OPINIÓN
Antonio de la Peña
Doctor en Ciencias Biológicas, licenciado en Ciencias Geológicas y diplomado en Medio Ambiente
He leído, en Diario de Rivas, la intención de este ayuntamiento de impulsar el retorno de envases. Se trata de una muy buena noticia que, en forma de declaración institucional, ha sido aprobada por el Pleno de la corporación municipal el pasado 17 de diciembre de 2020. Todo ello enmarcado en la propuesta “R” de economía circular de Rivas.
El SDDR es el acrónimo de Sistema de depósito, devolución y retorno. El primero de los tres conceptos es puramente económico. Significa “que hay un valor económico asociado a cada envase, un incentivo para que ese envase vuelva a la cadena de producción en las mejores condiciones para su reciclado y que esa cantidad no es un impuesto o un coste extra, sino un adelanto”. Economía circular es negocio.
Es una buena noticia por varios motivos. Primero por el apoyo, sin fisuras, de todo el arco ideológico municipal. Esto significa que pueden llegar a acuerdos cuando el bien común se prioriza. Podemos y Vox, al menos en el negocio del retorno de envases, se entienden. Si cooperan en un tema, a mi juicio importante, tengo la esperanza que se entiendan en otros. También refleja una concienciación creciente por el cuidado y preservación del medio ambiente de todas las formaciones políticas. Establece un clima de diálogo y distensión en tiempos tan duros pandémicos. Por último, creo en la economía circular como modelo de negocio y de optimización de recursos.
Pero, además, he leído en otros medios de información que esta declaración institucional es un triunfo de una esta ideología frente a sus adversarios políticos. Esa lectura es menos romántica, me ha gustado menos. Entre otros motivos, a mi juicio, por no entender que una declaración institucional ya no es de nadie, de partido alguno. Es de todos. No existen vencedores ni vencidos. Ganamos todos.
TOMRA es una empresa noruega involucrada, entre otros proyectos, en el negocio del reciclaje en modo de retorno de envases. Como es empresa, trata de hacer negocio, e intenta vender sus productos y servicios. Para ello emplea todas aquellas herramientas legales que le permite una economía liberal. Entre esas herramientas está la generación de grupos de presión que tratan de influir en la sociedad. Su misión es señalar la bondad de sus productos, procesos y/o servicios. Utiliza lo que vulgarmente conocemos como ‘lobbies’.
Determinados medios de información documentan la acción que un ‘lobby’ está ejerciendo en España con el negocio del reciclaje y retorno de envases. Estas afirmaciones, no desmentidas y documentadas, señalan que TOMRA, a través de un entramado de empresas ha “inyectado un total de 2,7 millones euros” a varias y conocidas ONG ecologistas próximas a un grupo político. El objeto es poner en valor su sistema de reciclaje: SDDR. No cualquiera, ni un genérico retorno de envases. El suyo. Según esta misma fuente, insisto, no desmentida, vincula el pago legal de cuantiosas e importantes cantidades a asociaciones ecologistas, cuyos expresidentes son ahora diputados. Podemos concluir que, según estas fuentes, el ‘lobby’ actúa eficazmente convenciendo razonadamente, y de forma exquisitamente legal, a ONG y cargos públicos.
Otro dato cierto es que semejante declaración institucional ha sido tramitada en ayuntamientos de varias localidades a propuesta de esa determinada ideología: San Javier, Salamanca, Alcobendas, Torrejón de Ardoz, Rivas Vaciamadrid. Todo ello enmarcado y auspiciando la bondad del modelo de economía circular y del SDDR.
Un tercer dato cierto es que el sistema relacionado con la sostenibilidad y medio ambiente, de una empresa privada, vuelve a ser objeto de aprobación en pleno para uso en el sector público y privado en Rivas Vaciamadrid. No es la primera vez. En 2010 fue aprobado algo similar en una ordenanza de sostenibilidad y medioambiental. El asunto llegó al BOCAM con KNX® (BCOM, 24 de noviembre de 2010; pp. 371). Sí, leen bien, marca registrada. En este caso se trataba de domótica y medio ambiente. Es evidente que tuvo que ser retirada. Ningún organismo de la administración puede, ni debe, obligar a instalar en tu casa un determinado sistema domótico cuando lo decides.
Recientemente hemos leído, también en Diario de Rivas, que el gobierno local estudia municipalizar la gestión de residuos de ropa, envases y cartón. Como señala la información, existen tres convenios al efecto con Humana, Ecovidrio y Ecoembes.
Conveniar es alcanzar un acuerdo entre dos partes. El convenio es una manera amable de establecer un pacto para la administración. Se maneja el lenguaje y edulcora el negocio. Conveniar, también en economía circular, es una declaración de voluntades por las partes, entre otras cuestiones y fundamentalmente, a aspectos eminentemente económicos. Tiene la evidente ventaja de que se libra de los requisitos y controles de la Ley 9/2017, de Contratación del sector público. Parece que se abandona el mercantilismo en ‘pro’ de lo verde. El consistorio tiene como objetivo finalizar con esos convenios, y actuar directamente sobre el residuo como recurso. De nuevo el residuo como negocio, y la economía circular como ‘corpus’ económico de acción.
El ejemplo de actuación de negocio que hemos analizado en este artículo es de libro: empresa + lobby + política → negocio. Además, siguiendo Malthus y Darwin, en la selección ‘del más apto’ por los recursos, el competidor debe ser aniquilado. El cazador no puede permitir la presencia en su territorio de otro depredador. Tiene que expulsarlo, se ve en esa necesidad o escasearán los recursos para ambos. Pura ‘selección natural’ del ámbito económico.
Ser cazador en un ecosistema social-económico es muy complicado. No hay recursos para todos. El océano está esquilmado. Los modelos económicos y naturales tienen perfectamente definido este proceso. La ideología que trata de abandonar el sistema económico liberal, y que propuso la declaración institucional, ha actuado como un auténtico cazador para el recurso del ‘retorno de envase’. Es lícito y ganamos todos. Me alegro. Pero es evidente que le cazador ha sido cazado por el sistema que trata de modificar. El medio natural, actuando a través de la selección natural, es cruel. El ‘medio económico’, aunque este sea de carácter circular, no lo es menos.
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