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OPINIÓN

Lucía Causo

Lucía Causo

Rivas Puede

Han pasado más de 15 días desde la declaración del estado de alarma y en estos días tan duros Rivas Puede quiere en primer lugar agradecer el impresionante trabajo del equipo de profesionales de la sanidad pública. Tampoco podemos olvidar a las personas que se ocupan de los servicios esenciales, a las que hacen que no nos falte la comida, al personal de los supermercados y pequeño comercio, a los profesionales que mantienen limpias nuestras calles y recogen los residuos, a las trabajadoras y trabajadores autónomos, a las que no tienen más remedio que trabajar y a toda la colectividad de profesionales que no mencionamos y nos cuidan con su esfuerzo extraordinario. 

A la Guardia Civil, la Policía Local, a Protección Civil y al voluntariado que hace posible que las iniciativas solidarias cubran las necesidades. A todas esas personas que anónimamente, sin ningún afán de protagonismo, están donando material sanitario y otros productos tan necesarios en estos momentos. Y cómo no, a la ciudadanía de Rivas que en su inmensa mayoría cumple con las instrucciones de las autoridades con actitud de cooperación.

Desde el plano político, hay cuestiones y decisiones que se podrían denunciar y criticar, pero ahora hemos de centrarnos en cuidar y ser cuidados, y en proteger especialmente a nuestros mayores, a familiares y amigos con solidaridad. Esta pandemia, además de generar una crisis sanitaria, también tiene muchas aristas económicas y sociales, pero sobre todo ha puesto de relieve la obligación de reforzar y recuperar plenamente la sanidad pública y universal, que se ha deteriorado notablemente en nuestro país en los últimos años, y la importancia de la inversión en ciencia e investigación , eternamente olvidadas y que son el único camino para salvar vidas y evitar pandemias futuras.

A falta de certezas y certidumbres, en mi diminuta esfera individual el coronavirus y su crueldad me está enseñando a valorar lo privilegiada que era nuestra forma de vivir hasta hace apenas un mes, porque cuando el futuro cercano aparece más desdibujado que nunca, este inédito y frágil presente que vivimos guarda cierta similitud con el que en 1941 describía Stefan Zweig en ‘El mundo de ayer’, con estas palabras: «Desde el abismo de horror en que hoy, medio ciegos, avanzamos a tientas con el alma turbada y rota, sigo mirando aún hacia arriba en busca de las viejas constelaciones que brillaban sobre mi infancia y me consuelo, con la confianza heredada, pensando que un día esta recaída aparecerá como un mero intervalo en el ritmo eterno del progreso incesante».

En 2020, ese progreso incesante se traduce en la posibilidad de ver y oír cada día a nuestros familiares aunque están lejos, en las herramientas que nos hacen la vida más llevadera en estas circunstancias, y en la confianza de que el avance de la ciencia nos dará pronto una solución para seguir mirando hacia arriba como lo hacíamos hasta hace muy poco.

Por último, mandamos un sincero y especial abrazo a la ciudadanía ripense que lo está sufriendo en primera persona, a las personas mayores vulnerables del municipio y a quienes habéis perdido a algún familiar: os transmitimos fuerza para que lo afrontéis de la mejor manera posible.

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