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Jörgen (Paintball Kids), Isaac (Maui), Cecilia (Abracadabra), Ileana (Diverarea), Belén (El Planeta Imaginario) y Tamara (Paintball Kids)

Jörgen (Paintball Kids), Isaac (Maui), Cecilia (Abracadabra), Ileana (Diverarea), Belén (El Planeta Imaginario) y Tamara (Paintball Kids) ©Diario de Rivas

Para ellos no hay plan de desescalada. Los locales de ocio infantil, que se dedican a eventos para niños y niñas, continúan sin perspectivas de reapertura cien días después del comienzo del confinamiento por la Covid-19. Diario de Rivas ha hablado con varios emprendedores del sector en la ciudad, donde uno de ellos, Adaptaventura, ya ha echado el cierre, y los demás temen correr la misma suerte.

Las cancelaciones comenzaron a llegar en cadena desde la semana anterior al estado de alarma. Unos están parados desde el 8 de marzo, otros desde el 6… Lo que vino después, ya por obligación legal, han sido más de cien días de cese de total de la actividad. Ahora, con la mayoría de los sectores —entre ellos la hostelería o, a partir de julio, el ocio nocturno o los parques de atracciones— recuperando el pulso con la desescalada, las instalaciones de los parques de ocio infantil continúan silenciosas. «Estamos castigados. Fuimos los primeros en cerrar y seremos los últimos en abrir. Ni siquiera tenemos una fecha estimada de apertura. Y nos vamos a la ruina», resume Tamara, de Paintball Kids.

En su nave se han reunido este miércoles varios empresarios de otros locales de ocio infantil de la ciudad: Ileana, de Diverárea; Belén, de El Planeta Imaginario; Cecilia, de Abracadabra; Isaac, de Maui… «Y están igual, aunque no han podido venir, Rivas Skla, Topete o Mandarina Garden, entre otros», añaden. Este año, a diferencia de otros, no habrá campamentos en sus locales, «a pesar de que el Ayuntamiento de Rivas sí ha podido organizar los suyos». Al igual que el resto de locales de ocio infantil de la Comunidad —que se han organizado para protestar por su situación—, han perdido toda la facturación de su ‘temporada alta’, que va de febrero a junio. Algunos han tenido acceso a ayudas por cese de actividad, «pero se acaban ya, y seguiremos sin tener ingresos». Y los gastos siguen ahí: desde créditos hasta alquileres —con aplazamientos, moratorias o carencias negociadas, en el mejor de los casos, con cada propietario—, además de los despidos que han tenido que llevar a cabo al no poder pagar los sueldos y las inversiones necesarias para adoptar las medidas de seguridad frente a la Covid-19, «que son una pasta: además de la compra de material higiénico-sanitario, asumimos la desinfección de nuestras instalaciones. Muchos hemos retirado las bolas y otro tipo de material para reducir los riesgos al mínimo posible. Y estamos gastando dinero que no ingresamos«, añaden.

Algunos han intentado reorientar el negocio para poder acogerse a la normativa de terrazas, pero la normativa lo impide. «Si tenemos que estar cerrados, lo asumimos, pero entonces necesitamos ayudas», insisten, «y no las tenemos. Se ha acabado el estado de alarma, y somos prácticamente el único sector que continúa en esta situación, además por tiempo indefinido. Ni siquiera podemos dar reservas cuando nos llaman, porque no sabemos cuándo vamos a poder abrir», añaden. La Comunidad de Madrid, a consultas de este digital, indica que la normativa «sigue las instrucciones de la autoridad sanitaria, y en estos lugares es imposible que los niños y niñas mantengan la distancia de seguridad. El Gobierno regional está dispuesto a escuchar a todos los sectores y entiende sus dificultades, pero estamos en una situación excepcional y lo que prima ahora es la precaución».

«Como esto siga así, vamos a cerrar todos», insisten varios dueños de locales de ocio de Rivas. «Las medidas que se han adoptado hasta ahora no han sido suficientes. Necesitamos ayudas a corto plazo: los apoyos están llegando tarde, el tiempo pasa, el verano lo damos por perdido y ya no aguantamos más. No estamos ya luchando por nuestros negocios, estamos sobreviviendo a duras penas nosotros y nuestras familias», concluyen.

Cierra Adaptaventura

La situación ya se ha llevado por delante uno de los parques de ocio infantil más antiguos de la ciudad: Adaptaventura, que ya está desalojando la nave del polígono de Santa Ana donde celebra eventos infantiles desde hace ocho años. «Estoy desilusionado, triste, enfadado…», lamenta César, el dueño del negocio. «No podíamos seguir pagando el alquiler estando cerrados y ha coincidido el final del estado de alarma con el vencimiento del contrato de alquiler. Llevábamos varias semanas hechos polvo y, cuando ya nos llegó el burofax, vimos que era el fin». Para este emprendedor, «en este tipo de negocios no podemos abrir con aforo limitado, porque tenemos muchísimos gastos: o abrimos al 100%, o no podemos asumirlos. No veo futuro para el sector hasta que no se encuentre una vacuna. No nos contemplan en ningún sitio; no podemos abrir como una terraza, y la normativa no deja hueco para nosotros».

Por Adaptaventura pasaban cada semana unos 500 niños y niñas, acompañados por sus padres o sus abuelos. «Somos conscientes de la gravedad de la situación, pero no nos han dado ninguna alternativa, nada a lo que agarrarnos para poder seguir o reconvertirnos, y hay que seguir pagando impuestos. Solo nos queda que alguien levante la cabeza y vea que existimos y nos den alguna ayuda, o nos proteja la nueva ley concursal, porque los créditos ICO son pan para hoy y hambre para mañana». Ante esta situación, «cogí una hoja en blanco y todo eran contras. El único ‘pro’, la ilusión, pero está anulada por todos los contras. Este virus es una apisonadora y a nosotros nos ha aplastado… y aquí estoy, vaciando el parque. Al menos, nos vamos con el cariño de muchos clientes que estos días nos están mostrando su solidaridad», concluye César.

 

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