar donde sus policías no se manifiesten contra su gobierno y donde no se eche la vista a un costado en los consumos de drogas de nuestros jóvenes; un lugar donde cada vez seamos más y más quienes trabajemos en nuestro propia ciudad sin la dependencia laboral de Madrid y que eso haya sido gracias al apoyo de los inversores y autónomos que tantas y tantas riquezas generan; un sitio donde los jóvenes o más desfavorecidos tengan ayudas reales a la vivienda y no que estas plazas estén ‘okupadas’, etcétera. A un mes de poder votar a lo que ya tenemos y hay que sanear tras más de 27 años gobernando o seguir votando a la miscelánea de la izquierda para que después se unan pese a sus odios y sigamos anclados en esta monarquía dictatorial republicana.

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