Hospital del Sureste (Fuente: Comunidad de Madrid)

El Hospital del Sureste cumplió 10 años el pasado 28 de febrero con planes de ampliación y una visión muy clara de su personalidad: ser un centro sanitario de atención cercana e inmediata, que evoluciona siguiendo el paso de la población de la zona. Diario de Rivas repasa esta década de trabajo del que es el centro de actividad más grande de la comarca.

La última semana de noviembre de 2007 hacía mucho frío en la región. Dentro de un edificio casi vacío, en lo alto de una loma algo apartada del centro de Arganda, un pequeño equipo de especialistas sanitarios, al calor de las estufas que habían traído de sus casas, pues entonces no había en el inmueble ni calefacción, ni agua; planeaba el que iba a ser el centro sanitario de referencia de la comarca del Sureste. En los meses anteriores, al igual que lo habría en los siguientes, las críticas políticas al que sería el nuevo hospital habían sido constantes. Sobre todo, desde Rivas Vaciamadrid, que había ofrecido una parcela en uno de sus futuros desarrollos urbanos para acogerlo pero que, según cuentan, se quedó sin él por una decisión de última hora del Gobierno regional. La causa oficial de las críticas era su sistema de gestión. Como otros muchos hospitales prometidos por la entonces presidenta regional Esperanza Aguirre, este tenía gestión sanitaria pública, a través de una empresa creada a tal efecto por la Comunidad, aunque los servicios no sanitarios y el edificio correspondían a una adjudicataria privada, que es retribuida por ello por la administración regional.

«El hospital contaba con toda la dotación pero se necesitaba el personal y la planificación estratégica. Hubo que preparar en cuatro meses lo que se había hecho en Fuenlabrada y Alcorcón en año y medio«, comenta Jesús Martínez Salazar, jefe de Otorrinolaringología del hospital y uno de los fundadores del mismo. El 28 de febrero de 2008, se produjo la apertura de puertas. Un nuevo centro sanitario para las 21 poblaciones de la comarca, muy distintas entre sí (cuenta con dos ciudades, y numerosos pueblos y ciudades pequeñas) que, hasta entonces, habían tenido que desplazarse hasta el hospital Gregorio Marañón. Al implantarlo ya se previó que la potencialidad de la zona requeriría en pocos años (para la velocidad de desarrollo de un hospital) una ampliación.

Aunque todavía muchos vecinos iban a sus antiguos hospitales, pronto la población comenzó a llegar y se mostró «muy agradecida» por la construcción del nuevo centro, apostilla Martínez. Desde el principio, se dejó claro que no sería un gran contenedor sanitario con especialidades muy concretas. «Era y será un hospital periférico con la suficiencia de los centros de atención inmediata y cotidiana. No viene al caso pretender un gran espacio hospitalario dotado con todos los elementos que tienen otros centros porque se tiende a la concentración de los servicios para mejorar la atención de las especialidades más profundas y el mejor uso de los profesionales y los recursos«, concreta Carlos Sangregorio, gerente del Hospital del Sureste. No obstante, el centro consiguió forjarse su personalidad en poco tiempo: «No hemos hecho ciencia ficción sanitaria. Nos hemos adaptado a la evolución de nuestro entorno y sus necesidades. Nuestras unidades no han evolucionado hacia conceptos teóricos, sino muy prácticos, adaptándonos a las necesidades de la población. Caminamos al unísono con ella, sin acostumbrarla a unos hábitos médicos, sino adecuándonos nosotros a ellos», continúa el gerente.

El hospital es la empresa más importante de toda la comarca por la cualificación de sus empleados, su impacto social y económico, y su capacidad de vertebración territorial. Casi 800 trabajadores que atienden a una población flotante que en solo diez años ha alcanzado los casi 200.000 pacientes y para el que el futuro, según las previsiones, augura mayores responsabilidades demográficas. Desde su creación, ha atendido a 967.024 pacientes, ha tenido 69.135 ingresos, 709.143 urgencias y 9.546 nacimientos. Ha realizado 59.230 intervenciones quirúrgicas, 1.832.664 consultas médicas, 1.644.955 pruebas diagnósticas y 63.162 sesiones de hospital de día. De estos datos, la ciudad de Rivas Vaciamadrid tiene un peso determinante, pues representa más del 40 por ciento de la población y de las actuaciones que realiza el hospital. En este tiempo, el hospital ha atendido varias crisis sanitarias con éxito, como el incendio de mayo de 2017 en el polígono industrial de Arganda, la gran nevada de 2010, las tres ediciones de Rock in Rio y hasta un caso sospechoso de ébola en el hospital durante la crisis de esta enfermedad en 2014.

En los últimos tres años, tres acciones han puesto las bases de una nueva forma de trabajar. Por un lado, un convenio suscrito entre la Comunidad de Madrid y la Universidad Francisco de Vitoria ha permitido que el hospital se convierta en universitario. Estudiantes de medicina, enfermería y otros profesionales sanitarios han transformado el centro en un espacio de investigación y docencia, sin descuidar el aspecto asistencial. «Esta forma de trabajar es más estimulante y enriquecedora porque obliga a una renovación constante», asevera Martínez. En segundo término, en junio de 2017, la gestión sanitaria del hospital pasó de una empresa pública a la gestión directa del Servicio Madrileño de Salud, lo que ha clarificado enormemente la apuesta pública del centro, independientemente de que las áreas no sanitarias siguen siendo gestionadas por la adjudicataria que se encargó de la construcción del complejo.

La última decisión determinante para fijar el nuevo rumbo del hospital se produjo el 27 de febrero de 2018, cuando el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid aprobó la ampliación del hospital. Esta ampliación era una demanda general de la creciente población de la comarca y ya se había previsto dicha operación en 2007 para 2017 o 2018, por lo que se había reservado un espacio en el edificio a tal efecto. En este sentido, la dirección del hospital planteó esta necesidad a la Consejería de Sanidad en 2016, aunque con unos presupuestos bien distintos a los planteados en la apertura del hospital. «Además de un aumento en el número de camas y de profesionales, hemos planteado una ampliación en las urgencias porque han crecido las poblaciones. Especialmente, en Rivas. Necesitamos desagregar las urgencias infantil y de adultos. Otra necesidad sobrevenida ha sido ampliar el hospital de día. El área obstétrica quirúrgica también necesitaba ampliación pero no como se pensaba en 2007«, explica Sangregorio. Así, el plan ha sido aceptado formalmente y existe orden para que se ejecute cuanto antes, cuenta con un presupuesto básico y está a la espera de un proyecto arquitectónico. Los planes del Ejecutivo regional es que los trabajos se realicen en unos plazos realistas y sin que el hospital deje de funcionar. «La ventaja para acometer este proyecto es que no necesita un edificio anexo porque hay espacios reservados para ello en el inmueble existente», agrega el gerente.

Mientras tanto, por este décimo aniversario, el hospital se ha echado a la carretera para que la gente lo conozca mejor. Durante los próximos meses, la ‘caravana del Sureste’, formada por el equipo directivo del centro y algunos de sus técnicos, irá población por población explicando qué es y qué hace el centro que vela por la salud de la comarca del Sureste.

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