Este sábado se cumplen 90 años de la visita que la diputada Clara Campoamor, con miembros del partido de Unión Republicana Femenina, realizó a Vaciamadrid para donar cunas a los niños vulnerables del municipio. Este acto propagandístico, que puso en el mapa Vaciamadrid como espacio político en la Segunda República Española, provocó, junto a otras acciones, la depuración de la entonces alcaldesa de Vaciamadrid, Catalina San Martín, por las autoridades franquistas en la posguerra.

La relación de la Unión Republicana Femenina con Rivas Vaciamadrid había comenzado desde meses antes del acto de las cunas. Catalina San Martín se había convertido, tal y como relató este periódico, en alcaldesa accidental de la comisión gestora del pueblo en enero de 1933, con el apoyo del voto patronal, ya que era la única funcionaria que ejercía en el municipio, a raíz de la Ley de 30 de diciembre de 1932. Esta norma disolvió los ayuntamientos creados tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 en los que se había aplicado el artículo 29 de la Ley electoral de 1907 (establecía que en los distritos donde se presentara solo un candidato, o los mismos candidatos que puestos a cubrir, quedarían estos proclamados automáticamente), que facilitaba la pervivencia del caciquismo.

Como narraba la familia de la exalcaldesa a este diario, San Martín tenía buena relación con Diego Martínez Barrio y con Clara Campoamor, aunque no se le conoció afiliación alguna a ningún partido. No obstante, en marzo de 1933, participó en un acto de homenaje de la Unión Republicana Femenina a las alcaldesas republicanas españolas. En dicho evento, no tomó la palabra.

En los comicios municipales del mes de abril de 1933, San Martín revalidó su puesto como primera edil del municipio, siendo la primera mujer española de la que se tiene constancia que fuera elegida democráticamente. Tuvo el apoyo de la Unión Republicana Femenina y de los socialistas, por lo que consiguió, a juicio de testigos “una victoria aplastante”. Durante las elecciones, en el pueblo, el partido de Campoamor realizó un acto de campaña para secundar a San Martín, tal y como confirmaron dos miembros de esta entidad política, Gloria Gutiérrez y Carmen Azcano, en los periódicos, el 3 de junio de 1933.

El 30 de septiembre de ese mismo año, se produjo el acto de donación de cunas, al que acudieron en camioneta Campoamor y las políticas y simpatizantes de la Unión desde Madrid. Durante su visita a Vaciamadrid, amadrinaron a varios menores, en un proyecto que denominaron ‘primer grupo provincial de cunas’, tal y como se bautizó en la imagen que atestiguó dicho acto, realizada por el afamado fotógrafo Alfonso. De este modo, quisieron demostrar su apoyo a la gestión que se realizaba en uno de los principales bastiones políticos donde gobernaban.

Según explicaba en octubre de 1933, poco antes del abandono del cargo por parte de San Martín, la vicepresidenta de la Unión Republicana Femenina, Consuelo Bergés, la gestión de esta regidora, con el apoyo de la coalición radical y socialista, supuso que se llevaran adelante mejoras considerables como la cantina escolar, la construcción de una fuente pública, la donación de unas cunas para recién nacidos y la edificación de casas baratas. “En fin, vida de personas, a cambio de existencia de puercos, que es como antes vivía bajo la férula de los caciques agrarios. Y eso se ha conseguido gracias a nosotras y en virtud de la habilidad de incluir en la lista de candidatura un nombre de mujer, que es el mejor aliciente para encauzar el voto femenino”.

Los actos con Campoamor y los radicales, incluida la propaganda derivada de la donación de cunas, y su gestión como alcaldesa, se consideraron pruebas en el juicio al que Catalina San Martín fue sometida por parte de la Comisión Gestora de Depuración del Ministerio de Educación, donde fue acusada de izquierdista. Fue condenada a inhabilitación como maestra desde que comenzó la Guerra Civil hasta la sentencia, fechada en julio de 1941, a pesar de que defendió que aceptó la ayuda de las radicales para mejorar la excepcional y penosa situación del municipio. Tras ese juicio, San Martín recuperó su actividad como maestra, jubilándose a principios de los años 60.