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OPINIÓN

Bernardo González

Bernardo González

Portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid

En estos tiempos de confrontación conviene recordar por qué Ciudadanos llegó al panorama político de nuestro país. Nosotros nacimos fruto del desencanto general con las estrategias políticas del bipartidismo. Una teoría en la que la política se convierte en un mero partido de tenis, basado en lanzar acusaciones al otro —como si fuera la bola— y esperando provechar tu turno de la forma más eficiente para resolver los ataques con buenos reveses.

Nuestro objetivo principal era y es renovar las instituciones para hacerlas accesibles y terminar con esa estrategia de confrontación que ha llevado a nuestro país a una situación política irrespirable. Nosotros somos vecinos de a pie, personas normales que en un momento excepcional decidieron dar un paso adelante para cambiar nuestro país. Una nación que ha sufrido ataques que hace años serían impensables.

La realidad es que mantenerse en el centro y favorecer con responsabilidad el buen gobierno de ayuntamientos, comunidades y la propia nación es algo por lo que deberíamos trabajar en los distintos ámbitos; pero les confieso que se convierte en un verdadero reto cuando descubres que es un objetivo en el que estamos solos.

Por eso, en esta legislatura, hemos apoyado el Pacto de Ciudad contra el coronavirus, hemos hecho decenas de aportaciones a los presupuestos, hemos luchado por la llegada del contenedor marrón y logrado que muchas de nuestras iniciativas sean apoyadas por otros grupos, del mismo modo que nosotros apoyamos las suyas cuando nos parecen que son buenas para Rivas.

Nosotros no creemos que los colores políticos formen un espacio estanco que te impida escuchar. Creemos que es necesario entender lo que propone el otro para evaluar si es bueno para el vecino. En ocasiones, hay que dejar a un lado las ideologías para luchar por esas personas que nos contrataron en las últimas elecciones, los vecinos. Porque ellos no nos eligieron para que nos convirtiéramos en los protagonistas de un circo romano. Ellos son nuestros jefes y nos votaron para que lucháramos por una nación, una comunidad o una localidad mejor que el día que llegamos.

El resto de componentes de este tablero creen estar en una partida de ajedrez, donde la estrategia es lo primero. Se dedican a favorecer los extremos con una firme convicción: cuanto más crezca el uno, más lo hará el otro. Se dedican a insultar al de enfrente, a engañar, a trampear.

En Rivas vivimos una situación constante que va en esta misma dirección. El alcalde y su séquito de partidos ‘lapa’ han decidido que la confrontación con la Comunidad de Madrid es su principal objetivo y su única herramienta política. Cualquier cosa negativa que ocurre en el municipio es culpa de la mala gestión de Sol.
Es cierto que Rivas tiene carencias, en muchos casos producidas por un crecimiento exponencial y desmedido favorecido por los partidos que están en el Gobierno de este Ayuntamiento. Son de izquierdas, pero les gusta el dinero y los impuestos. No tardaron en darse cuenta de que cada vez que se construía una zona recibían dinero por parte de los contribuyentes que convertían a este consistorio en más rico, y parece que se han tornado adictos a esta fuente de ingresos.

Evidentemente, hay que reforzar determinados servicios en Rivas, pero es indispensable reflexionar cómo hemos llegado a esta situación. No hace falta más que pasearse por los Montecillos para ver cómo en Rivas se están construyendo verdaderas colmenas de pisos que son la antítesis de un urbanismo sostenible. En concreto, esa zona se ha convertido en una ratonera que necesitará soluciones de equipamientos que no se han concretado porque la prioridad era otra: recibir más y más dinero mediante el IBI.

Hay que abandonar las contradicciones, dejar atrás los enfrentamientos y caminar hacia una solución dialogada, sobre todo ahora, que nos encontramos una pandemia de consecuencias insospechadas. Ahora más que nunca hay que trabajar todos juntos.

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