
Carnet de pensionista de Catalina San Martín López, alcaldesa de Rivas Vaciamadrid (Fuente: Julia Jiménez)
Catalina San Martín López fue la primera alcaldesa de Rivas Vaciamadrid, una de las primeras de España y la primera del país elegida democráticamente. Diario de Rivas ha buceado en archivos y ha hablado con la familia de la regidora para reconstruir la trayectoria de una de las figuras más reconocidas, pero menos conocidas de la ciudad.
Catalina San Martín nació en Lerma el 28 de julio de 1896. De familia de labradores acomodados, una de las pequeñas de ocho hermanos, fue la única que estudió de la familia. Vivaz, energética, fuerte, generosa, recta, religiosa (perdió la fe al fallecer su hijo pequeño), sin filtros y de carácter explosivo, según narran sus nietas; en los periódicos burgaleses de principios del siglo XX, era un nombre fijo entre las alumnas más brillantes de la provincia. En 1919, se sacó la oposición a maestra de las Escuelas nacionales en undécima posición.
Su primer destino docente fue en Fuentecén (Burgos) de manera interina, para luego ejercer en la escuela de Villanueva de los Caballeros (Valladolid), donde fue a tomar posesión de su plaza en tren y en burro. Se casó con Arturo Moreno, propietario por herencia familiar de una de las farmacias más antiguas de Madrid, la de la plaza de la Puerta Cerrada, que tenía actividad las 24 horas porque recibía los convoyes y autobuses que llegaban a la capital. Según su informe laboral, en abril de 1929 pidió una excedencia y viajó a la capital, donde crió a sus tres hijos. Ese mismo año, regresó al trabajo y se le asignó la plaza de Rivas Vaciamadrid en propiedad. Todos los días tomaba el tranvía y un autobús desde Madrid hasta el municipio para trabajar en el grupo escolar porque, como ella misma relató ante la Comisión de Magisterio del Ministerio de Educación, “la situación de la escuela y del pueblo no le permitían vivir en el lugar”.

Catalina San Martín López, alcaldesa de Rivas Vaciamadrid (Fuente: Pilar Moreno)
Desde el principio, se convirtió en una de las fuerzas vivas de Rivas Vaciamadrid. “Pensaba yo siempre en los muchos niños que se quedaban sin recibir educación, así religiosa como intelectual, por las grandes distancias que separaba a unos caseríos de otros y todos de la escuela, y en los peligros físicos y morales a que habían de exponerse los pocos que podían asistir”, continuaba San Martín. “Los estudiantes tenían que pasar por un río para ir a clase y muchos días llegaban a clase empapados. Sin pensárselo dos veces, se presentó en casa de la duquesa de Rivas y la convenció para que construyera un puente para que los niños no se mojaran”, explica su nieta Pilar Moreno a Diario de Rivas.
También presionó al presidente de la Diputación Provincial de Madrid, Rafael Salazar, para exigirle mejoras en la escuela el pueblo, pues se hallaba en el más completo abandono, consiguiendo la creación de una cantina para el centro. Según narraba el ya fallecido cronista de Rivas Vaciamadrid, Agustín Sánchez Millán, alumno de San Martín en el curso 1932-1933, a la catedrática Gloria Nielfa, para su libro ‘Mujeres en los Gobiernos locales’, la recordaba “como una mujer sencilla, afable y con trato excepcional, además de muy buena profesora. Los alumnos la respetábamos mucho y la teníamos mucha estima”.

Catalina San Martín López, alcaldesa de Rivas Vaciamadrid, en la esquina inferior derecha, junto a otras profesoras, en Valencia (Fuente: Pilar Moreno)
Una comisión gestora
Al igual que otras maestras, quizás una élite laboral e intelectual femenina en período republicano, mostró su potencialidad política a partir de 1933. Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, en la ‘dictablanda’ del almirante Juan Bautista Aznar, se realizaron en virtud de la ley electoral de 1907, en vez de por el Estatuto Municipal de 1924 (ignorando, de paso, el sufragio femenino reconocido en la dictadura en este tipo de comicios). Pudo hacerse de esta manera porque el Gobierno de Aznar restauró las garantías constitucionales de la carta magna de 1876. De tal forma, se recuperó el famoso artículo 29 de dicha normativa, que establecía que en los distritos donde se presentara solo un candidato o los mismos candidatos que puestos a cubrir, quedarían estos proclamados automáticamente. Es decir, era el mecanismo para permitir la continuidad del caciquismo en España. Esta situación generó una disfunción en la gestión de la Segunda República, pues se articulaba sobre una estructura municipal caciquil en esencia.
Para remediarlo, el ministro de Gobernación, Miguel Maura, aprobó el 8 de mayo de 1931 un decreto que, entre otros aspectos (reducía de 25 a 23 años la edad del voto, recuperaba el voto femenino y clerical, cambiaba los distritos electorales por circunscripciones provinciales para diluir el poder de los caciques e infería la existencia de, al menos, dos candidatos por plaza de diputado), modificaba dicha norma para bloquear esta disfunción y precipitó la promulgación de la Ley de 30 de diciembre de 1932. Este nuevo texto jurídico disolvía los ayuntamientos creados por el artículo 29 y establecía comisiones gestoras instando a la celebración de unas elecciones municipales anticipadas. Rivas Vaciamadrid fue uno de los ayuntamientos afectados, por lo que el alcalde –Benito Alhambra Rojas- y los concejales (siete en total), elegidos por los 127 votantes del pueblo, fueron cesados por orden ministerial y, a principios de 1933, según el propio relato de San Martín, se formó dicha gestora.
“Se nombraron tres candidatos, uno por parte de los obreros, otro por parte de la patronal –en realidad, la Ley establece literalmente un contribuyente- y un tercero por parte de los funcionarios, en este caso, la maestra del pueblo. En la primera votación, el obrero se votó a sí mismo, y Catalina y el patrón se votaron entre ellos. Hubo que repetir la votación y, en segunda vuelta, la eligieron los dos”, explicó a Diario de Rivas Elena Giménez, nieta de San Martín.
La primera ‘elegida’ democráticamente
Así, Catalina San Martín se convirtió en la primera alcaldesa de Rivas Vaciamadrid, con carácter accidental, ya que era la única funcionaria del municipio y por este motivo concurrió en la votación. Fue de las primeras de la república en España (la primera del período fue María Domínguez, alcaldesa de Gallur, y antes, en la dictadura, se eligió a Matilde Pérez Mollá en Quatretondeta en octubre de 1924, como primera regidora de la historia del país), pero su carácter verdaderamente revolucionario fue que, tras su gestión, fue elegida en las elecciones municipales de abril de 1933 y las volvió a ganar. Según la catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, Gloria Nielfa, y la doctora en Historia Contemporánea Rosario Ruiz, profesora en la Universidad Carlos III, la regidora ripense fue la primera alcaldesa ‘elegida’ democráticamente en España de la que se tenga constancia (María Domínguez fue nombrada a través de comisión gestora por orden del gobernador civil).

Clara Campoamor con las alcaldesas de Madrid en 1932. A la izquierda, mirando fuera de cámara, la tercera es Catalina San Martín, alcaldesa de Rivas Vaciamadrid (Fuente: Archivo General de la Administración)

Clara Campoamor y Catalina San Martín, con las directivas de la Unión Republicana Femenina en el grupo de cunas de Vaciamadrid con los bebés que amadrinaron (Fuente: Archivo Histórico de la Comunidad de Madrid)
Aunque su familia no le conoce militancia en ningún partido, es muy posible que fuera cercana al Partido Republicano Radical y a la Unión Republicana Femenina, por su amistad con Diego Martínez Barrio y su relación cordial con Clara Campoamor, aunque negó dichas cercanías cuando fue sometida a depuración. No parece casualidad que su candidatura a alcaldesa en las municipales recibiera el apoyo de los radicales republicanos, como contrapeso a los socialistas, ni que Campoamor hiciera un acto de presentación pública de su partido y un mítin el 30 de septiembre de 1933 en Vaciamadrid (la única referencia al respecto es una vaga secuencia de imágenes tomadas por el gran fotógrafo Alfonso Sánchez signadas como realizadas en ‘el grupo provincial de cunas de Vaciamadrid, primero de Madrid de estas características; este periódico ha buscado por los archivos y ha preguntado a los más ancianos del municipio sobre esta instalación y nadie tiene referencia alguna), donde donó, junto a sus compañeras, cinco cunas equipadas y amadrinó a varios niños.

El cementerio de Rivas Vaciamadrid, en 2020 (©Diario de Rivas)
Durante su mandato, el principal hito de gestión fue la construcción del nuevo cementerio de Rivas Vaciamadrid. Se construyó como adecuación del municipio a la legislación vigente. La Ley de 30 de enero de 1932 de cementerios, desarrollada en decreto de abril de 1933, que prohibía la inhumación en templos y criptas, obligaba a los municipios a contar con cementerio, secularizaba y municipalizaba el mismo, eliminaba la separación de enterramientos civiles y religiosos, y consentía la cremación de cadáveres. San Martín cesó como alcaldesa en octubre de 1933 y, en marzo de 1935, permutó su plaza de maestra por otra en Madrid, momento en que se desvinculó del municipio. También consiguió, según la vicepresidenta de la Unión Republicana Femenina, Consuelo Bergés, una fuente pública, una cantina escolar y casas baratas.
La depuración
La Guerra Civil le pilló en Sedano cuando estaba veraneando con su familia, entonces estaba dando clase en el Grupo Escolar Calvo Sotelo (antiguo Grupo Escolar 14 de Abril), en Madrid. Según consta en el informe de la Comisión Gestora de Depuración del Ministerio de Educación, consultado por este periódico, San Martín se presentó al comenzar la contienda ante la inspección educativa de Burgos para ponerse a disposición de la autoridad educativa y del Movimiento Nacional. Dos agentes falangistas la pararon en el pueblo y trataron de llevársela detenida (a otra maestra republicana en la zona la detuvieron y acabó fusilada y en una cuneta), pero su marido se negó a que subiera al coche patrulla. Consiguieron ir en taxi hasta Burgos y testificar ante el juez. Según el informe de los falangistas de Sedano “demostró siempre su entusiasmo por el marxismo y una ilusión grande en sus conversaciones profesionales por la pedagogía marxista, así como por toda la legislación roja relacionada con la enseñanza marxista y comunista”. La Guardia Civil de Burgos la declaró de “ideología izquierdista, propagandista de sus ideas. Se le tuvo que llamar la atención, ante las cosas que se sucedieron en esta localidad”.
Mediaron por ella el alcalde de Sedano, Antonio Peña Martínez, (“ha observado buena conducta en el aspecto moral como en el patriótico”, decía) y el párroco, Jerónimo Pérez Llorente (“ha procedido muy bien, observando buena conducta moral y religiosa”). Según continúa Moreno, también intervino en su favor el padre de Félix Rodríguez de la Fuente, notario en el pueblo y amigo de la familia. De tal forma, San Martín dejó de percibir haberes en julio de 1936 y fue destituida de su cargo en Madrid por el Gobierno republicano. La jefatura educativa de Burgos le ofreció trabajo en un pueblo retirado, pero no aceptó alegando que tenía a su hijo muy enfermo de escoliosis, y su marido quedó sin trabajo y tuvo que buscar empleo en la capital burgalesa hasta que pudo regresar a Madrid y tomar las riendas de su farmacia. Cuando las tropas franquistas tomaron Madrid, a pesar de que solicitó su reingreso, fue suspendida de empleo y sueldo hasta la resolución de su proceso de depuración.

Informe de la Comisión de Depuración contra Catalina San Martín, que fue alcaldesa de Rivas Vaciamadrid (foto: Diario de Rivas)
En dicho procedimiento, se indicó su relación con la política y su ejercicio profesional. El brigada-comandante del puesto de la Guardia Civil de Vaciamadrid y el primer alcalde de Rivas en el franquismo, Francisco Alcázar, declararon que Catalina San Martín “fue alcaldesa con los elementos izquierdistas y asistía en la Casa del Pueblo a cuantas reuniones se celebraban en la misma. Se sabe militaba en el Partido Radical Republicano –aspecto luego descartado por la FE-JONS- y presidió un mítin de propaganda que se dio para dicho partido en esta localidad, ignorándose si perteneció a alguna organización societaria o profesional”. A lo que la Dirección General de Seguridad, aportó en un informe que “siempre se manifestaba en plan izquierdista y esta era la labor que realizaba en la escuela”.
Sus compañeras de trabajo en el Grupo Escolar declararon su probidad y su participación en los oficios y usos religiosos. Antes al contrario, una de ellas manifestó que, “cuando quemaron la iglesia de San Luis de Madrid, se indignó sintiéndolo y condenando los procedimientos socialistas, llegando a decir que entre comunismo y fascismo, prefería esto último”, dijo una de ellas.
Enamorada de la educación
En su escrito de respuesta negó pertenecer a ningún partido, los actos que se le atribuían y hasta demostró no haber votado en las elecciones del Frente Popular. “Acepté la ayuda que el partido radical me ofrecía, dada la imperiosa necesidad de mejorar la situación en que, por las excepcionales condiciones de este municipio, compuesto de fincas aisladas y distantes de la escuela, hacían imposible la asistencia. En este estado de cosas, al ofrecerme su ayuda el partido radical, por mediación del entonces presidente de la Diputación provincial, señor Salazar Alonso, no pude por menos que aceptarla. Por esta causa fueron por allí personas de este partido y al mismo tiempo quisieron decir unas palabras que yo, por el cargo que ocupaba y circunstancias que concurrían, tuve que estar presente”.

Catalina San Martín López, alcaldesa de Rivas Vaciamadrid (Fuente: Pilar Moreno)
Con estos elementos de juicio, la Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de Depuración ordenó el 21 de junio de 1941 la inhabilitación de San Martín para desempeñar cargos directivos y de confianza en instituciones culturales y de enseñanza, estableciendo el tiempo sin actividad como castigo. El proceso de restitución se produjo de manera progresiva, recuperando inicialmente la mitad del salario y, posteriormente, la posibilidad de ejercer. De tal forma, recuperó su actividad ya cerca de los años 50, pronta a la jubilación. Durante ese tiempo de inactividad, gestionó el hogar tras la nueva farmacia familiar en la plaza de Herradores de Madrid. Entonces, pasó por distintos centros escolares madrileños, hasta que se jubiló a principios de los 60.
Catalina San Martín vivió hasta los 103 años y murió en una residencia de Tres Cantos en el año 2000. “Fue republicana hasta el último momento de su vida y una enamorada de la educación, en la que siempre defendió la necesidad de una formación igual para niños y niñas. Sobre Rivas, siempre lamentó que se hubieran quemado los archivos de la ciudad”, concluye Julia Giménez, nieta de la regidora.
Bibliografía:
- NIELFA, G. (Coord.). Mujeres en los gobiernos locales. Alcaldesas y concejalas en la España contemporánea’. Biblioteca Nueva. Universidad Complutense. Madrid. 2015.
- SÁNCHEZ, A. Crónicas de Rivas Vaciamadrid. Mi pueblo. Cuadernos del Sureste. Prima Littera. Rivas Vaciamadrid. 2009.
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No fue la primera en acceder al cargo, otra que lo hizo como consecuencia de unas elecciones democráticas fue Natividad Yarza Planas (1872-1960) que, en las celebradas el 14 de enero de 1934, encabezó, como independiente, la candidatura de Esquerra Republicana en la localidad de Bellprat (Barcelona).
Estimado José Manuel,
Como podrá leer en el reportaje, Catalina San Martín fue elegida en enero de 1933 y continuó en su puesto tras las elecciones del 23 de abril de 1933, hasta octubre de ese mismo año. Está cotejado con documentación en el Archivo General de la Administración (Educación, Caja 32, Expediente 7. Comisión Depuradora del Magisterio. Madrid Expediente. Madrid 5 de junio de 1941 instruido a la maestra Dª Catalina San Martín López de la Escuela José Calvo Sotelo en Madrid), el Centro Documental de la Memoria Histórica (DNSD-SECRETARÍA,FICHERO,61,S0084694) y lo confirman, el propio informe de San Martín ante la comisión depuradora franquista, el informe de Falange y el del Ministerio de Gobernación a tal efecto; el cronista de la villa de Rivas Vaciamadrid (‘Historia de Rivas Vaciamadrid. Mi pueblo’) y el libro de ocho doctoras en Historia (‘Mujeres en los gobiernos locales. Alcaldesas y concejales en la España contemporánea’), algunas de ellas catedráticas. Si consulta este último texto, podrá ver cómo la primera alcaldesa de España fue Matilde Pérez Mollá, según el Estatuto Municipal de 1924, en época dictatorial, en Quatretondeta, a las que siguieron muchas otras. La primera alcaldesa de la etapa democrática fue María Domínguez Renom, en Gallur (29 de julio de 1932), mediante comisión gestora y por orden del gobernador provincial. Le siguieron, en el mismo régimen, Mª Cruz Palomera, en Santa Cruz de Bezana (26 de enero de 1933, primer caso de un equipo de gobierno con mayoría femenina de España); Julia Mayoral, en Alange (26 de enero de 1933); Mª Magdalena López Díaz, en Pesoz (30 de enero de 1933); Felipa Torrens, en Marcilla (enero de 1933); Victoriana Fernández Calvo (enero de 1933) y Catalina San Martín López, en Rivas Vaciamadrid (enero de 1933). Esta fue la primera de la que se tiene constancia de que revalidó el puesto en comicios democráticos, con apoyo del Partido Republicano Radical, para que no lo tuviera el PSOE, hasta octubre de 1933.
Respecto a doña Natividad Yarzas, la catedrática Gloria Nielfa cita en dicha obra lo siguiente: «El Gobierno catalán no consideró oportuno aplicar en Cataluña la Ley de 30 de diciembre de 1932, que creaba las comisiones gestoras en los ayuntamientos en que había concejales elegidos por el artículo 29, y estableció sus propias reglas para la creación de dichas comisiones, que debían constituirse el 25 de mayo de 1933: los presidentes de las mismas serían nombrados por el Consejero de Gobernación, y los vocales lo serían a propuesta de los partidos políticos, en relación con el número de votos que hubieran obtenido en las elecciones del 20 de noviembre, incluyendo también la condición de que no hubieran ocupado cargos de designación gubernativa durante la dictadura, además de saber leer y escribir. Revisando los nombramientos para presidir comisiones gestoras hechos por el consejero de Gobernación, solo hemos encontrado una mujer, Natividad Yarza Planas, en el municipio barcelonés de Bellprat, en la comarca de l’Anoia, sin que aparezca nombrada ninguna vocal en los aproximadamente 500 municipios catalanes en los que había concejales designados en 1931 por el artículo 29. (…) Esa realidad autonómica dará lugar asimismo a la elaboración de una Ley municipal propia, de acuerdo a la cual se celebrarán elecciones municipales en todos los ayuntamientos catalanes el 14 de enero de 1934. Conviene recordar que estas elecciones se producen poco después de las legislativas celebradas en toda España en noviembre de 1933, que habían marcado un giro hacia el centro derecha en sus resultados. Sin embargo, en el panorama político catalán, ERC mantenía el gobierno de la Generalitat». Una mujer muy valiosa, firmante del manifiesto por el sufragio femenino, pero, según los datos de los que dispongo, no fue la primera.
Reciba un saludo cordial.
Enrique Villalba
Excelente artículo. Es importante conocer la historia para mejorar y no cometer los mismos errores.
Magnifica investigación!! Enhorabuena. A