El objetivo, desacreditar al gobierno, al que se hartaron de llamar ‘ilegítimo’, ‘ocupa’, ‘ultraizquierdista’, ‘rupturísta de la unidad y valores patrios’, y que ‘nos llevarían a la ruina más absoluta a todos/as los españoles’… La verdad es que estamos en el mejor momento de los últimos años: en crecimiento, control de inflación, cifras de empleo, igualdad entre hombres y mujeres, derechos laborales, sociales, pensiones, posicionamiento en Europa y en el mundo…

Previsiblemente, en esta nueva legislatura se repetirá el Gobierno de coalición y amplio consenso de gobernabilidad. A pesar de todo lo anterior, PP y Vox seguirán pronosticando su ‘mantra agorero’ del apocalipsis.

¿Les importamos algo los ciudadanos/as? Solo en la medida que podamos ser carne de cañón para sus intereses: nos roban la Sanidad Pública para dársela a quienes les financian, y la Educación, y lo siguen intentando con el Sistema de Pensiones, etc. Nada les importamos. Nos dicen que la inflación se ataja subiendo los tipos de interés, aunque suponga hambre y penurias para los menos pudientes, pero el objetivo real son los beneficios multimillonarios para la banca, las eléctricas, los intermediarios. Récord de beneficios de estas empresas y otras muchas, más aún que en los momentos de la pandemia.

¿Le importan algo a Netanyahu, criminal de guerra, los miles de niños y muchos más adultos que mueren bajo los escombros de sus casas arrasadas por los bombardeos del ejército sionista? Absolutamente nada. Les cortan el agua, la electricidad, la entrada de alimentos o medicamentos…, para que los que no matan las bombas mueran de inanición o enfermedades. El único objetivo del sionismo es exterminar a todos los palestinos, para poder ocupar todo su territorio. Son muchas las coincidencias en las actuaciones de las ideologías de derecha y ultraderecha, muchas veces supremacistas, xenófobas con sus propios congéneres. Por eso intensifican la matanza que Israel está haciendo a la población civil palestina. Sin guerra, pero aquí les importamos lo mismo, nada…

En nuestro país, la derecha y ultraderecha ganó las elecciones autonómicas y locales y, en todos los territorios donde han podido hacerlo, constituyeron gobiernos mixtos o de apoyo mutuo. Dos fueron sus primeras medidas al llegar al poder: subirse sus emolumentos de manera grosera en muchos casos, y suprimir la mayoría de las políticas sociales, además de restringir la libertad de expresión (en festivales, representaciones teatrales, letras de canciones, conciertos, manifestaciones verbales u otras, que pudieran desagradar a las autoridades religiosas o transgredir la moral católica).

En la simbiosis derechas/religión, son muchas las consignas lanzadas por los dos partidos, quizás más por el segundo, Vox, y recogidas por el primero PP, referidas a los preceptos y normas de la Iglesia Católica: supresión o limitación del derecho al aborto; acoso de grupos fundamentalistas contra mujeres y profesionales en centros en los que se practican abortos; ocultar toda información sobre la Ley de Eutanasia, hasta negar este derecho en instituciones públicas; la familia tradicional en el centro de sus políticas sociales, negando cualquier otro modelo; censura parental y control de las familias sobre la educación sexual; imposición del sometimiento de la mujer con respecto al hombre y negación de la violencia de género; oposición radical  a la autodeterminación de género; confrontación abierta contra la comunidad LGTBi, hasta incluso impedir la exhibición de banderas de este colectivo; eliminación de los ‘puntos violeta’; restricción o supresión de las partidas de fondos públicos destinadas a toda dimensión educativa, sanitaria o cultural; etc.

Las comunidades cuyos gobiernos han sido ocupados por el tándem PP/Vox están aplicando todo tipo de recortes en materia educativa, volcándose en el apoyo a la escuela concertada (Ayuso, nada más ganar las elecciones anunció una subida del 15% en el presupuesto de la educación concertada, ya de por sí bastante engordada). Otras medidas están siendo la reducción de las plazas públicas de infantil de 0 a 3 años, la supresión del carácter universal de los comedores escolares, las coacciones sobre el exceso de profesorado, el transporte escolar gratuito para el alumnado de la concertada y nuevos conciertos con entidades privadas. Asumiendo la falta de miles de plazas en Formación Profesional, numerosos colegios públicos pendientes de construir, el deterioro premeditado de la Sanidad Pública, el deficiente funcionamiento de Hospitales y Ambulatorios, la falta de Servicios de Urgencias, los retrasos de años en la construcción de Centros de Atención Primaria (los de Rivas completamente saturados y con un retraso de diez años en la construcción de uno nuevo), etc.

La derecha y ultraderecha, donde gobiernan, ya han acabado o pretenden acabar con las consejerías y/o concejalías, así como con todo tipo de organismos encargados de velar por los derechos sociales, culturales, sanitarios, de género, medioambientales, apoyo asociativo, cooperación internacional, etc.

Otro capítulo es el ‘negacionismo medioambiental’, con una apuesta irracional de desprotección del medio ambiente, desregulación de la pesca protegida, promover los desarrollos turísticos o residenciales, en detrimento de los consumos de agua, desafiando las normas comunitarias en estas materias ya reguladas… Reducen las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), se oponen o levantan los carriles bici… Niegan de manera insensata el ‘cambio climático’.

La xenofobia y persecución de los migrantes es otra característica: impiden su llegada a nuestras costas (mejor dejarlos que mueran en el mar), fuerzan su devolución a los lugares de origen, se les trata como delincuentes o se les encierra en guetos como animales. No así a los inmigrantes venezolanos, colombianos u otros que entran por los aeropuertos y vienen cargados de dinero.

Y los partidos de derecha y ultraderecha no solo se oponen al uso de las lenguas cooficiales en el Parlamento, sino que llegan al extremo (en algunas comunidades) de prohibir el uso de las lenguas propias en representaciones culturales y otros actos públicos.

Los diputados del PP/Vox utilizan los parlamentos autonómicos como muro de contención de las políticas aprobadas por el Gobierno central, así lo hicieron antes y lo hacen ahora. En aquellos lugares en los que están en la oposición, les sirve, además, para desprestigiar ante su electorado la posición del Gobierno de turno.

De igual forma, el PP ha tenido secuestrado el Constitucional y también el Tribunal Supremo durante los últimos cinco años en que su mandato estaba caducado, por dos razones: todas las leyes que no conseguían ‘tumbar’ en el Congreso de los Diputados inmediatamente eran recurridas para así retrasarlas en los tribunales (hasta diez años la Ley del Aborto’, por ejemplo); la otra razón es que, una vez el Supremo sea renovado, tiene que dar curso a un montón de juicios que están paralizados, sobre las múltiples corrupciones del partido del señor Feijóo. De una manera y de otra los partidos de derechas han pretendido constituir un ‘gobierno paralelo’ desde la tribuna de los jueces. ¡Por mucho que nos cuenten, la justicia no es imparcial!

En Rivas, que hasta ahora habíamos gozado de bastante estabilidad y respeto en la lícita confrontación política, parece, que desde la victoria del PP en las municipales, su talante constructivo y conciliador ha cambiado. Primero fue la batalla contra los nuevos carriles bici, con poco acierto por parte de Gobierno local, sobre todo pedagógico, el tono de la oposición empezó a cambiar. Que el tráfico rodado en las ciudades tiene que reducirse, poca gente se atreve a cuestionarlo. Y que debe ser sustituido por vehículos no contaminantes, también es un hecho. Esto que debería haber sido responsablemente acogido por los ciudadanos pese a sus muchas molestias, enseguida fue alimentado por la derecha, como arma arrojadiza contra el Gobierno local.

Por la otra parte, varios colectivos, muy numerosos de vecinos y vecinas, luchan justamente defendiendo sus derechos a una Sanidad Pública digna, así como por la Educación en el mismo sentido. También hay otros colectivos cuyas actividades se centran en la defensa o mejora de problemáticas singulares, otros de recreo, ocio, habilidades físicas y equilibrio psicológico, etc. Rivas siempre se ha caracterizado en movimientos de participación ciudadana con un índice muy alto de actividad o activismo.

En consonancia con la línea argumental de todo lo anterior, parece que a los partidos de derecha y ultraderecha estos colectivos no les gustan y son ya varias las ocasiones en que están utilizándoles como ‘elementos de confrontación’ contra el Gobierno municipal, cuestionando sus actuaciones, vías de financiación, declaraciones públicas, apoyos desde las instituciones, etc.

En todo este espacio se produce el desencuentro: los colectivos culturales, sociales, reivindicativos…, piden respeto a su trabajo, a las personas que los representan, etc. Y los partidos de derechas, continúan con las mismas críticas y, si cabe, ‘echando más leña al fuego’, declaraciones e insultos del tipo “estómagos agradecidos, voceros, palmeros, ultraizquierdistas, y ahora papirofléxicos…”.

Recuperemos el respeto, queremos ciudadanos comprometidos y participativos y una ciudad amable y en convivencia. Así nos hicimos mayores y así deberíamos propiciárselo a los que nos siguen…